Un delirio llamado Foo Fighters
Fueron tres horas, aunque tambi¨¦n toda una vida, porque la banda fue anoche al coraz¨®n de lo que es un concierto de rock: nervio, sangre, sudor, l¨¢grimas, ilusi¨®n
Fueron tres horas, pero tambi¨¦n toda una vida. Foo Fighters fueron directamente anoche al coraz¨®n mismo de lo que es un concierto de rock and roll. Nervio, sangre, sudor, l¨¢grimas, ilusi¨®n. Todas esas palabras se sucedieron y se juntaron como un acto de magia en Barcelona en el mismo momento en que una banda de alcance planetario, cuyo h¨¢bitat natural son los grandes festivales y estadios, se pusieron a aporrear los instrumentos como si fuera el primer bolo de sus vidas ante una sala de no m¨¢s de 1.200 personas.
Era un concierto secreto y sorpresa. Secreto porque nadie sab¨ªa en qu¨¦ lugar ni a qu¨¦ hora la banda que este verano llev¨® el rock duro a la milenaria Acr¨®polis griega iba a tocar. Y sorpresa porque, m¨¢s all¨¢ de las informaciones publicadas por EL PA?S y la emisora M80, medios oficiales del evento, no se conoc¨ªa que este grupo, capaz de congregar a decenas de miles de personas como sucedi¨® en el festival Mad Cool, iba a meterse en una sala barcelonesa como BARTS a presentar internacionalmente su nuevo disco, Concrete and Gold, publicado tan solo 24 horas antes. Pero sucedi¨®. Y c¨®mo sucedi¨®.
Todos volvimos a los or¨ªgenes, incluso Foo Fighters. Ya no solo fue por el caracter¨ªstico grito que solt¨® Dave Grohl al saltar al escenario, como una carta de presentaci¨®n, sino por mucho m¨¢s. Por todo lo importante. Fue por una banda que sali¨® con ganas de arrollar y vivir esa sensaci¨®n de bar, de garito, de sala de toda la vida, en sus propias carnes. Otra vez. Y despu¨¦s de tanto. Como cuando hab¨ªa que demostrar algo y comerse la vida. Pero algo m¨¢s esencial: cuando divertirse era lo fundamental. El ambiente no pod¨ªa ser m¨¢s propicio: todo el mundo ah¨ª dentro era fan y estaba al pie del ca?¨®n por un grupo que, aun con un ¨¦xito tan aplastante, sabe mantener las esencias del rock alternativo. Sabe sacar los dientes cuando hay que sacarlos y prender fuego a las guitarras cuando hay que prenderlo.
Foo Fighters bombardearon a los privilegiados con Monkey Wrench, Learn to Fly y White Limo solo m¨¢s salir a la palestra. Aquello fue el delirio. Y eran los primeros minutos de un concierto que dur¨® cerca de tres horas, en el que dieron rienda suelta a nuevas canciones como Run, Sky is a Neighborhood o Sunday Rain. Toda la gente botando y coreando las letras, tipos por los aires zarandeados entre decenas de manos de un lado para otro, los m¨®viles registrando hasta el ¨²ltimo detalle, Grohl escupiendo agua al p¨²blico, el grupo sudando como si se jugasen el sueldo y el esp¨ªritu de vivir una experiencia ¨²nica. Lo era. La comuni¨®n con el p¨²blico era perfecta, tanto que aquello desde el primer segundo dej¨® de verse como un acto promocional. Ni la banda dio pie a ello tocando cl¨¢sicos de su repertorio como Pretender o Best of You, y, sobre todo, disparando todo su cargador de versiones de Ramones, Lenny Kratvitz o The Knack.
En plena fiesta, Grohl pregunt¨® qui¨¦n les hab¨ªa visto antes y casi toda la sala levant¨® la mano. Al segundo, grit¨®: ¡°?Qui¨¦n no ha visto antes a los Foo Figthers?¡±. Y un pu?ado de atrevidos estir¨® sus brazos. ¡°Joder, llevamos 20 a?os tocando¡±, gru?¨® Grohl con la sonrisa en la cara. ¡°Vamos a por ellos¡±, solt¨®. Y Foo Fighters se entregaron como si su grupo dependiese de esos primerizos.
Fueron tres horas, pero tambi¨¦n toda una vida so?ando con momentos como este. Momentos en el que un grupo may¨²sculo y esdr¨²julo, una banda generacional y de impacto masivo, puede reducirse por una noche en una sala de conciertos de las de toda la vida y centrarse como pocas veces en lo que importa. Y su p¨²blico tambi¨¦n. Momentos que demuestran a todos porque estamos en esto tan delirante llamado rock and roll. Antol¨®gico.
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Artista:?Foo Fighters.
Sello:?RCA Records Label?(2017).
Formato:?MP3, CD y vinilo.
Babelia
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