Cuando el talento viene de f¨¢brica
La int¨¦rprete entr¨® en contacto con el teatro antes de saber andar, hablar, leer o escribir
Si fuera cierto que el arte de la interpretaci¨®n se concentra en la mirada, detr¨¢s de la de Irene Escolar, con la que ahora expresa el gozo sublime ante el plato de espaguetis a la carbonara, hay una experiencia acumulada de cientos de pel¨ªculas y obras de teatros con toda la carga de penalidades, triunfos, miserias y aplausos. Este caudal de sue?os y l¨¢grimas ha pasado a trav¨¦s de varias generaciones de c¨®micos hasta engendrar a esta joven actriz, nacida en octubre de 1988, en Madrid. Ella sigue ahora el mismo camino de sus antepasados en busca de la incierta y esquiva ninguna parte. El talento le viene de f¨¢brica.
Todo empez¨® a mitad del siglo XIX, cuando una familia valenciana, que hu¨ªa de la peste, hall¨® refugio en el pueblo de Navajas, situado en el Alto Palancia, de la provincia de Castell¨®n. All¨ª naci¨® Pascual Alba, el primer c¨®mico de una larga dinast¨ªa. Para empezar este hombre de teatro crio junto con su esposa, Irene Abad, a dos hijas, Irene y Leocadia, las cuales a los 11 a?os participaron en el estreno de La verbena de la Paloma, en 1894.
En esta funci¨®n trabajaba Manuel Caba, que termin¨® cas¨¢ndose con Irene. De esta uni¨®n nacieron varias hijas y dos de ellas llegaron a ser actrices famosas, Julia e Irene Caba Alba. Esta ¨²ltima se cas¨® con el actor Emilio Guti¨¦rrez en 1926, y ambos dieron tres descendientes ilustres a las tablas: el peque?o Emilio, Julia, la del medio e Irene, la mayor, fallecida 1994, cuya nieta, Irene Escolar, la ¨²ltima de la dinast¨ªa, est¨¢ ahora sentada a una mesa de un restaurante siciliano ante un plato de pasta. El apellido Escolar le viene de su padre, Jos¨¦ Luis, un productor casado con una script, Lourdes Navarro, de modo que, incluso por este lado, le es imposible escapar del destino de las simientes.
Irene Escolar entr¨® en contacto con el teatro como en un bautismo por inmersi¨®n antes de saber andar, hablar, leer y escribir. Ha heredado de la tatarabuela, de la bisabuela, de los t¨ªos abuelos y de la abuela el arte de la escena como un sentimiento previo al uso de raz¨®n, inscrito en el cerebro de las emociones que compartimos con los animales superiores. Por eso se dice como elogio al talento natural de cualquier actriz o actor superdotado que es un animal de teatro porque su sola presencia llena de forma magn¨¦tica el escenario o la pantalla. As¨ª sucede en este caso.
Dice ella: ¡°Siendo muy ni?a iba a ver a mi abuela al camerino y daba mucha lata para que me dejaran actuar, aunque fuera para hacer de perro. Me daba igual con tal de salir a escena. Me lo prohib¨ªan, claro est¨¢. Pero yo me pintarrajeaba en el camerino y antes o despu¨¦s de la funci¨®n sal¨ªa por el foro y sola ante el teatro vac¨ªo repet¨ªa los gestos de los actores que hab¨ªa visto en los ensayos¡±.
Escolar creci¨® oyendo contar lances y peripecias de viejos c¨®micos en las sobremesas familiares. Eran cien veces las mismas historias que acabaron por hacer madre en su conciencia. ¡°?Sabes? En aquella ¨¦poca del bisabuelo los actores aportaban a la funci¨®n la ropa, un bigote y una barba postiza, el sombrero y toda clase de disfraces. Era lo que se llamaba tener un buen ba¨²l y eso influ¨ªa en la contrataci¨®n. En m¨¢s de una ocasi¨®n se o¨ªa decir: ¡®Fulanito es muy mal actor, pero tiene el traje del Tenorio, as¨ª que vamos a contratarle¡¯. Y cuando se buscaba a un c¨®mico para una compa?¨ªa, el empresario le preguntaba: ¡®?Qu¨¦ repertorio tiene usted?¡¯, y en vez de decir las obras que sab¨ªa, contestaba: ¡®Tengo un frac, un esmoquin, una capa¡¯. En la ¨¦poca del bisabuelo Pascual Alba, los actores cobraban una parte en dinero y otra en velas. Como no hab¨ªa luz el¨¦ctrica en los teatros, se maquillaban a de las velas. Los m¨¢s considerados recib¨ªan varias por funci¨®n. Solo gastaban dos, guardaban las sobrantes y cuando llegaban a Madrid o a Barcelona las revend¨ªan en las cerer¨ªas. Viv¨ªamos todos en la misma casa e ¨ªbamos de aqu¨ª para all¨¢ como una tropa de circo. En aquellos tiempos la expresi¨®n corporal consist¨ªa en saber hacer el cojo¡±. La abuela Irene se inici¨® como actriz a los 16 a?os. Su nieta lo hizo a los 10 en Mariana Pineda, de Garc¨ªa Lorca. Puede que a Irene Escolar le hayan servido m¨¢s los consejos de sus abuelas que el m¨¦todo de Stanislavski para controlar la emoci¨®n y la inspiraci¨®n. De hecho est¨¢ dispuesta a hacer una demostraci¨®n. Suspende el tenedor en el aire con un racimo de espaguetis ante sus ojos y con una intensa voluptuosidad en la mirada comienza a recitar Noche del amor insomne, un soneto del Amor oscuro, de Garc¨ªa Lorca.
¡°Noche arriba los dos con luna llena/ yo me puse a llorar y t¨² re¨ªas/ tu desd¨¦n era un dios, las quejas m¨ªas/ momentos y palomas en cadena¡±.
Y dicho esto se come los ¨²ltimos espaguetis como fin de la representaci¨®n. Aplausos.
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