Retos y rotos
No dar iguales oportunidades reales a mujeres y hombres en nuestro universo cient¨ªfico-acad¨¦mico es un problema de graves consecuencias econ¨®micas
El camino para que la participaci¨®n y el reconocimiento de las mujeres en la ciencia sean los que les corresponden por su talento y esfuerzo es a¨²n largo y est¨¢ lleno de piedras. Ojal¨¢ que la p¨¦rdida de impulso actual no lleve a la progresiva disminuci¨®n del avance y el par¨®n acabe siendo el triste legado de los gestores de esta d¨¦cada de crisis econ¨®mica y social. Si esto ocurriese, perder¨ªamos la esencial aportaci¨®n de cient¨ªficas con mucho que contribuir al progreso del pa¨ªs. Claro que, en ¨¦pocas de retroceso, las mujeres de cualquier profesi¨®n son las m¨¢s vulnerables.
El lugar de las mujeres en la ciencia y la tecnolog¨ªa en la Uni¨®n Europea (EU) comenz¨® a analizarse sistem¨¢ticamente a finales del siglo XX. Se cre¨® un grupo de trabajo que elabor¨® el informe ETAN, del a?o 2000. En ¨¦l se vio que las mujeres estaban infrarrepresentadas en el ¨¢mbito cient¨ªfico europeo y que exist¨ªan barreras a su progreso. Se concluy¨® que desperdiciar o infra?utilizar la mitad del potencial humano era un despilfarro dif¨ªcilmente justificable para una sociedad moderna, adem¨¢s de una injusticia. Para monitorizar el avance, en 2003 la EU inici¨® la publicaci¨®n de la serie She Figures, cuya m¨¢s reciente edici¨®n, de 2015, muestra que solo el 20% de los cargos de mayor nivel en investigaci¨®n e innovaci¨®n son mujeres. En el vigente programa marco de investigaci¨®n, Horizonte 2020, los objetivos de incorporar la perspectiva de g¨¦nero al desarrollo de la investigaci¨®n est¨¢n expl¨ªcitos. ?Han sido todos estos datos y recomendaciones ¨²tiles para progresar en lo que va de siglo XXI? Los retos son a¨²n muchos, agravados por algunos rotos recientes.
El roto principal, una herida social que sigue sangrando, es la falta de acceso de los j¨®venes graduados a un trabajo que les permita sentirse valorados (m¨¢s a ellas, aunque tambi¨¦n a ellos) en el ¨¢rea de sus estudios. La sociedad espa?ola y especialmente su Ministerio de Hacienda, que interviene en multitud de fases de la programaci¨®n y el empleo dentro de la ciencia, siguen sin considerar a la investigaci¨®n como un pilar fundamental de un pa¨ªs avanzado. Y es un reto pendiente que amplios sectores masculinos reconozcan que no dar iguales oportunidades reales a mujeres y hombres en nuestro universo cient¨ªfico-acad¨¦mico es un problema de graves consecuencias econ¨®micas.
Han mejorado ligeramente algunos indicadores. En el CSIC en la escala m¨¢s alta, profesores de investigaci¨®n, las mujeres han pasado de ser el 13% en 2002 a representar un 25% actualmente. Hay mucha diferencia entre las ¨¢reas, destacando por equilibrada el ¨¢rea de Ciencia y Tecnolog¨ªa de los Alimentos, donde son profesoras un 48%, mientras que en Recursos Naturales un 12% y en el ¨¢rea de Biolog¨ªa y Biomedicina s¨®lo llegan al 23%. En cuanto al primer nivel de la plantilla, cient¨ªficos/as titulares, se hab¨ªa logrado que fuera igual de dif¨ªcil entrar para mujeres y hombres entre 2004 y 2008, ¨¦poca con bastantes plazas ofertadas. Pero ha bastado la abrupta disminuci¨®n de plazas convocadas entre 2009 y 2014 para que haya vuelto el viejo patr¨®n de tener m¨¢s tasa de ¨¦xito los candidatos masculinos. Clamoroso es tambi¨¦n que este organismo p¨²blico de investigaci¨®n (OPI), como otros, aunque no todos, nunca haya tenido una presidenta, situaci¨®n incomprensible si tenemos en cuenta que hay una buena lista de investigadoras espa?olas de gran nivel ¡ª?y con la energ¨ªa de la cincuentena!¡ª que podr¨ªan dinamizar al CSIC de hoy.
Hay m¨¢s retos institucionales que todas las universidades y OPI tienen pendientes, como atraer a las mujeres a estudiar ¨¢reas tecnol¨®gicas (donde son alrededor de un tercio del total) o desarrollar pautas de evaluaci¨®n para el acceso y la promoci¨®n en la carrera investigadora blindadas contra sexismos inconscientes.
Algunos retos son individuales y afectan m¨¢s a las mujeres investigadoras, como compatibilizar una carrera competitiva con tener hijos antes de llegar a la cuarentena (la evoluci¨®n humana ha sido poco generosa con la producci¨®n de ¨®vulos durante el ciclo vital), o la sobrecarga, estereotipada y real, del cuidado de personas del entorno familiar. Por no hablar de seguir a la pareja en sus movimientos profesionales, cuando ¨¦sta considera que su carrera es m¨¢s importante y la mujer acepta el segundo nivel impuesto.
En el a?o 2000, escrib¨ªa en este mismo medio hablando de la mujeres y la ciencia, ¡°la tentaci¨®n del pesimismo aqu¨ª y ahora es muy fuerte, pero tenemos la obligaci¨®n de no condicionar con ¨¦l a las nuevas generaciones de cient¨ªficas en ciernes¡±. Es duro tener que repetirlo a¨²n hoy.
Flora de Pablo. Profesora de investigaci¨®n del CSIC y expresidenta de AMIT.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.