Camela y el petardeo de las fiestas de pueblo
El grupo madrile?o cierra la 20? edici¨®n del Sonorama Ribera con un concierto ante 8.000 personas
Sonorama Ribera se ha caracterizado por su apuesta por la m¨²sica espa?ola desde su creaci¨®n hace 20 a?os, pero de un tiempo a esta parte tambi¨¦n por llamar la atenci¨®n a propios y extra?os al programar artistas impensables en cualquier otro festival: Raphael, el D¨²o Din¨¢mico y ahora Camela. Decisiones vistas como boutades por unos y como aventuras necesarias por otros, pero siempre generando una atm¨®sfera de debate intenso. En la madrugada de ayer, sobre las 1.40, con casi dos horas de retraso, Camela cerraron el Sonorama Ribera con una fiesta inusual, bajo esos ritmos de electropop ca?¨ª, que aport¨® m¨¢s pol¨¦mica a su programaci¨®n.
El concierto fue en el camping del certamen, un complejo que levantaba una polvareda inc¨®moda y donde se congregaron cerca de 8.000 personas para comprobar hasta qu¨¦ punto este grupo deb¨ªa de estar en la gran cita de la m¨²sica indie espa?ola. Pero, m¨¢s all¨¢ de cualquier debate examinatorio, ten¨ªan al p¨²blico ganado de antemano. La inmensa mayor¨ªa de j¨®venes que apuraban la fiesta del festival animaron con ganas el cotarro de Camela, que salieron al escenario tras los notables conciertos de Nunatak y Tachenko, dos formaciones de pop que nada tienen en com¨²n con la tecno-rumba que rein¨® en el broche final del Sonorama.
Salidos del madrile?o barrio de San Crist¨®bal de los ?ngeles, Dionisio Mart¨ªn y Mar¨ªa de los ?ngeles Mu?oz, l¨ªderes de Camela, no se arrugaron ante la expectaci¨®n generada en torno a ellos. Enchufaron bien altos sus sintetizadores y vestidos con camisetas donde se pod¨ªa leer el nombre de Camela, pidieron fiesta a todo el personal con canciones de su ¨²ltimo disco, Me met¨ª en tu coraz¨®n. Si quieres qu¨¦date, No pongas riendas al coraz¨®n o Di que no me mientes llevaban ese ritmo machac¨®n que tanto les ha caracterizado. Funcionaba como funciona el petardeo en las fiestas de los pueblos, de una forma efectiva y simple, por ocasiones simplona por la repetici¨®n de c¨®digos sonoros: bases tozudas que no diferenciaban unas composiciones de otras. Como si todo fuera una misma canci¨®n de fuegos artificiales. Y, sin embargo, no import¨®. Al contrario. Pareci¨® ser el mejor de los mundos posibles ante la chavaler¨ªa del camping.
Se impuso el ambiente de fiesta de pueblo, ese aire de alegr¨ªa desenfadada. La frikada Camela, tal y como se defini¨® por parte de los desconfiados en las semanas previas a la celebraci¨®n del festival, fue todo un derroche de rumba electr¨®nica de vuelo bajo que alcanz¨® sus mejores c¨²spides de comuni¨®n con la gente con Cuando zarpa el amor, Sue?o contigo, Coraz¨®n indomable y, sobre todo, L¨¢grimas de amor, canciones todas ellas propias de los bares, mercadillos y plazas en las fiestas de los pueblos espa?oles. M¨¢s all¨¢ de grupos indies y otras propuestas tan? celebradas por la cr¨ªtica musical espa?ola y un p¨²blico inquieto, Espa?a tambi¨¦n es esto. Y no solo eso: lo ca?¨ª tal vez sea la verdadera marca Espa?a, y Camela un grupo de una calidad sonora de tabla baja pero que da a la gente el petardeo de baja pasi¨®n que todo el mundo guarda. En el Sonorama, a altas horas de la madrugada, qued¨® demostrado.
Justo todo lo contrario es Depedro, el grupo liderado por Jairo Zavala, uno de los m¨²sicos con un bagaje musical m¨¢s ecl¨¦ctico e interesante del panorama espa?ol. A las 15.00 de ayer, domingo, en una de los plazas de Aranda de Duero y bajo un sol de justicia, Depedro ofreci¨® una actuaci¨®n sobresaliente bajo esa mezcla de g¨¦neros tan singular, que lleva al rock a l¨ªmites del tex-mex y otros sonidos fronterizos latinoamericanos como la ranchera o la cumbia. Canciones como Nubes de papel o Llorona, interpretadas ayer con una energ¨ªa prodigiosa, son algunas de las composiciones que hacen de Depedro una banda valios¨ªsima para se?alar la distinci¨®n sonora en una escena espa?ola que a veces peca de los mismos patrones de pop-rock indies. El Sonorama, que ya ha cerrado su 20 edici¨®n, queda ilustrado en esas orillas tan lejanas como Camela y Depedro. El festival es a d¨ªa de hoy toda esa combinaci¨®n de pasiones. Guste o no guste.
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