Dos genios chalados se apropian de la ciudad de los Beatles
El d¨²o The KLF presenta su novela en Liverpool ante la fiebre que despierta su regreso 23 a?os despu¨¦s de quemar un mill¨®n de libras y desaparecer
Pareciera que los Beatles, medio siglo despu¨¦s y en un ejercicio de resurrecci¨®n asombroso, hubiesen vuelto a Liverpool. La calle Bold, una de las principales arterias de la ciudad portuaria y famosa por sus cafeter¨ªas, estaba la noche del martes repleta de gente que se amontonaba en la puerta de la librer¨ªa News from Nowhere. Los coches apenas pod¨ªan transitar por la muchedumbre que, sali¨¦ndose de las aceras, invad¨ªa el asfalto. Centenares de fans, decenas de curiosos, c¨¢maras de televisi¨®n¡ La expectaci¨®n fue tanta que el taxista preguntaba sorprendido qu¨¦ tipo de estrellas esperaba ese gent¨ªo, tal vez teniendo en la cabeza a una Beyonc¨¦ o un Justin Bieber, lejos ya los tiempos en que John, Paul, George y Ringo caminaban por estas calles; el mundo era otro y Liverpool su casa. Pero la respuesta es solo una. Las estrellas son, a decir verdad, dos antiestrellas: The KLF, el d¨²o que revolucion¨® la escena brit¨¢nica por su incontestable ¨¦xito y sus actos de provocaci¨®n y rechazo a la fama y la industria musical.
Dicen los lugare?os de esta ciudad, atravesada por el r¨ªo Mersey, que la vieja y concurrida calle Bold es un lugar m¨¢gico en el que se han registrado sucesos de viajes en el tiempo al pasado. Personas que, al girar la esquina, se han encontrado que la cafeter¨ªa reci¨¦n inaugurada ese a?o ha pasado a ser una zapater¨ªa que hubo all¨ª d¨¦cadas antes. Tiene sentido, al menos para explicar por qu¨¦ Bill Drummond y Jimmy Cauty, las dos cabezas pensantes detr¨¢s de The KLF, han elegido este sitio para reaparecer 23 a?os despu¨¦s de haber desaparecido del mapa tras confiscar todos sus discos y quemar un mill¨®n de libras en la c¨²spide del ¨¦xito, un hecho que fue grabado y retransmitido en la televisi¨®n brit¨¢nica en 1994. Su regreso es un viaje en el tiempo, al que, como es costumbre en ellos, no le falta algo de provocaci¨®n: apropiarse de la ciudad de los Beatles por un d¨ªa no est¨¢ al alcance de todos en el mundo de la m¨²sica.
Es medianoche del martes, 22 de agosto. La muchedumbre tiene preparados sus m¨®viles para grabar la misteriosa llegada del d¨²o. 23 a?os sin saber de ellos. 23 a?os fuera del radar, cumpliendo su promesa. Se hab¨ªan aburrido de todo, empezando por la fama y el dinero al que prendieron fuego, y se fueron. Pero ahora vuelven. A lo lejos, suena un hilo musical familiar, que transporta a otra ¨¦poca. Es la nana hipn¨®tica del carrito de los helados, que sale de una helader¨ªa con ruedas, uno de esos coches antiguos que ya solo se ven en museos. Lo conduce Jimmy Cauty. De copiloto est¨¢ Bill Drummond. La gente estalla en j¨²bilo mientras ellos saludan con sonrisa p¨ªcara. El regreso m¨¢s delirante para el grupo m¨¢s delirante. ¡°Sois unos putos genios¡±, suelta Michael, un hombre de 45 a?os que todav¨ªa recuerda c¨®mo estos tipos le hac¨ªan bailar a finales de los ochenta en los clubes con sus pioneras canciones sampleadas, cogiendo fragmentos musicales de ABBA, Beatles y lo que se pusiese a tiro.
Ambos llegan a la librer¨ªa News from Nowhere para presentar, sin discursos ni selfies, su novela, 2023. Y lo hacen, tal y como manda su filosof¨ªa discordiana, en la que las coincidencias rigen los destinos del universo, a la hora se?alada del d¨ªa se?alado: 00.23 del 23 de agosto. Y justo 23 a?os despu¨¦s de desaparecer. ¡°La gente les ama¡±, afirma Lee Brackstone, el editor de Faber & Faber, la editorial que publica la novela en Reino Unido. Fueron ellos quienes se pusieron en contacto con ¨¦l por su olfato literario dentro de una editorial alternativa. Le ofrecieron esta historia dist¨®pica, en la mejor tradici¨®n brit¨¢nica desde sus or¨ªgenes centenarios con Tom¨¢s Moro y Utop¨ªa. ¡°Es un libro que aporta esperanza, que tiene esa distop¨ªa para explicar el mundo y por eso les hace a¨²n m¨¢s grandes¡±, se?ala. Lo mismo piensa Juli¨¢n Vi?uales, de Malpaso, la editorial que se encargar¨¢ de publicar el libro en Espa?a el 28 de agosto con la traducci¨®n del escritor Javier Calvo. Vi?uales est¨¢ en la puerta de News of Nowhere junto con su colega Lee. ¡°Es una apuesta literaria y art¨ªstica¡±, reconoce el editor espa?ol. ¡°No me lo he planteado nunca por su valor musical. La propia riqueza del texto trasciende lo musical, aunque son tan genios que est¨¢ plagado de referencias a las huellas que marcaron su vida musical¡±, sostiene.
