Cazar ¡®pok¨¦mons¡¯ entre 20 amigos
'Pok¨¦mon GO', el fen¨®meno del videojuego de 2016, logra sobrevivir gracias a transformarse en un juego multijugador masivo
El 15 de julio de 2016 lleg¨® oficialmente a Espa?a el fen¨®meno de Pok¨¦mon GO. Fue nueve d¨ªas m¨¢s tarde que en Estados Unidos, pero eso no impidi¨® que la fiebre azotase a todo el globo por igual. Yo, no os enga?ar¨¦, me descargu¨¦ la apk e instal¨¦ el juego a ritmo americano. Como ni?o crecido en los 90, mam¨¦ de Pok¨¦mon desde Azul en mi Game Boy, del anime en TV o del juego de cartas de Wizards of the coast; y desde entonces he seguido apegado a la franquicia a¨²n con rachas de total inactividad.. Me gusta su concepto, c¨®mo est¨¢ gestionado y sobre todo, lo simple que parece a simple vista y lo complejo que resulta a poco que se exploren sus recovecos.
Generacionalmente tambi¨¦n tuve la suerte de vivir la llegada de Internet, la red de redes, de descubrir las primeras p¨¢ginas webs, canales de chat y por supuesto, los primeros MMO, siglas que responden a Massive Multiplayer Online o juego multijugador masivo online en espa?ol. Prob¨¦ durante un tiempo EverQuest (1999) pero el que me enganch¨®, el que me hizo descubrir (literalmente) otro mundo fue Ultima online. La obra maestra de Richard Garriot, a¨²n hoy uno de los t¨ªtulos m¨¢s influyentes e importantes de la historia de los videojuegos, se lanz¨® un 30 de septiembre de 1997. Dentro de nada cumple 20 a?os y su valor est¨¢ lejos de haber disminuido. Ragnarok online, Lineage II o World of warcraft fueron otros de los t¨ªtulos en los que invert¨ª incontables horas de mi vida. Y el ¨²ltimo en sumarse a esa lista ha sido Pok¨¦mon GO.
Porque s¨ª, Pok¨¦mon GO es un MMO. Si nos ce?imos a las caracter¨ªsticas b¨¢sicas del subg¨¦nero MMORPG, encontramos que GO cumple ¡ªsalvo en el ¨¢mbito narrativo¡ª todas las funciones b¨¢sicas de un juego de rol de la franquicia, y por supuesto tambi¨¦n aquello de 'multijugador masivo'. La O final podr¨ªamos aplicarla a online u offline, pues no nos conectamos a un servidor en internet para encontrarnos a otros jugadores. Por el contrario, lo hacemos en un mapa real del lugar en el que estemos y la gente no aparece en esa representaci¨®n virtual, sino en el mundo que nos rodea. Los entrenadores de Pok¨¦mon GO no son virtuales, en esencia. Su entorno tampoco, pero s¨ª sigue movi¨¦ndose aunque t¨² no est¨¦s en ¨¦l. Las pok¨¦paradas, gimnasios o apariciones de pok¨¦mon no cesan. Quiz¨¢, en Nueva York, aparezca un escurridizo Unown mientras que en el parque frente a tu casa te limites a ver c¨®mo nacen Pidgey. Cubre en esencia las bases del MMO pero lo redefine, o crea una ramificaci¨®n del g¨¦nero que a?ade elementos que quiz¨¢ s¨ª exist¨ªan pero que hasta ahora no se hab¨ªan masificado.
En estos trece meses de vida, el juego de Niantic ha experimentado cambios. Quiz¨¢ no tantos como nos habr¨ªa gustado a muchos, pero s¨ª los suficientes como para que sus millones de usuarios sigan ah¨ª dedic¨¢ndose en cuerpo y alma a la experiencia port¨¢til. Lo que comenz¨® como un fen¨®meno viral, con cientos de millones de personas descargando el juego para ver qu¨¦ diantres era aquello de lo que todo el mundo hablaba, se ha ido estabilizando. Hay cosas internas que han cambiado, otras se han a?adido, y de los primeros 151 pok¨¦mon pasamos a 251 con la segunda generaci¨®n, introducida hace unos meses. Pero lo que m¨¢s ha ayudado a GO a transferir el ADN del MMO a su c¨®digo interno son las raids. Las incursiones.
Cualquier jugador habitual de MMORPG sabr¨¢ lo que significa esta palabra. Para los que no: una raid es una misi¨®n especial que requiere de la colaboraci¨®n de otros usuarios para ser completada, una excusa para la cooperaci¨®n y la socializaci¨®n. Pr¨¢cticamente todos los t¨ªtulos del g¨¦nero han pasado por este tr¨¢mite, desde World of warcraft a el m¨¢s reciente Final fantasy XIV. Es lo l¨®gico en un mundo (virtual) compartido y superpoblado; y una relectura de los grandes m¨¦ritos de la humanidad en t¨¦rminos interactivos. ?Podr¨ªa construir, una sola persona, la Sagrada Familia? Quiz¨¢ no sea el mejor ejemplo teniendo en cuenta que a¨²n no est¨¢ terminada y comenz¨® en 1882, pero enti¨¦ndase como una forma de exponer el proceso de cooperaci¨®n. Acabar con un drag¨®n con miles de puntos de vida ser¨ªa imposible para s¨®lo una persona, pero entre docenas o, por qu¨¦ no, cientos, es mucho m¨¢s asumible.
