Rom¨¢n, un fallido derroche de entrega
El torero cort¨® una oreja y se cerr¨® la puerta grande al errar en la suerte suprema
Est¨¢ visto que triunfar en el toreo, en las plazas importantes y en los momentos determinantes es un aut¨¦ntico milagro. Rom¨¢n ten¨ªa abierta de par en par la puerta grande de Las Ventas y se la cerr¨® a cal y canto con un error con el estoque y un p¨¦simo manejo del descabello. Hasta ocho intentos hizo y no consigui¨® rematar al toro, que se ech¨® en la arena, cansado de estar harto del muchacho y su falta de punter¨ªa. Un par de meses debiera estar Rom¨¢n, d¨ªa y noche, ejercit¨¢ndose con este utensilio para no repetir los dolores de cabeza como el que a¨²n debe tener despu¨¦s de la chapuza cometida.
No hay derecho que un torero est¨¦ tan bien toda la tarde y lo eche todo a rodar por el precipicio en cuesti¨®n de minuto y medio. Pero as¨ª es el toreo.
Rom¨¢n estuvo superior en sus dos toros, el mejor lote de la corrida sin clase de Fuente Ymbro. Ofreci¨® el torero valenciano todo un derroche de entrega, valor, responsabilidad, compromiso, y, lo que es mejor, de torer¨ªa.
Se faj¨® como un jabato con su primero, un manso complicado, al que recibi¨® de salida sin probaturas con airosas ver¨®nicas y unas apretad¨ªsimas gaoneras. Embisti¨® el animal a oleadas en banderillas, y lleg¨® al tercio final con m¨¢s genio que casta. Rom¨¢n inici¨® su labor por bajo, rodilla en tierra, al tiempo que el toro se desplazaba con largura. Lo cit¨® despu¨¦s de lejos y el animal acudi¨® con presteza; tard¨® en repetir, y Rom¨¢n dibuj¨® un precioso cambio de manos que lig¨® con un largo pase de pecho. En la siguiente tanda embebi¨® al toro en la muleta, volvi¨® a cambiarse de manos y sufri¨® una fea voltereta que le produjo una contusi¨®n en la regi¨®n inguinal derecha. Se levanto m¨¢s firme y asentado, y a¨²n firm¨® una tanda de naturales en los que ¡®trag¨®¡¯ mucho, y dos m¨¢s de derechazos metido en los terrenos de su oponente. Las bernardinas finales, ajustad¨ªsimas, fueron el broche a una actuaci¨®n valent¨ªsima y pre?ada, tambi¨¦n, de torer¨ªa. Dej¨® una estocada tendida, y el torero dio entonces un arre¨®n de miedo, de tal modo que Rom¨¢n, dolorido a¨²n de la voltereta, se vio obligado a correr como un loco y batir el r¨¦cord de velocidad de los cincuenta metros porque el animal le pisaba los talones con intenciones, sin conseguirlas, pero muy claras de mandarlo a las nubes.
Fuente Ymbro/Morenito, Adame, Rom¨¢n
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, mansos, sosos y sin clase.
Morenito de Aranda: pinchazo, media atravesada y un descabello (silencio); estocada (silencio).
Joselito Adame: estocada baja (vuelta); estocada (silencio).
Rom¨¢n: estocada tendida _aviso_ (oreja); metisaca, pinchazo, estocada, ocho descabellos _aviso_ y el toro se echa (palmas).
Plaza de Las Ventas. Cuarto festejo de la Feria de Oto?o. 28 de septiembre. Media plaza.
Fue la suya una faena de torero con mando en plaza, dispuesto a morir para triunfar, plet¨®rico de fortaleza y coraz¨®n, y con la mirada obsesiva en el triunfo.
M¨¢s templanza en la embestida ten¨ªa el sexto, al que mulete¨® con enorme disposici¨®n, gusto, cadencia y ligaz¨®n en una faena intermitente, pero plena de gracia y buen hacer torero.
Se gan¨® el favor del p¨²blico, y lo perdi¨® en el momento monumental de la muerte del toro. Lo que pudo ser otra tarde de gloria -ya sali¨® a hombros el pasado 15 de agosto- se qued¨® en un ¨¦xito fallido. Lo dicho: dos meses con el descabello d¨ªa y noche.
Joselito Adame consigui¨® dar la vuelta al ruedo en su primero en una actuaci¨®n que tuvo color y cierta enjundia que no pudo rematar. Dibuj¨® muletazos garbosos aprovechando el viaje de un toro tan noble como desfondado; en el quinto se justific¨® a pesar de la soser¨ªa del animal.
Morenito pecho con el peor lote y, encima, sufri¨® un revolc¨®n al intentar un quite en el tercero. Mala suerte. El primero tuvo malas pulgas, muy corto de embestida, buscaba el bulto y repart¨ªa tornillazos. Morenito prefiri¨® la retirada antes que la lidia, y desisti¨® pronto en lugar de solventar la papeleta con otra actitud. A la postre, no deja de ser un torero moderno.
Soso, de corto recorrido y sin clase fue el cuarto, lo que le impidi¨® al torero aspirar, siquiera, al triunfo deseado. Encima, cuando tom¨® la izquierda, el animal le solt¨® un derrote con el ¨¢nimo directo a robarle la cartera que, en el caso de los toreros, es el coraz¨®n. Felizmente, todo qued¨® en un amago, pero el susto fue may¨²sculo. Lo dicho, que no fue la tarde de Morenito de Aranda.
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