Irene Escolar, la chica que se pone en riesgo cada d¨ªa
Con 17 a?os, escandaliz¨® sobre las tablas. Ahora, opta al Goya a mejor actriz. Es el nuevo talento de la estirpe Guti¨¦rrez Caba
Cr¨¦anme: los actores no escogieron su profesi¨®n por lo que les gusta dar entrevistas a las nueve de la ma?ana. Pero la sesi¨®n de fotos va a ser a las 10 y, para no molestar, esta es la ¨²nica opci¨®n posible. La sorpresa no es que Irene Escolar llegue puntual. Es que lo hace completamente despierta. Mucho m¨¢s que este periodista. Ni una queja. Al rev¨¦s. Parece tener ganas de hablar. El piso donde nos hemos citado es un lugar fascinante, como un torre¨®n en Chueca (Madrid) donde cada habitaci¨®n tiene su personalidad. Ella lo recorre con los ojos muy abiertos. Al fondo hay una cocina que parece sacada de una vieja casa de pueblo, con una gran mesa de madera en el centro. All¨ª nos acomodamos.
La disciplina es algo que esta mujer de 27 a?os, de larga melena morena y modos dulces, ha mamado desde la infancia. Debut¨® en el teatro con nueve a?os. ¡°Yo siempre quise ser actriz. Era lo normal. En mi familia, los domingos com¨ªamos pronto porque mi abuela ten¨ªa funci¨®n, y despu¨¦s la acompa?aba y la ve¨ªa desde detr¨¢s del escenario. Cuando volv¨ªa a casa imitaba lo que hab¨ªa visto. Ten¨ªa cinco o seis a?os¡±. Ser nieta de Irene Guti¨¦rrez Caba (y tener de t¨ªos abuelos a Emilio y Julia Guti¨¦rrez Caba) tiene que marcar. Pero no es lo mismo un capricho infantil que, siendo ni?a, tener que afrontar los ensayos, las broncas y las rutinas del oficio. ¡°Estuve casi un a?o haciendo Mariana Pineda, de Lorca. Eran dos sesiones diarias. Yo iba al cole y por la tarde, entre las dos funciones, hac¨ªa los deberes con la gente de la compa?¨ªa, y luego a dormir. Pero no recuerdo haber sido nunca tan feliz¡±.
En mi primer papel importante interpretaba a una ninf¨®mana y me masturbaba en el escenario. Ten¨ªa 17 a?os¡±
Aquello le dej¨® claro que ese era su destino. Tambi¨¦n a sus padres, que, sin embargo, la obligaron a parar hasta que acabara los estudios. ¡°Los s¨¢bados iba a clase de teatro desde que cumpl¨ª 11 a?os. Era una escuela en la que los actores ten¨ªan que tener 18 para entrar, pero conmigo hicieron una excepci¨®n. S¨®lo trabajaba en verano, en vacaciones. Hasta que cumpl¨ª los 17. Entonces, ?lex Rigola me llam¨®, y me hice profesional. El teatro siempre me ha gustado much¨ªsimo. Pero en esta profesi¨®n no puedes elegir lo que haces. Tuve la suerte de empezar con alguien muy bueno. Rigola en el teatro es como Almod¨®var en el cine. Y la funci¨®n ten¨ªa lugar en La Abad¨ªa, que es un templo. Era empezar muy arriba¡±.
Y tanto. Atenci¨®n a lo que sigue: ¡°En mi primer papel importante interpretaba a una ninf¨®mana y me masturbaba en el escenario. Ten¨ªa 17 a?os¡±. La obra era D¨ªas mejores, y s¨ª, fue un peque?o esc¨¢ndalo. ¡°Irene Escolar se masturba, perniabierta, en un sof¨¢. En primer¨ªsimo t¨¦rmino. [¡] No me gusta ver a una joven actriz haci¨¦ndose una paja a dos metros del p¨²blico¡±, escrib¨ªa en EL PA?S el cr¨ªtico Marcos Ord¨®?ez. Irene recuerda el shock que aquella escena causaba en la audiencia. ¡°Era muy impactante. Yo siempre he parecido m¨¢s joven, aparentaba unos 14. La gente se levantaba y se iba. Era realmente salvaje¡±.
Uno supone al director llev¨¢ndose a una esquina a la debutante para explicarle lo importante de la escena y convencerla de la necesidad de hacerlo. ¡°Me dijo: ¡®Ahora entras y recitas el mon¨®logo haci¨¦ndote un dedo¡¯. Y lo hice, se mearon de la risa, y as¨ª se qued¨®¡±. Tras esto, cualquier cosa debe parecer f¨¢cil. ¡°La verdad es que s¨ª. Era ponerse en riesgo cada d¨ªa. Pero era muy feliz. Quer¨ªa seguir poni¨¦ndome en riesgo. Y lo que pasaba en el cine es que parec¨ªa muy joven para los papeles a los que quer¨ªa acceder. Nunca me daban la oportunidad de hacer nada con peso¡±.
