?Creadores?
La invenci¨®n ha pasado de ser un asunto de los artistas a los cient¨ªficos
Hace tiempo que los artistas de siempre ya no crean nada nuevo. Los novelistas escriben novelas m¨¢s largas, los pintores se esfuerzan por descomponer lo construido y los dramaturgos por mezclar cachivaches y performers, pero los resultados terminan siendo decadentes. Lo mismo pasa con la composici¨®n musical y con casi la totalidad de artes conocidas. La invenci¨®n ha pasado de ser un asunto de los artistas a los cient¨ªficos. Y de los cient¨ªficos a los empresarios dise?adores y publicitarios con ciencia.
La investigaci¨®n b¨¢sica, ofrece resultados asombrosos pero ahora la tecnolog¨ªa derivada nos pone pronto en las manos resultados que nos deslumbran con efectos semejantes a la fantas¨ªa.
Un ejemplo inmediato ser¨ªa la inteligencia artificial que, nacida de la inteligencia com¨²n, se encima por los pasajes que racionalmente hab¨ªa trazado. Y en esa misma lista se halla la manipulaci¨®n de genes o de virus, la disposici¨®n de inmunoterapias que hacen al organismo autorepararse o de las visiones del espacio postgal¨¢ctico que transfiguran la carne del ser humano.
En suma, ese individuo inhibido que emerg¨ªa e los textos de ficci¨®n, capaz de hacer de la verdad mentira y de la mentira verdad (de la fantas¨ªa normalidad y de la normalidad prodigio) ha encontrado su aut¨¦ntica versi¨®n en la creaci¨®n cient¨ªfica que pronto como anunci¨® Prigogine ser¨¢ ¡°la nueva al¨ªanza¡±. As¨ª, incluso, los productos cosm¨¦ticos del cuarto de ba?o no se enaltecen tanto por su descontado efecto sino por el tesoro de composiciones qu¨ªmicas que garantizan su resultado secreto. El mundo de la ciencia ha ganado con ello no s¨®lo un respeto reverencial sino hasta un reconocimiento toilette
La novela o el cine que buscaba transformaciones como el mon¨®logo, la ¡°novela objetiva¡±o la nouvelle vague se ha retirado a sus f¨®rmulas del siglo XIX. Copias tan fieles (y rancias) que parecen una y otra vez definir la novel¨ªstica como un g¨¦nero caducado hace muchos a?os y al cine como una manifestaci¨®n del siglo XX. No hay ya pel¨ªculas como tales sino ¡°temporadas¡±. No hay una novela sino trilog¨ªas. S¨®lo la poes¨ªa (que es qu¨ªmica) o la arquitectura (que es tecnolog¨ªa) ambas impregnadas de est¨¦tica siguen navegando.
La ciencia en cambio, d¨ªa tras d¨ªa y en general, ofrece ya un horizonte l¨²cido al alcance de la mano: el otro universo del pensamiento l¨®gico que inventa, aumenta la verdad de vivir y proporciona j¨²bilos contra la enfermedad y contra el tedio. Todo en defensa de la creatividad, el conocimiento y la sorpresa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.