Adolescencia y culpa en la ¨²ltima novela de Sergio del Molino
El suicidio de un profesor y activista local permite al autor de 'La Espa?a vac¨ªa' abordar su ¨¦poca en un instituto en Zaragoza
La adolescencia le ha proporcionado a Sergio del Molino un buen caldo para el libro que ya tienen en las tiendas: La mirada de los peces (Random House). Un caldo donde se recuecen la m¨²sica de vinilo y los sinsabores generacionales, el aburrimiento en un banco del parque con los pies enterrados en c¨¢scaras de pipas, las ganas de coger un tren que lleve lejos, los primeros coqueteos con la literatura, las drogas y la violencia, el amor y los estudios, el instituto. As¨ª estaba el tema, dando vueltas en la cabeza, cuando la llamada de un viejo profesor que anuncia que ha decidido poner fin a su vida orden¨® las ideas en 200 p¨¢ginas escritas ¡°a borbotones¡± en unos pocos meses.
El profesor de filosof¨ªa es Antonio Aramayona, uno de esos maestros que los alumnos guardan siempre en la memoria porque sacan lo mejor de ellos, un personaje controvertido que pas¨® sus ¨²ltimos meses de vida defendiendo unas pocas causas: el laicismo, la ense?anza p¨²blica, el derecho a morir dignamente, y que se apost¨® frente a la puerta de la consejera de Educaci¨®n de Arag¨®n durante meses acumulando multas de la polic¨ªa que se neg¨® a pagar. Aramayona se transform¨® en un h¨¦roe local de Zaragoza, donde se desarrolla esta historia, estaba enfermo, se mov¨ªa en silla de ruedas y decidi¨® que se quitar¨ªa la vida. Hizo de ello part¨ªcipes a varios amigos y antiguos alumnos. Sergio fue uno de ellos y de ah¨ª naci¨® esta obra, muy autobiogr¨¢fica aunque, como avisa el autor, se trata de su mirada, distorsionada "por la miop¨ªa y el astigmatismo", sobre una ¨¦poca y un lugar.
Un barrio perif¨¦rico de Zaragoza con nombre de santo, como tantos barrios obreros, el San Jos¨¦ es el escenario donde un pu?ado de muchachos aburridos e hiperactivos orbitan alrededor del profesor que les agita las conciencias. ¡°La adolescencia es muy atractiva literariamente porque permite abordar las contradicciones. Somos unos idiotas inconscientes a los que se suelta al mundo sin que sepamos qu¨¦ hacer con ¨¦l. Pero es bueno ser idiota a esa edad, porque aquel que no lo practica entonces corre el riesgo de hacerlo a los 50 y causar mucho da?o. De j¨®venes deber¨ªamos tener una reserva animal, una barra libre de idioteces para llegar saludables a la edad adulta. El adolescente transita entre la infancia y la edad adulta, entra y sale, entre la irresponsabilidad de ser un ni?o y las consecuencias de sus acciones. Tiene la posibilidad de ser c¨ªnico y entonces habr¨¢ mordido la manzana, ah¨ª est¨¢ ya el pecado original. Es una etapa id¨®nea para plantear dilemas morales¡±, dice Del Molino.
El autor moldea una cr¨®nica social de la Espa?a de los a?os ochenta, cuando las drogas hac¨ªan estragos
Periodista tambi¨¦n, el autor moldea una cr¨®nica social de la Espa?a de los a?os ochenta, cuando las drogas hac¨ªan estragos sin que las casas de la juventud ni los maestros m¨¢s esmerados pudieran hacer mucho por los muchachos que daban vueltas alrededor de los descampados que bordeaban su barrio y la ciudad entera. Y la entremezcla con la actualidad, en la que esos alumnos han crecido y se dedican a sus vidas que, en ocasiones, como es el caso de Sergio, autor y protagonista, ya les ha dado alg¨²n zarpazo sin remedio. No hay tiempo que dedicar a esos viejos maestros, sus causas ya no son las propias, a veces hay que disimular, tristemente, el desinter¨¦s. Y de ah¨ª nace la culpa. ¡°Eso es lo que es este libro, la asunci¨®n de la culpa por haber dejado de lado a estos maestros a lo que un d¨ªa idealiz¨¢bamos y con el tiempo los hemos visto solo como humanos. Pero es a la edad adulta cuando, si lo sabes mirar bien adquieren todo su inter¨¦s¡±, dice. Cuando ya no se mira por encima del hombro se ve al amigo y quiz¨¢ la distancia se ha vuelto insalvable.
