Algo de Manuela
La bailaora Manuela Carrasco y el cantaor Jes¨²s M¨¦ndez dejan su calidad en el Cante de las Minas
Manuela Carrasco es una bailaora "tr¨¢gica". No s¨®lo por su baile, racial y de una fuerza ensimismada, sino porque no es del todo due?a de las emociones que el baile jondo suele poner en fuga. Frente a la danza cl¨¢sica, que pretende olvidarse del cuerpo, o al menos presentarlo sublimado como si no existiera, elevarlo en una voluntad espiritual, frente a ello, el baile flamenco comparece como una vindicaci¨®n del cuerpo, como una presencia incontestable.
La bailaora sevillana, que anoche pas¨® por el escenario del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Uni¨®n, no siempre parece controlar la fuerza innata de esa corporeidad en danza, sus golpes de tac¨®n sobre la madera, su furia tel¨²rica. Carrasco lo explica apelando a la improvisaci¨®n, a lo que "siente" en cada momento, aunque esta idea muchas veces se da entre los artistas flamencos como una ret¨®rica justificativa de otras carencias. En el caso de Carrasco hay algo m¨¢s que ret¨®rica, hay en su baile una verdad profunda e indomable que, en ocasiones, la ha hecho incluso casi no bailar, dar una especie de peque?a "espant¨¢".
En su paso por La Uni¨®n (donde ya hab¨ªa estado en muchas ocasiones) bail¨® corto, en cantidad y en intensidad de movimientos (que no en intensidad emocional). Algunos espectadores pueden estar tentados a pensar en la edad, en que la negrura del tiempo va limitando la fuerza y la capacidad. Desde luego, algo de eso puede haber, pero quien esto firma la ha visto en momentos bien recientes bailar con esa fuerza indomable que la ha caracterizado, convirti¨¦ndola en una bailaora irrepetible.
En cualquier caso, lo que no pierde es esa majestuosidad solemne de su baile, ni esos pespuntes pl¨¢sticos, esa leve curvatura del cuerpo al taconear o hacer las mudanzas que nadie ha pintado tan bien como dos artistas, maestro y disc¨ªpulo: Ram¨®n Gaya y Pedro Serna. Siempre nos quedar¨¢ (algo) Manuela Carrasco. A destacar, el cante incontestable de El Extreme?o y la voz desgarrada de Samara Amador.
Jerez por derecho
El baile de Manuela Carrasco vino precedido por el cante de Jes¨²s M¨¦ndez: toda una estirpe jerezana aval¨¢ndola, incluida su t¨ªa Paquera. Casi nada. Jes¨²s es ya uno de los cantaores preferidos de los aficionados, representante genuino y poderoso de la tradici¨®n cantaora y gitana de Jerez.
Comenz¨® con unas alegr¨ªas gaditanas de mucha enjundia y mantuvo una nota alta en toda su actuaci¨®n, con tarantos, sole¨¢ (a la manera que siempre se ha cantado en Jerez, con m¨¢s ritmo, es decir, buler¨ªas por sole¨¢), seguiriya, fandangos como propina y, claro, una larga tanda de buler¨ªas. Es curioso que siendo jerezano, y desgranando con tanta acompasada cadencia las buler¨ªas, acabe resultando levemente mon¨®tono. Pero su cante es de muchos quilates.
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