Naci¨®n de ¡®minichefs¡¯
El ¡®casting¡¯ de la quinta edici¨®n de ¡®MasterChef Junior¡¯ recibe m¨¢s de 6.000 inscripciones
Marina ten¨ªa cuatro a?os cuando se emiti¨® la primera edici¨®n de MasterChef Junior, en diciembre de 2013. Ahora, a sus ¡°ocho para nueve¡±, camina nerviosa al lado de su padre, que transporta una enorme fiambrera donde guarda, como un tesoro, un chop suey de ternera y langostinos. Se dirigen al casting en Madrid de la quinta edici¨®n del concurso culinario, como otros 120 ni?os de entre 8 y 12 a?os, seleccionados de entre los m¨¢s de 6.000 de toda Espa?a que han enviado v¨ªdeos con la elaboraci¨®n de sus recetas. Todos pertenecen a una generaci¨®n de minichefs que ha crecido viendo este espacio de Televisi¨®n Espa?ola. ¡°Est¨¢n inmersos en un universo gastron¨®mico antes desconocido¡±, asegura Esther Gonz¨¢lez, la directora de casting, que incide en que es el propio programa el que, poco a poco, ha ido formando a los nuevos aspirantes.
Despu¨¦s de haber pasado por Barcelona, Bilbao, Valencia y Marbella, Madrid es la ¨²ltima parada previa a la elecci¨®n final de los 16 concursantes de la pr¨®xima edici¨®n del espacio producido por Shine Iberia, que comenzar¨¢ a grabarse a finales de agosto y se estrenar¨¢, previsiblemente, a finales de a?o. ¡°Cada edici¨®n notamos un salto en calidad culinaria¡±, afirma Gonz¨¢lez. ¡°Son ni?os que por su Comuni¨®n piden artefactos de alta cocina, como kits para esferificar o un sif¨®n¡±. Los cocineros con estrella Michel¨ªn, hace unos a?os casi desconocidos incluso para el p¨²blico adulto, son ahora las nuevas estrellas de estos j¨®venes. ¡°Si ahora entra Berasategui por la puerta, gritar¨ªan¡±.
Ataviados con delantales y gorros de cocina, los j¨®venes cocineros aguardan con sus padres en una larga fila. ¡°?Suerte, suerte, suerte!¡±, gritan agarrados en corro tres amigos del campamento culinario del programa, donde han coincidido hace pocas semanas. Se les distingue porque llevan un delantal con el logo de MasterChef que han recibido en la escuela veraniega. Como Claudia, de nueve a?os, que se presenta al casting por primera vez y ha cocinado un risotto de setas. ¡°Lo voy a emplatar como un tartar¡±, dice. ¡°Sabe ella m¨¢s que yo¡±, reconoce Ver¨®nica, su madre, que a?ade que es su hija quien prepara la comida de los domingos.
Ya en la prueba, los ni?os tienen 20 minutos para emplatar sus recetas. Los padres, a su lado, solo pueden ayudar a los m¨¢s peque?os a abrir los tupper. Iria, de 10 a?os, se desenvuelve sola con soltura. Qued¨® finalista en el casting de la cuarta edici¨®n, y este a?o ha vuelto con un gazpacho de mango con una quenelle de queso Philadelphia. ¡°Voy a por todas, no iba a quedarme ah¨ª¡±, dice con seguridad. ¡°Lo que m¨¢s valoramos es la actitud¡±, cuenta Miguel Arriaga, el portavoz de los culinarios encargados de valorar los platos, que se?ala una diferencia entre los menores y los aspirantes a la versi¨®n adulta del programa: ¡°el adulto es mucho m¨¢s competitivo. Los ni?os se apoyan entre ellos, el beneficio del otro es el suyo¡±.
¡°?Manos arriba!¡± Es la se?al, la hora de la verdad ha llegado. Los mejores conseguir¨¢n una cuchara de madera que les clasifica para la prueba de la tarde, donde tendr¨¢n que cocinar un plato. El ¨²ltimo paso antes de convertirse en uno de los 16 elegidos. ¡°Ahora pedimos que los padres se retiren, para que los ni?os se suelten un poco y nos expliquen su receta¡±, cuenta Arriaga. Hay besos y abrazos, como si los hijos marcharan a la mili. Y los ni?os quedan solos ante el peligro, con un aplomo de adultos que no son.
Sin aprobados no hay cocina
Las seis semanas de la grabaci¨®n de esta edici¨®n, que comenzar¨¢ a finales de agosto, se solapan con el inicio del curso escolar, por lo que algunos concursantes (sobre todo los que lleguen m¨¢s lejos) perder¨¢n d¨ªas de clase. Por eso el equipo del programa solo acepta aspirantes "con todo aprobado y buenas notas", advierte Gonz¨¢lez, que apunta que todos los a?os se suelen presentar m¨¢s chicas que chicos. Durante la grabaci¨®n, los peque?os cocineros seleccionados se alojar¨¢n en una residencia acompa?ados por sus padres. "All¨ª hacen los deberes", aclara.
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