Del Molino pas¨® el 15-M viendo morir poco a poco a su hijo en un hospital. Cuando sali¨® de aquella c¨¢mara aislante Espa?a se hab¨ªa transformado un poco, el friso pol¨ªtico era distinto, muchas causas que compart¨ªa hab¨ªan salido a la calle y su viejo profesor era el protagonista de provincias de varias de ellas. ¡°Lo hab¨ªan convertido en un santo, lo hab¨ªan beatificado. Se hicieron de ¨¦l semblanzas donde yo casi no le reconoc¨ªa. Era casi un gur¨². No me irritaba lo que ¨¦l hace sino lo que los dem¨¢s hicieron de ¨¦l y que ¨¦l mismo impidiera ver al hombre real, mil veces m¨¢s interesante, amable y querible que aquel de resonancia p¨²blica. ?l lo alent¨®, en eso s¨ª puedo tener un reproche¡±, explica Del Molino.
En un barrio perif¨¦rico de Zaragoza un pu?ado de muchachos? orbitan alrededor del profesor que agita sus conciencias
Pero este libro no es sobre Antonio Aramayona, es sobre Sergio del Molino. ?l es el protagonista que se desnuda ante los que le conocen evitando el pudor que congela a algunos escritores. ¡°Eso es justo lo que no hizo Antonio. En los libros que escribi¨® ¨¦l no estaba, no se o¨ªa su voz, ni se percib¨ªa su aguda iron¨ªa, ni su forma de hablar¡±. Ya no era aquel personaje del que se enamoraron los alumnos, por el que ciegamente pod¨ªan convertirse en terroristas si ¨¦l se lo ped¨ªa, que los arrastraba como una ola en bromas macabras que exprim¨ªa sin piedad para extraer el sentimiento cr¨ªtico con el que un maestro ense?a a sus alumnos a pasar a la edad adulta.
No era f¨¢cil en aquella ¨¦poca. La fauna de los institutos era cruel e imp¨ªa, y entonces, dice Del Molino, ¡°cerraban la puerta de la sala de profesores y que el patio del recreo ardiera si quer¨ªa¡±. Cristales rotos, mesas con las patas destornilladas, maltrato adolescente que ahora tiene nombre propio: bullying. ¡°Aquella Espa?a ya no existe, ahora somos m¨¢s civilizados, las familias se ocupan de que sus hijos no sufran maltrato, las Administraciones procuran combatirlo, los peri¨®dicos lo cuentan, lo mismo que pasa con la violencia contra las mujeres. Y los chicos tienen m¨¢s recursos y se aburren menos. Hasta en la Espa?a m¨¢s tocada por la crisis se vive mejor que entonces, cuando no hab¨ªa ni sesi¨®n doble ni simple, es que no hab¨ªa cine, ni hablar de m¨®viles o tabletas. Yo creo, con Steven Pinker, que le pone cifras a esto, que el mundo cada vez esta mejor¡±.
Para demostrarlo, en este libro vuelve a asomarse con maestr¨ªa aquella Espa?a que se fue vaciando para reunirse en las periferias de las ciudades, en barrios con nombre de santo donde algunos maestros se empe?aban en que sus alumnos pudieran so?ar sin que fuera en un tren que les llevara lejos.
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Autor: Sergio del Molino
Editorial: Literatura Random House (2017).
Formato: versi¨®n Kindle y tapa blanda (186 p¨¢ginas).
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