Dogmatismo y aislamiento de los exiliados espa?oles en la RDA
Aparece en Francia el primer trabajo espec¨ªfico y exhaustivo sobre la vida de los comunistas espa?oles en la extinta Alemania Oriental
En la extinta Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) vivieron de forma permanente 86 exiliados espa?oles de la guerra civil. Eran pocos, estaban aislados y divididos en grupos marcados por la desconfianza. Los supervisaba el SED ¨Cel partido que ostentaba el poder absoluto en la RDA¨C y el Partido Comunista de Espa?a (PCE) decid¨ªa su futuro: arrinconar a los que no pod¨ªan probar su total lealtad, dogmatismo ejemplar para los dem¨¢s. Este 2017 ha aparecido el primer libro dedicado a estudiar de forma exhaustiva la vida de los comunistas espa?oles en la RDA: L'exil comme patrie (¡°El exilio como patria¡±), de Aur¨¨lie Denoyer, investigadora del Centro Marc Bloch de estudios franco-alemanes.
La bibliograf¨ªa que ha tratado la presencia de los espa?oles en la Alemania Oriental es extensa pero ninguna tan espec¨ªfica como el libro de Denoyer. Un documento de referencia en Espa?a es el art¨ªculo que Hartmut Heine public¨® en 2001 en la revista Migraciones y Exilios; otro trabajo de referencia es Mythos Spanien, publicado en 2004,en el que Michael Uhl analiza el papel de la guerra civil en la propaganda de la RDA y la relevancia pol¨ªtica de los brigadistas alemanes. Uhl dedicaba un cap¨ªtulo a las diferentes etapas por las que pasaron los espa?oles residentes en la RDA y ya anticipaba, sumergi¨¦ndose en los archivos del SED y del Ministerio de Seguridad (Stasi), los problemas de adaptaci¨®n y la desconfianza que generaban. Ha habido otros estudios alemanes, sobre todo centrados en la comunidad espa?ola de Dresden. El libro de Denoyer ha sido publicado en Francia por PUR, editorial de la Universidad de Rennes. La conexi¨®n francesa de esta historia es la Operaci¨®n Bolero-Paprika. La Operaci¨®n Bolero-Paprika determin¨® qui¨¦n encabezar¨ªa y c¨®mo ser¨ªa el colectivo espa?ol que se establecer¨ªa en la Alemania Oriental, un grupo peque?o e intensamente monitorizado por las autoridades. El gobierno franc¨¦s llev¨® a cabo en septiembre de 1950 una serie de redadas rel¨¢mpago contra militantes del PCE activos en la pol¨ªtica interior francesa pero tambi¨¦n en la espa?ola. La guerra fr¨ªa conden¨® a muchos combatientes republicanos a ser expulsados del pa¨ªs y de la Europa Occidental. La Operaci¨®n Bolero-Paprika fue una acci¨®n policial que deport¨® a m¨¢s de 250 comunistas extranjeros, la mayor¨ªa espa?oles. Muchos fueron recluidos en C¨®rcega, en ?frica o sufrieron una salida forzada hacia la Europa del Este.
Un grupo de 34 espa?oles fueron trasladados en dos convoyes que cruzaron los estados del sur de la Alemania Federal hasta la frontera con la RDA en Turingia. Unos pocos viajaron a la URSS y 31 fueron instalados en un edificio de Dresden. All¨ª vivieron con sus familias ¨Cincorporadas al grupo en 1951¨C hasta 1952, para alojarse luego en dos residencias y seis apartamentos de la HechtStrasse, en la misma ciudad. Siempre organizados en bloque, decidiendo cada detalle de sus vidas en reuniones de grupo y con el consentimiento del SED. Patrice Portous, uno de los acad¨¦micos que ha investigado m¨¢s a fondo la inmigraci¨®n en la RDA, explica que los extranjeros eran vistos como una amenaza y su presencia solo se contemplaba como una comunidad extra?a, aislada y supervigilada en un Estado fuertemente nacionalista. Denoyer ofrece m¨²ltiples ejemplos de estas suspicacias: la comunidad de Dresden no era autorizada por el SED a invitar a otros grupos comunistas, griegos o coreanos, para las celebraciones de aniversarios del PCE. Denoyer tambi¨¦n enumera, acerc¨¢ndose a la visi¨®n m¨¢s optimista de Heine, ¡°los privilegios que los comunistas espa?oles recib¨ªan por ser combatientes de la guerra civil, uno de los mitos fundadores de la RDA¡±. Por ser veteranos antifascistas, la Uni¨®n de Perseguidos por el Nazismo (VVN) les conced¨ªa generosos subsidios y el Estado les otorgaba privilegios legales, mejores opciones de formaci¨®n y una jubilaci¨®n anticipada. Ni los exiliados ni sus hijos nacidos en la RDA ¨Csalvo los hijos de matrimonios mixtos¨C pod¨ªan aplicar a la ciudadan¨ªa alemana o a ser militantes del SED.
