Machado y Catalu?a
El poeta, lejos de ser anticatalanista, apreciaba su cultura. ¡°Madrid es una capital y Barcelona es una ciudad de veras¡±, dijo
Me entero por EL PA?S de que en Sabadell ejerce actualmente un "historiador local" independista y perdonavidas, Josep Abad, a quien el Ayuntamiento de dicha ciudad pidi¨® hace poco un informe. Un informe que propone la exclusi¨®n del callejero sabadellense de los nombres de determinadas personas sospechosas de haber albergado sentimientos hostiles hacia Catalu?a. Entre ellos, aunque parezca mentira, Antonio Machado, y, ?cielos!, Goya, Quevedo, Larra, G¨®ngora y Lope de Vega, acusados, estos, de poseer un perfil "franquista" (qu¨¦ torpeza la m¨ªa, siempre cre¨ª que nos dejaron bastante antes de 1936 y la sublevaci¨®n de los generales traidores).
¡°Abad ha descubierto que en Machado, ¡®bajo la aureola republicana y progresista con que se ha revestido [sic] su figura, hay una trayectoria espa?olista y anticatalanista", y que ¨¦l y el ya mencionado Quevedo son "hostiles a la lengua, cultura y naci¨®n catalanas." Uno se queda boquiabierto... y dolorido. Ante el ruido medi¨¢tico provocado, el alcalde de Sabadell, Maties Serracant, de la CUP, ha negado que se vaya a retirar el nombre de Machado de la plaza que hoy lo ostenta. ?Si solo se trata de propuestas, de un informe externo no vinculante! "Machado queda -ha dicho a este diario-. Lo que es necesario eliminar del nomencl¨¢tor son los nombres de fascistas."
Machado queda... pero tambi¨¦n quedan las palabras del historiador local encargado del informe, persona, hay que suponerlo, muy grata a quienes dirigen el cabildo de la localidad.
Incumbe insistir en que Antonio Machado, lejos de ser enemigo de Catalu?a, apreciaba grandemente su cultura. En 1928, poco despu¨¦s de la publicaci¨®n de la segunda edici¨®n de sus Poes¨ªas completas, estuvo en Barcelona con su hermano Manuel para el estreno de su obra conjunta Las adelfas (protagonizada por Lola Membrives). Era la primera visita de Antonio a la capital catalana. Entrevistado por Jose Maria Planas en La noche, se expres¨® encantado. "Es una ciudad magn¨ªfica -contest¨®-, la primera de Espa?a, sin ning¨²n g¨¦nero de dudas." Y a?adi¨®: "He notado tambi¨¦n una cosa curiosa: que Barcelona se parece mucho m¨¢s a Paris o a Sevilla que no a Madrid". "Puede decirse que Madrid -concluy¨®- es una capital, mientras Barcelona es una ciudad de veras." Planas quer¨ªa saber qu¨¦ conocimiento ten¨ªa de los poetas catalanes. No neg¨® su ignorancia de los actuales pero le asegur¨® que le¨ªa con fruici¨®n a Jacint Verdaguer, Joan Maragall, Joan Alcover, Josep Carner y Josep Maria L¨®pez Pic¨®. Cosa curiosa, al reproducir ABC parte de estas declaraciones, prescindi¨® de los elogios de Barcelona prodigados por el poeta, quiz¨¢s considerando que constitu¨ªan una falta de respeto hacia La Villa y Corte.
Ocho a?os despu¨¦s, no muy lejos ya el final de la Guerra Civil, Machado es instalado por las autoridades republicanas con su madre y otros miembros de la familia en la Torre Casta?er, casi en las afueras de Barcelona al pie del Tibidabo (paseo de Sant Gervasi, hoy n¨²meros 9-11). All¨ª pasar¨¢n ocho meses antes de salir hacia la raya francesa. El poeta recibe algunas visitas, pocas. Se siente viejo, enfermo, est¨¢ muy desmejorado. En la torre prepara sus art¨ªculos para La Vanguardia -escritos en¨¦rgicos en los cuales arremete contra la abyecci¨®n del Pacto de No Intervenci¨®n y el cobarde y fatal intento de "apaciguamiento" de Hitler por Gran Breta?a y Francia-, colabora con la revista Hora de Espa?a (que, como ¨¦l, se ha trasladado a la Ciudad Condal desde Valencia) y relee, entre otros, a Rub¨¦n Dar¨ªo, Shakespeare, Maragall y Verdaguer sin olvidar, esta vez, a los poetas catalanes nuevos. Hay tambi¨¦n un recuerdo para el "gigantesco" mallorqu¨ªn Ramon Llull y otro para Ausias March. ?No conoce en profundidad el catal¨¢n? No, pero ello no empa?a el disfrute que le proporcionan estas lecturas. Ha heredado el don de idiomas de su gente -sobre todo del abuelo gaditano- y adem¨¢s es catedr¨¢tico de franc¨¦s. "Como a trav¨¦s de un cristal, coloreado y no del todo transparente para m¨ª -escribe-, la lengua catalana, donde yo creo sentir la monta?a, la campi?a y el mar, me deja ver algo de estas mentes iluminadas, de estos corazones ardientes de nuestra Iberia." Hermoso tributo, me parece, al idioma que odian a muerte los franquistas.
El seis de enero de 1939 Machado publica en La Vanguardia el que va a ser su ¨²ltimo art¨ªculo. Es la misma indignaci¨®n de siempre, el desd¨¦n que le produce "la pol¨ªtica filofascista de Inglaterra y Francia."
Todo se va acabando. La caravana sale hacia Masnou en las primeras horas del 23 de enero. Desde all¨ª sigue hasta alcanzar Malgrat de Mar y luego torcer hacia el interior. Tras muchas demoras llegan a Girona al amanecer. Est¨¢ atestada de gente, de veh¨ªculos de todo tipo. Es la desbandada. Acompa?a al poeta, entre otros, el fil¨®sofo figuerense Joaquim Xirau. Duermen, y luego se quedan cuatro d¨ªas, en Can Santamaria, una mas¨ªa de Raset. All¨ª se juntan con ellos, entre otros, el escritor Carles Riba, que admira profundamente a Machado, Josep Pous i Pag¨¦s -presidente del Institut Catal¨¤ de Literatura- y el doctor Joaquim Trias i Pujol. Seg¨²n Xirau, la contemplaci¨®n del campo catal¨¢n era "el mayor placer" del poeta en aquellos momentos, "lo acariciaba con la mirada". Una fotograf¨ªa milagrosamente conservada recoge una de aquellas postreras conversaciones.
El 26 reciben, desconsolados, la noticia de la ca¨ªda de Barcelona. La caravana se vuelve a poner en marcha. Pasan la ¨²ltima noche en otra mas¨ªa, Mas Faixat, ubicada un poco m¨¢s adelante. All¨ª, seg¨²n el m¨¦dico Enrique Rioja, catalanes y castellanos "comulgaban en el mismo y com¨²n dolor."
Unos d¨ªas despu¨¦s, tras el horror en la frontera, es el exilio en Collioure. Y, el 22 de febrero, la muerte del poeta. Nadie ha cantado aquella penosa y ¨²ltima odisea como el barcelon¨¦s Joan Manuel Serrat.
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