Eduardo Mendoza: ¡°Hay d¨ªas que escribo tres frases¡±
El novelista, ¨²ltimo premio Cervantes, describe las sensaciones que tuvo al recoger el galard¨®n de manos de Felipe VI y su dedicaci¨®n a la literatura a lo largo de su vida
A Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) no le arrancas una arrogancia ni a tiros. Ni con el Cervantes puesto en el pecho. ?Qu¨¦ sinti¨® cuando los Reyes le entregaron el galard¨®n? ?Qu¨¦ sinti¨® despu¨¦s de los agasajos, de su conferencia (en la que termin¨® defini¨¦ndose: "Eduardo Mendoza, sus labores")? ?Qu¨¦ sinti¨®?, le preguntamos cuando ya vuelve a ser un transe¨²nte en Londres, donde vive perdido del dispendio de la vida nacional, dedicado a sus labores:
¡ªLos premios son un arma de doble filo. Primero viene la satisfacci¨®n, todo lo que uno se imagina, aparece la neurosis y finalmente surge la pregunta maldita: ?qu¨¦ hago?
Lo primero que pens¨®, cuando le anunciaron el Cervantes, fue que no estaba Carmen Balcells. Ella lo convirti¨® en un escritor que no deb¨ªa preocuparse por sus rutinas. Pero despu¨¦s pens¨® en el arma de doble filo: "Si es un premio importante al conjunto de tu carrera no debes hacer nada m¨¢s, porque lo siguiente puede que horrorice a quienes te lo dieron. Es un premio que te invita a retirarte ya. 'Ret¨ªrese usted, ya ha hecho bastante'. Es una sensaci¨®n sincera y genuina, dije en la rueda de prensa, cuando me lo dieron. Pero ah¨ª a?ad¨ª: 'Ya quisieran tener otros esa sensaci¨®n".
Pas¨® muchos nervios en el estrado. Sab¨ªa que un resbal¨®n f¨ªsico o verbal "tendr¨ªa una difusi¨®n enorme"
Han pasado muchos a?os, casi una eternidad desde que le dijeron lo que se les dice a todos los escritores que empiezan: "Nunca llegar¨¢s a nada". ?A este Eduardo Mendoza que gan¨® el premio mayor de las letras espa?olas se lo dijeron tambi¨¦n? "?Uy, al principio me lo dijeron muchos! Mi padre, sobre todo. 'Deja de escribir, con eso no llegar¨¢s a nada. B¨²scate un trabajo, has de mantener a una familia'... Si ahora estuviera aqu¨ª..."
Pero s¨ª tuvo un amigo, precisamente en Londres, que no fren¨® sus ¨ªmpetus literarios pero s¨ª le aconsej¨® que se aligerara. "Fue Carlos Claver¨ªa. 'No vayas tan deprisa', me dec¨ªa. Fue uno de mis mejores amigos. Coincid¨ª aqu¨ª con ¨¦l. Era un fil¨®logo importante, el autor del ¨²nico diccionario de gitanismos que hay en Espa?a. Lo conoc¨ª, me proteg¨ªa, me llevaba a su casa a comer, y me dec¨ªa eso, no vayas deprisa... Dec¨ªa: 'Hay que hablar con propiedad y citar con exactitud".
Y , si te fijas, es lo que hace Mendoza, habla con propiedad, cita con exactitud. Es moderado, caballeroso, lo que se llama una persona pausada... "??Pausado?! La procesi¨®n va por dentro. Pero s¨¦ que la prisa da?a. Llevo mucho en esto, desde que Carlos me aconsejaba que no me apresurara. Y las cosas me salen muy despacio. Si un d¨ªa quiero escribir tres frases y lo consigo ya lo considero suficiente. Cuando empiezo siento que puedo escribir en una semana aquello que me propongo. ?Pero luego tardo dos a?os!"¡¤
Tres frases, y a pasear. "S¨ª, escribo tres frases, ?o tres palabras!, le dedico muy poco rato al d¨ªa al trabajo. Y luego salgo, me ocupo de tonter¨ªas, pierdo el tiempo. Y entonces siento mala conciencia. ?Qu¨¦ has hecho?, me pregunto. Tres frases. ?Y qu¨¦ has hecho adem¨¢s? He le¨ªdo, que tambi¨¦n es trabajar. ?Y eso es un d¨ªa de trabajo? Ese es mi d¨ªa de trabajo".
Tiene ahora los a?os de un veterano. "No dir¨ªa que estoy en tiempo de descuento, pero casi. Antes el tiempo era un capital infinito; ahora es contabilizable. Y lo aprovecho. Todo lo que hago lo disfruto especialmente. A partir de una edad nunca se sabe, y lo que puede pasar est¨¢ a la vuelta de la esquina".
Despu¨¦s de pensar qu¨¦ har¨ªa sin la Balcells (para hacer su viaje a Alcal¨¢ de Henares, para comprarse la ropa), "sab¨ªa que, en el estrado, un resbal¨®n f¨ªsico o verbal tendr¨ªa una difusi¨®n enorme". Y ese miedo a caerse, con la boca o con el pie, "me hizo pasar un rato de enormes nervios, acab¨¦ agotado...".
Volvi¨® a la rutina de Londres. Le esperaba un manuscrito, un viejo proyecto. "Cuando se publique ser¨¦ visto como un muerto viviendo". Porque, ?para cu¨¢ndo estar¨¢ publicado? "En diez o doce a?os la cosa estar¨¢ lista".
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