Nada por aqu¨ª, nada por all¨¢
La ¨²nica virtud que les reconozco a 'Una especie de familia' y a 'Licht' es que duran 90 minutos
Me cuentan distribuidores independientes que dedican fundamentalmente su estancia en los festivales de cine a ojear sin prisas y sin pausas en el mercado de pel¨ªculas aquellas que ofrecen posibilidades de negocio o que otorguen cierto prestigio y que, evidentemente, no pueden ver en su totalidad aquello que est¨¢ en venta, que un rato de visi¨®n es suficiente para saber si el producto les interesa, si les conviene pujar por ¨¦l. Y por supuesto, tambi¨¦n compran a ciegas proyectos y pel¨ªculas que se est¨¢n rodando, ateni¨¦ndose a la confianza que les ofrece el guion, el cr¨¦dito del que disponen esos directores o antiguas alianzas con los productores que han funcionado bien para ambas partes. Pienso que si me dedicara a esa profesi¨®n, no necesitar¨ªa m¨¢s de diez minutos de visi¨®n para constatar si esas pel¨ªculas responden a mis criterios de inter¨¦s o si debo de salir corriendo, si el producto va a ser bueno o me va a horrorizar, ya que no creo que algo que empieza mal se pueda enderezar despu¨¦s; la imposibilidad de que tras un arranque lamentable aparezca milagrosamente el arte. No es intuici¨®n, es experiencia, es llevar toda tu vida consumiendo, sufriendo y disfrutando cine. Comprar¨ªa exclusivamente lo que me gusta. O sea, que tendr¨ªa complicado (?o no?, porque mis gustos son sensatos y excelentes) hacerme rico con ello.
Me dedico a esos onanismos mentales en los 15 minutos iniciales de las dos pel¨ªculas a concurso que tuve que padecer en la jornada de ayer. Y me asalta la tentaci¨®n salir corriendo del cine porque s¨¦ la tortura que me espera. En el caso de la argentina Una especie de familia, dirigida por Diego Lerman, tampoco existe la posibilidad de adormecerte, ya que lo impide la abusiva afici¨®n al grito y al llanto del personaje que la protagoniza, una neur¨®tica e hist¨¦rica doctora porte?a que sufre desgarradores contratiempos y chantajes para adoptar al beb¨¦ que acaba de parir una madre de alquiler. Aparte del dato de que la m¨¦dico tuvo un ni?o que naci¨® muerto, tampoco hay m¨¢s explicaciones sobre el desastroso estado emocional de la dama. Pero su obsesiva tragedia no me resulta contagiosa en ning¨²n momento. Y es algo que veo venir desde el arranque, con un plano inacabable de se?ora con expresi¨®n entre desgarrada y anfetam¨ªnica que observa la lluvia en medio de la noche. La protagoniza B¨¢rbara Lennie, a la que considero buena actriz. Se supone que sigue las ¨®rdenes del director, pero la actitud de su personaje, me da una notable grima. Imagino que le puede caer el premio de interpretaci¨®n. Los jurados valoran mucho la intensidad emocional. A m¨ª, me agota.
El comienzo de la pel¨ªcula austriaca Licht, centrada en la llegada a la Viena imperial de una virtuosa pianista ciega a la que un m¨¦dico muy revolucionario asegura poder curar, es anodino y plano, intuyes que aunque la pianista interprete a Bach y a Mozart y est¨¦ ambientada en la misma ¨¦poca y escenario que la fascinante Amadeus, aqu¨ª solo va a existir el imperio del muermo, el tono monocorde, una narrativa plana. Y as¨ª es. La ¨²nica virtud que les reconozco a Una especie de familia y a Licht es que duran 90 minutos.
Me pregunto si los encargados de seleccionar el cine internacional que proyecta la secci¨®n oficial ven enteras esas pel¨ªculas o solo un rato, si tienen esp¨ªas nativos que les venden anticipadamente la calidad del producto o si lo constatan en primera persona. Por mi parte, solo deposito mis fundadas esperanzas en que aqu¨ª se ver¨¢ la mejor cosecha anual de cine espa?ol, ya que consideran que el festival es una buena plataforma para el lanzamiento nacional. Y admito que el poder¨ªo econ¨®mico y la repercusi¨®n medi¨¢tica que poseen otros festivales de serie A le ponen muy complicada a San Sebasti¨¢n la adquisici¨®n de joyas for¨¢neas, que tampoco abundan. Hay cosas muy meritorias y posibilismo inteligente en este festival, pero la secci¨®n oficial, exceptuando, repito, la producci¨®n nacional, es desalentadora. Aunque hago memoria y recuerdo con un escalofr¨ªo el infinito aburrimiento que me provoc¨® el cine a competici¨®n del ¨²ltimo festival de Cannes. Y ellos, tan arrogantes y sobrados, pueden elegir lo que les d¨¦ la gana. Es probable que los mayores talentos del cine ya no consideren la gran pantalla como su hogar natural, sino las series de televisi¨®n. El panorama del cine est¨¢ sombr¨ªo. Como todo, a?adir¨ªan los amargados profesionales, los que se sienten perdidos en el nuevo mundo.
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