¡®Amigos de la universidad¡¯ sin rumbo claro
La serie de Netflix entretiene a ratos, pero tambi¨¦n resulta desconcertante y frustrante. Como una de esas reuniones de viejos compa?eros de estudios
Netflix ha llegado a un nivel de producci¨®n tal que es complicado seguir la pista a todas las series, documentales y pel¨ªculas propias que estrena. En algunos casos no se esfuerzan demasiado (o nada) en su promoci¨®n y no sabes de ellas hasta que te la encuentras de repente navegando por la web. Con Amigos de la universidad pas¨® algo as¨ª. Casi no se hab¨ªa o¨ªdo hablar de esta comedia que la plataforma estren¨® en julio y que tiene entre sus protagonistas a nombres como los de Cobie Smulders (C¨®mo conoc¨ª a vuestra madre), Keegan-Michael Key (Key & Peele) o Fred Savage (Aquellos maravillosos a?os), por citar solo algunos de los rostros m¨¢s conocidos.
La mudanza de Lisa y Ethan (Smulders y Key) a Nueva York har¨¢ que un grupo de amigos de Harvard que encara la crisis de los cuarenta se reencuentre en diferentes eventos o quedadas. Romances del pasado ¡ªy del presente¡ª resurgen junto a las normales frustraciones de aquellos que no han tenido demasiada suerte en el mundo laboral o personal y la sensaci¨®n agridulce de los que s¨ª.
Nick Stoller (Malditos vecinos) y Francesca Delbanc son los productores, guionistas y, en el caso de Stoller, tambi¨¦n director de esta comedia que no llega a definirse a lo largo de sus ocho cap¨ªtulos. A ratos quiere ser una especie de evoluci¨®n de Friends pasada por el tamiz de las comedias dram¨¢ticas m¨¢s de moda ¨²ltimamente. Otros ratos, Keegan-Michael Key da rienda suelta a su sobreactuaci¨®n y empieza a hacer voces e imitaciones desquiciantes para rematar con un chiste de pedos. Uno no sabe bien a qu¨¦ atenerse.
Y sin embargo quienes est¨¦n cerca de la edad de sus protagonistas podr¨¢n verse reflejados en algunas de las circunstancias por las que pasan. Eso o querr¨¢ matarlos por no parecer dispuestos a hacer nada por cambiar la situaci¨®n. Cal y arena para una serie que, eso s¨ª hay que reconoc¨¦rselo, cuenta con una sorprendente cantidad de escenas grabadas en exteriores en la ciudad de Nueva York. Sin ser la peor (ni la mejor) comedia de Netflix, entretiene. Pero tambi¨¦n a ratos es desconcertante y frustrante. Vamos, como una de esas reuniones de viejos compa?eros de estudios.
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