El contraste con esta condici¨®n de ¨¦lite fueron los espa?oles al margen del n¨²cleo comunista de Dresden. Antes de la llegada de los expulsados de Francia, la Alemania bajo control sovi¨¦tico ¨Cla RDA fue fundada en 1949¨C contaba con unos cuarenta espa?oles. Desde 1946 se organizaron a partir del Comit¨¦ de Espa?oles Republicanos en el Exilio (ERE). La trayectoria del ERE fue breve: fue desarticulado en 1949 porque el SED desconfiaba de su fidelidad. Muchos eran personas que los nazis hab¨ªan deportado a las f¨¢bricas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Denoyer transcribe una carta desde Mosc¨² de Dolores Ib¨¢rruri en la que se desentend¨ªa de ellos asegurando que hab¨ªa que considerarlos como colaboracionistas del nazismo o voluntarios de la Divisi¨®n Azul. Documentos de 1952 del PCE prohib¨ªan a la comunidad de Dresden mantener contacto con los otros espa?oles. Uhl, en el libro Mythos Spanien, relata c¨®mo los representantes del ERE Francesc Gelada, Josep Escala y Horacio Ordo?ez fueron purgados en 1947 por haber militado en el POUM ¨Cpartido troskista¨C y por tramitar visados de forma irregular para viajar a M¨¦xico. Jos¨¦ Quevedo, antiguo combatiente republicano, alma del ERE y gerente de una librer¨ªa en Berl¨ªn, fue marginado y despose¨ªdo de cualquier cargo representativo. Su hija N¨²ria es una c¨¦lebre pintora y personaje de referencia de la comunidad espa?ola en Berl¨ªn. El apartado m¨¢s sombr¨ªo de El exilio como patria es el cisma que se produjo en 1968 en el colectivo del PCE, a partir del distanciamiento que Santiago Carrillo marc¨® respecto al Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS) como reacci¨®n a la invasi¨®n de Checoslovaquia. Los prosovi¨¦ticos colaboraron con el SED y con el n¨²cleo ortodoxo del PCE ¨CEnrique L¨ªster¨C para delatar a los proeuropeos, mientras que estos informaban al entorno de Carrillo en sentido opuesto.
Hay casos de dogmatismo radical en el libro de Denoyer, incluso respecto a alemanes y en el ¨¢mbito laboral: ¡°La actitud ejemplar de los espa?oles en el trabajo provoca ciertos conflictos con la direcci¨®n de las empresas y con sus colegas¡±, apunta Denoyer, porque su rendimiento es muy superior al de los ciudadanos alemanes y porque incluso hay casos de delaci¨®n de compa?eros, como en un informe de la jefatura local del SED en Dresden seg¨²n el cual, el espa?ol Juan C. relat¨® al partido en 1951 que un obrero de su f¨¢brica se pronunciaba contra Stalin y elogiaba la pol¨ªtica de Tito en Yugoslavia.
Otros colectivos espa?oles en la RDA fueron estudiantes universitarios del entorno comunista, mayormente destinados a Leipzig, y la escuela de cuadros que el PCE tuvo entre 1964 y 1967, oculta en el peque?o municipio de Teupitz. Fue clausurada cuando fueron detenidos en Espa?a 25 de sus alumnos tras ser delatados. El estudio de Denoyer no ahonda en el aterrizaje en la RDA de intelectuales comunistas que se exiliaron intermitentemente a partir de finales de los 50, como fue el caso del cartelista Jos¨¦ Renau o de miembros del PSUC como Octavi Pellissa.
La comunidad espa?ola en la RDA fue diezm¨¢ndose a partir de la d¨¦cada de los 70 y, sobre todo, a partir de 1977, cuando el PCE fue legalizado en Espa?a. Solo una veintena de espa?oles resid¨ªan todav¨ªa en la RDA poco antes de caer el muro de Berl¨ªn, en 1989. Los testimonios entrevistados por Denoyer coinciden en la riqueza y al mismo tiempo fragilidad de sus identidades, formadas entre Espa?a, Francia, Rusia y la RDA. Relatos como el de Antonio B, hoy residente en Castelldefels, nacido en 1936 en Madrid y casado con una alemana, que volvi¨® a Espa?a en 1980 pese a no haber vivido all¨ª m¨¢s de 2 a?os de su infancia: ¡°March¨¦ de la RDA con la idea de que no me pod¨ªa ir. Hab¨ªa muchos problemas y contradicciones. Pero luego, cuando volv¨ªa de visita a Leipzig, ve¨ªa el declive comunista [¡] Una explicaci¨®n del fin de la RDA es que hubo una opresi¨®n terrible sobre la poblaci¨®n. De la Stasi. Todo el mundo estaba en contra del otro o ten¨ªa miedo¡±.
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