Pero este a?o han sido cuatro las pel¨ªculas en las que ha participado. Cuatro largos absolutamente diferentes: una producci¨®n internacional dirigida por Hugh Hudson y con Antonio Banderas, Altamira; otra hist¨®rica, La corona partida, filme de consumo pensado para aprovechar el ¨¦xito de la serie Isabel, en el que interpret¨® a Juana la Loca, su papel m¨¢s conocido; en la tercera, Gernika, tiene un papel anecd¨®tico. Pero la importante es la cuarta, Un oto?o sin Berl¨ªn, una producci¨®n indie de bajo presupuesto, rodada en Amorebieta, Vizcaya, con la que debuta en la direcci¨®n Lara Izaguirre, el amor de sus amores. Irene aparece en todos los planos, es la protagonista absoluta, y gracias a ello est¨¢ nominada al Goya a la actriz revelaci¨®n. La ceremonia de entrega es el 6 de febrero. ¡°Era un reto, la oportunidad que estaba buscando. Hubo algo intuitivo que me atrajo de un guion que ten¨ªa much¨ªsima alma, pero que tambi¨¦n estaba escrito por una mujer joven que firmaba su primera pel¨ªcula. No era un texto s¨®lido. Necesitaba mucho trabajo¡±.
Durante un tiempo yo pensaba: ¡®Estoy aqu¨ª hasta que se den cuenta de que soy muy mala¡¯. Cuando me dec¨ªan: ¡®Que no se te suba a la cabeza¡¯, yo pensaba: ¡®?A m¨ª? Si yo me cuestiono cada vez que hago algo¡¯. Dejar¨ªa de ser yo si creyera que hago las cosas bien"
Se lo tom¨® como s¨®lo se toman las cosas importantes. Dos meses de ensayos. ¡°Lo que quer¨ªa contar era dif¨ªcil concretarlo en un guion. Nos sentamos a ensayar, reescribir, improvisar¡±. Tras esos dos meses, estuvieron en Amorebieta otros tres. ¡°Como en una burbuja¡±, recuerda. La pel¨ªcula se estren¨® en San Sebasti¨¢n. Irene Escolar consigui¨® una menci¨®n especial del jurado. ¡°Por su capacidad para llevar el peso de la pel¨ªcula en una interpretaci¨®n contenida y veraz¡±, dec¨ªa literalmente el texto del galard¨®n. ¡°Es que ten¨ªa mucho en com¨²n con la protagonista¡±, dice. ?Por ejemplo? ¡°Los miedos. Estar en un momento en el que no sabes d¨®nde est¨¢s, ni qu¨¦ deber¨ªas hacer. No saber hacia d¨®nde tirar. Cuando rodaba la pel¨ªcula pensaba: ¡®Ya he hecho mucho teatro, pero nadie acaba de confiar en m¨ª en el cine¡¯. Estaba en un punto muerto¡±.
?Y ahora? ¡°Pues ahora simplemente han confiado en m¨ª y estoy recogiendo esos frutos. Creo que hay algo que intento ocultar, porque no me parece bueno, pero todos tenemos cierta ambici¨®n¡±. Le se?alo que llega un momento en el que todos perdemos el pudor de reconocer nuestras ambiciones. ¡°Creo que es ese el momento en el que estoy. He tenido siempre mucho pudor a mostrarme. Pero es dif¨ªcil eso de decir: ¡®Ya no voy a justificarme y pedir perd¨®n por estar aqu¨ª¡±.
Ten¨ªa, dice, mucho miedo a que le hicieran caso. Es lo que se llama el complejo de Groucho Marx. El humorista dijo en una ocasi¨®n: ¡°Nunca ser¨ªa socio de un club que admitiera gente como yo¡±. Algunas personas creen que viven de prestado, que se han colado en su propia vida. ¡°Es justo eso. Durante un tiempo, pensaba: ¡®Estoy aqu¨ª hasta que se den cuenta de que soy muy mala¡¯. Me dec¨ªan: ¡®Que no se te suba a la cabeza¡¯. Y yo pensaba: ¡®?A m¨ª? Si me cuestiono cada vez que hago algo¡¯. Dejar¨ªa de ser yo si creyera que hago las cosas bien¡±.
Es posible que ser nieta de Irene Guti¨¦rrez Caba, ser la quinta generaci¨®n de esta estirpe que se sube a unas tablas, le marcara el camino, pero tambi¨¦n que tuviera p¨¢nico a no estar a la altura de su familia. ¡°Seguramente s¨ª. Me da miedo pensarlo. Se esperaban muchas cosas de m¨ª. Vengo de una familia que lleva haciendo esto desde el siglo XIX, y bien¡±.
El cine, pues, era su asignatura pendiente. ¡°Me quedaba esa espinita, pero como no me llamaban, pensaba: ¡®Pues ser¨¢ verdad que no soy buena¡¯, pero al mismo tiempo segu¨ªa haciendo teatro. Llevo 18 obras¡±. La ¨²ltima, El p¨²blico, uno de los textos m¨¢s complicados de Lorca, que acaba de representar en La Abad¨ªa y con la que saldr¨¢ de gira en cuanto acabe la promoci¨®n de Un oto?o sin Berl¨ªn, ya en cines. ?Y despu¨¦s? ¡°No lo s¨¦, pero por primera vez, no me preocupa¡±.
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