Firmado por The Justified Ancients of Mu Mu ¨Cel primer nombre del d¨²o-, el libro, cuyo t¨ªtulo y desarrollo interno es un gui?o a George Orwell, presenta un mundo dist¨®pico dominado por cinco corporaciones mundiales capaces comprar pa¨ªses. Gigantes empresariales asociados a los actuales Youtube, Facebook o Google que marcan el devenir de las sociedades occidentales sumidas en el espect¨¢culo medi¨¢tico y las interconexiones de Internet. Es un mundo distinto al nuestro, pero no muy distinto ni, tal vez, lejano. ¡°Me siento orgulloso de ellos¡±, afirma Matthew Hills, de 41 a?os. Ha esperado horas en la cola para ser de los primeros en hacerse con una de las primeras novelas impresas. Los fans pod¨ªan hacer una reserva por Internet y encontrarse en esta noche con sus autores en lo que era un secreto a voces en la comunidad de seguidores de The KLF.
Al final de la peque?a librer¨ªa, Drummond y Cauty est¨¢n sentados en una mesa con pintas de estibadores a la salida del trabajo. Beben agua y escuchan chistes ¨C¡°Le fre¨ªsteis bien la cara a la reina al quemar tantos billetes, colegas¡±- de los centenares de personas que pasan a que les sellen el libro. No lo firman. Lo sellan con s¨ªmbolos de los distintos nombres del d¨²o en sus breves pero intensos a?os de carrera. Nada en ellos les asocia a una celebrity, pese al fervor que han levantado y a que sus canciones fueron ¨¦xitos, anticipando la fiebre de las raves en Reino Unido e incluso el chill-out en todo el mundo con su sonido ambiental y absorbente. Daniel acaba de salir de la cola con un libro bajo el brazo y rememora esas canciones que ahora, d¨¦cadas despu¨¦s, tambi¨¦n baila su hija Adriana de 9 a?os, que le acompa?a con un cuerno en la cabeza, uno de los s¨ªmbolos del d¨²o. ¡°Eso les hace grandes¡±, afirma. Mandy Winter, de 45 a?os, lo explica m¨¢s tranquilamente en una abarrotada calle Bold: ¡°Te envolv¨ªan en su forma de actuar. No hab¨ªa trampa. Era como si le hincas el diente a un buen filete. Sabes que la carne es buena y saludable y ellos con su actitud lo eran. Rechazaban la hipocres¨ªa de la industria y la fama y lo dejaron cuando todos los dem¨¢s hubiesen vendido su alma al diablo por llegar hasta all¨ª¡±.
The KLF anunciaron que dejaban la m¨²sica en 1992 en la ceremonia de los premios Brit a la que fueron invitados tras el apabullante ¨¦xito del disco The White Room, una obra de dance puro que llev¨® canciones como What Time is Love? o Last Train to Trancentral a lo m¨¢s alto de las listas y a empapar de sudor las pistas de baile. Lo dejaron para sorpresa de todos, en uno m¨¢s de sus numerosos actos provocativos. Ese d¨ªa invitaron al grupo de post-punk Extreme Noise Terror a subir al escenario y salieron con ametralladoras disparando munici¨®n de fogueo al p¨²blico. Era el plan b de un show al que hab¨ªan pedido a la organizaci¨®n que les dejase llevar un elefante o, al menos, que permitiese que uno de ellos se amputase una mano en directo. Lo dejaron y luego, al par de a?os, quemaron su mill¨®n de libras en un acto sin precedentes. ¡°Nunca supimos por qu¨¦ lo hicimos, pero lo hicimos¡±. Esa fue la frase que m¨¢s dijeron en las televisiones y radios en su despedida. Solo volver¨ªan antes de los 23 a?os de moratoria que se dieron si el conflicto entre Israel y Palestina se solucionaba. ¡°Esto es una resurrecci¨®n, pero para hacer el verdadero fin. Es el ¨²ltimo paso de todo su espect¨¢culo contra el mundo que rechazan¡±, asegura el bi¨®grafo Ian Shirley, autor del libro sobre el grupo Turn up the Strobe.
Como en un cap¨ªtulo de la serie brit¨¢nica Black Mirror, el elemento cultural dist¨®pico m¨¢s importante de hoy, Drummond y Cauty salen rodeados de m¨®viles grab¨¢ndoles, tal y como llegaron a la calle Bold. Todo es un espect¨¢culo digno de registrarse en las memorias l¨ªquidas de nuestros tiempos. Se suben al carrito de los helados y se marchan. El carrusel musical se queda por unos segundos como si todo, a fin de cuentas, se redujese a una broma may¨²scula. ¡°?Se?oras y se?ores, un aplauso a los genios!¡±, grita un hombre con melena para despedirlos. Todo el mundo aplaude en la calle, incluidos unos adolescentes que, en mitad de su fiesta por los bares de Bold Street, no tienen ni idea qui¨¦nes son esos dos tipos y por qu¨¦ aplauden.
Babelia
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