El Neville de Franco y Mussollini

A veces el programa Historia de nuestro cine nos da sorpresas desagradables, como tambi¨¦n nos ofrece de cuando en cuando pel¨ªculas deslumbrantes que no ten¨ªamos registradas como tales en nuestra memoria. A fin de cuentas as¨ª es la historia del cine espa?ol y as¨ª sigue siendo en la actualidad, una sucesi¨®n de altibajos que pese a todo merece la pena seguir con inter¨¦s. Vaya lo bueno por lo que no lo es, especialmente si, como en este caso, descubrimos o nos descubren pel¨ªculas que hab¨ªan desaparecido o que no ha habido ocasi¨®n de ver desde la lejana fecha de su estreno.

Me estoy refiriendo a la que se emitir¨¢ el pr¨®ximo lunes, La muchacha de Mosc¨², una de las que Edgar Neville dirigi¨® en la Italia fascista tratando de hacerse perdonar por el r¨¦gimen de Franco, que le hab¨ªa reprochado a trav¨¦s de un tribunal su conducta de antes de la guerra, calificada de francamente desfavorable, ¡°pues tanto en el ambiente pol¨ªtico como intelectual el Sr. Neville mantuvo siempre relaciones con personas y agrupaciones directa y principalmente responsables de haber sumido a Espa?a en la ca¨®tica situaci¨®n precursora del Movimiento, siendo ello de general conocimiento ya que el Sr. Neville no ocult¨® sus simpat¨ªas por las organizaciones de izquierdas ni sus actividades a favor de ellas¡±. Lo cuenta muy bien el profesor R¨ªos Carratal¨¢ en su libro Una arrolladora simpat¨ªa, que narra con precisi¨®n de detalles el periplo vital de Neville ¡°de Hollywood al Madrid de posguerra¡±, y aquellos sus m¨¦ritos por lavar su pasado.

Y no fue solo La muchacha de Mosc¨² (en Italia Sancta Maria) ni Santa Rogelia (en Italia Il pecato di Rogelia Sanchez, ya emitida en este programa), sino, adem¨¢s Frente de Madrid en italiano titulada Carmen entre los rojos (Carmen fra i rossi), que tuvo una doble versi¨®n, la segunda con actores italianos y ambas con la misma protagonista, Conchita Montes. Se ver¨¢ en noviembre en Historia de nuestro cine, con lo que iremos completando la filmograf¨ªa de Neville, un cineasta singular con m¨¢s de una obra maestra en su haber entre las 27 pel¨ªculas que dirigi¨®¡­ aunque tambi¨¦n con algunas como estas que probablemente ¨¦l o su compa?era Conchita Montes suprimir¨ªan de un plumazo si se pudiera hacer. ¡°Pero no se puede llorar sobre la leche derramada¡±, dec¨ªa nost¨¢lgica la propia Conchita a?orando el talento tantas veces desaprovechado del bueno de Neville.