Las incursiones de Pok¨¦mon GO funcionan ex¨¢ctamente igual. Los primeros d¨ªas eran bastante sencillas, presentando pok¨¦mon de niveles bajo o que requer¨ªan de grupos peque?os de personas. Todo esto cambi¨® con la llegada de los pok¨¦mon legendarios hace escasas semanas. Lugia ¡ªrostro visible de la segunda generaci¨®n, portada de Plata¡ª se vi¨® acompa?ado de los p¨¢jaros legendarios de Kanto: Articuno, Moltres y Zapdos. Bestias aladas que durante una semana presidieron numerosos gimnasios de todas las ciudades del mundo, con una cantidad de PC ¡ªpuntos de combate¡ª superior a los 40.000. La cifra, que puede parecer peque?a, se entiende en contexto cuando el m¨¢ximo que puede llegar a tener un pok¨¦mon de cualquier jugador dif¨ªcilmente supera los 3.000. Y claro, con Mewtwo a la vuelta de las esquina, con incursiones v¨ªa invitaci¨®n y casi 50.000 de energ¨ªa, la cosa se pone a¨²n m¨¢s seria.
Estas raid obligaban a abandonar la sombra de la soledad. Si quer¨ªas hacerte con uno de estos pok¨¦mon ten¨ªas que cooperar, colaborar con otras personas. La barrera virtual del MMO se eliminaba, pues estabas frente a frente con los que mueven los hilos de sus avatares. Esta redefinici¨®n del concepto de representaci¨®n del g¨¦nero es lo que ha llevado a Pok¨¦mon GO a mantenerse durante todo este verano. En mi ciudad, con coordinaci¨®n de grupos v¨ªa mensajer¨ªa externa en aplicaciones como Telegram, es f¨¢cil que entre doce y veinte personas se coordinen para ir a cazar a uno de estos preciados monstruos. Y no hay s¨®lo una raid por d¨ªa: hay varias, en puntos diferentes. Quiz¨¢ una cada veinte minutos, atendiendo a las herramientas de alerta que existen. Eso nos da entre treinta y cuarenta incursiones disponibles. Multiplicad eso por cada ciudad del mundo. Son muchas. Much¨ªsimas.
Se cumple tambi¨¦n la condici¨®n de que Pok¨¦mon GO, nada m¨¢s empezar tu aventura, te ofrece unirte a uno de entre tres grupos de jugadores, cada uno asociado a una de las aves legendarias. Valor, Instinto o Sabidur¨ªa. Rojo, Amarillo o Azul. Todos tienen las mismas opciones, no hay ning¨²n tipo de bonificaci¨®n extra (lo cual es todo un acierto) pero los gimnasios s¨®lo puede dominarlos un equipo y eso lleva al (sano) enfrentamiento. Y si resulta que en una de estas raids el gimnasio sobre el que se posa un legendario es de un color u otro, y el equipo dominante es de ese color, s¨ª que habr¨¢ m¨¢s opciones de capturarlo al obtener una mayor cantidad de nido ball, las pok¨¦ball especiales para estos eventos.
As¨ª que al final Pok¨¦mon GO, ahora s¨ª, se ha transformado en el MMO que en 2016 quer¨ªa ser. El que nos ense?aron cuando el juego fue anunciado, con docenas de personas corriendo a atrapar a Mewtwo en mitad de Times Square. Y a falta de la inclusi¨®n de dos de las caracter¨ªsticas m¨¢s demandadas por los usuarios y troncales en la franquicia, como son el intercambio de criaturas entre entrenadores y los elementos de PVP ¡ªjugador contra jugador¡ª, este 2017 ser¨¢ recordado como el a?o en el que la creaci¨®n de Niantic abraz¨® su condici¨®n de juego multijugador masivo. Online en la gesti¨®n de su mundo y offline pero colaborativo en la forma de coordinar a sus grupos de usuarios. En cualquiera de los casos son buenas noticias para un juego gratuito que no ha parado de crecer a nivel de funciones, que quiz¨¢ ha perdido a esos cientos de miles de personas que se los instalaron hace un a?o por vivir el fen¨®meno en primera persona, pero que mantiene a suficiente p¨²blico (m¨¢s de 60 millones de usuarios mensuales, con un 20% de ese n¨²mero jugando a diario) como para que siga siendo algo relevante. Y si nos pusi¨¦ramos a hablar del rango de edad de sus usuarios, seguramente, habr¨ªa sorpresas. Pero eso es otra historia diferente.
Babelia
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