Sinfon¨ªa tras los p¨ªxeles
El auditorio nacional estrena una iniciativa pionera en Espa?a, m¨²sica cl¨¢sica de videojuegos sin espect¨¢culo audiovisual
No hubo pantalla. Ni ca?¨®n l¨¢ser. Ni una troupe de actores disfrazados de marines espaciales. Solo los arcos sobre las cuerdas. Los dedos sobre las teclas. El fogonazo blanco en el pasar de las p¨¢ginas del coro. El zigzagueo de la batuta. Ayer, la Orquesta Metropolitana de Madrid y el Coro Tal¨ªa, bajo la direcci¨®n de Silvia Sanz Torre, se atrevi¨® a llenar el Auditorio Nacional de M¨²sica de videojuegos. Sin ning¨²n tipo de ornamento que diera espect¨¢culo m¨¢s all¨¢ de la m¨²sica. Solo las melod¨ªas en un intento de reivindicar art¨ªsticamente la calidad de los compositores del d¨¦cimo arte.
¡°El otro tipo de espect¨¢culos est¨¢n muy bien. Pero yo quer¨ªa que nos desmarc¨¢ramos y ofreci¨¦ramos un concierto sin otros a?adidos, para que luciera la gran calidad de estas composiciones¡±, explica David Rodr¨ªguez Cerd¨¢n, creador y productor de este evento, Playphonia. Cerd¨¢n present¨® una selecci¨®n de indiscutibles del videojuego contempor¨¢neo, que vive una revoluci¨®n art¨ªstica similar a la que experiment¨® la Nouvelle Vague. La m¨²sica narrativa e inquietante de Bioshock, la po¨¦tica mediterr¨¢nea del espa?ol Rime o el Londres victoriano de Assassin¡¯s creed syndicate fueron algunas de las piezas. El evento cont¨® adem¨¢s con la presencia de tres compositores: los norteamericanos Garry Schyman (Bioshock) y John Hillman (That dragon cancer) y el espa?ol David Garc¨ªa D¨ªaz (RiME).
Tres horas antes de que estos m¨²sicos se subieran despu¨¦s de la interpretaci¨®n de sus piezas para recibir la ovaci¨®n del p¨²blico, se sentaron a departir con EL PA?S. La tertulia arranc¨® con el significado simb¨®lico de la cita: unir el mundo de alta cultura con el aficionado al videojuego, algo que todav¨ªa cuesta, como reflej¨® la media entrada del aforo. ¡°Yo creo que es algo maravilloso y que muestra ese inter¨¦s creciente y mundial en la m¨²sica de videojuegos. A la vez, logra que un p¨²blico que normalmente no visitar¨ªa un auditorio de m¨²sica cl¨¢sica se anime a probar¡±, asever¨® Schyman, veterano del videojuego que tambi¨¦n prest¨® su talento a series televisivas ic¨®nicas como El equipo A.
M¨²sica de entidad
"Son piezas que se pueden escuchar perfectamente sin tener ninguna imagen. Con su propia identidad. Adem¨¢s, tienen una complejidad t¨¦cnica b¨¢rbara, especialmente para las cuerdas. Los solos de viol¨ªn, violonchelo y piano de Bioshock son especialmente dif¨ªciles. La gente se cree, a priori, que la m¨²sica de videojuegos es algo simple en estructura, de poca entidad. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Las que tocamos esta noche son aut¨¦nticos poemas sinf¨®nicos".
Silvia Sanz Torre es directora de la orquesta metropolitana de Madrid y del Coro Tal¨ªa.
Hillman, que vivi¨® el se¨ªsmo emocional de tener que componer la m¨²sica de That dragon cancer ¡ªel juego en el que el matrimonio creativo de Amy y Ryan Green narraron la agon¨ªa y muerte de su hijo Joel¡ª, apunt¨® otro aspecto de este di¨¢logo entre el jugador y el mel¨®mano: ¡°Ayer preguntaban si a los j¨®venes les interesa la m¨²sica de sus videojuegos. Fui claro: ¡®Por supuesto que les interesa¡¯. De hecho, si la banda sonora est¨¢ bien hecha, quitarla significa que el juego se desplome¡±.
El inter¨¦s de los grandes compositores en los videojuegos tiene dos vertientes. Una obvia es la econ¨®mica. Como se?alaron medios como The Washington Post o Rolling Stone, el videojuego est¨¢ suponiendo un alivio econ¨®mico al descalabro de la industria musical tanto por la v¨ªa directa (las crecientes oportunidades laborales para m¨²sicos) como indirecta (la atracci¨®n de un nuevo p¨²blico a los auditorios). Pero tambi¨¦n, si hay que creer a compositores como los que visitaron ayer Madrid, hay un placer y una libertad creativa inherentes a componer m¨²sica para videojuegos. ¡°Trabajas para un medio no lineal, as¨ª que el propio lenguaje de la m¨²sica se ve renovado. Tienes que desarrollar nuevas herramientas y experimentar con nuevas est¨¦ticas¡±, explica David Garc¨ªa, que este a?o ha asombrado a la cr¨ªtica internacional con su trabajo en Hellblade, un juego brit¨¢nico pero con gran impronta espa?ola en el que se usa la tecnolog¨ªa de audio binaural para hacer sentir al jugador los efectos alucinatorios de una psicosis.
¡°Creo que los videojuegos se parecen m¨¢s a componer m¨²sica cl¨¢sica que a componer para cine por una raz¨®n. No escribes melod¨ªas para las im¨¢genes, creas piezas mientras el jugador explora. As¨ª que tiones una libertad parecida a la de, por decir algo, Beethoven con su novena sinfon¨ªa¡±, puntualiza Schyman. El tr¨ªo de compositores se encuentra especialmente fascinado por la realidad virtual y el dise?o tridimensional de la m¨²sica que explica. Los pr¨®ximos juegos a los que ceden sus melod¨ªas Schyman e Hillman son en este nuevo medio. E indican que los m¨²sicos que quieran explorar este campo tienen que asumir que hay que aprender a programar, a enfrentarse al c¨®digo inform¨¢tico entre bambalinas de un videojuego: "Tal vez no es necesario que ellos programen directamente. Pero s¨ª tienen que entender c¨®mo funcionan", apunta Hillman.
Para demostrar que realmente consideran su trabajo para videojuegos un arte, las estrellas invitadas de Playphonia escogieron un momento de verdad, de iluminaci¨®n creativa, que les sucedi¨® mientras compon¨ªan m¨²sica para videojuegos. Para Schyman la obra elegida fue Bioshock y el momento m¨¢gico naci¨® de la exigencia de su creador, Ken Levine, un enfant terrible del arte interactivo conocido por un concienzudo perfeccionismo que lo empareja con David Fincher. ¡°Cuando lo conoc¨ª, me dijo que no pod¨ªa componer nada que sonara como una pel¨ªcula o una serie de televisi¨®n. Cada cosa que le mandaba, me respond¨ªa con un ¡®meh¡¯. As¨ª que me puse a experimentar con disonancias, porque Bioshock es un juego que tambi¨¦n aterroriza, y de pronto pens¨¦: ¡®?Y si le meto un solo de viol¨ªn?¡¯. Lo hice y sent¨ª que hab¨ªa dado con la tecla adecuada. Se lo mand¨¦ a Levine y a los 30 segundos me hab¨ªa contestado: ¡®Esto es¡¯. Fue una aut¨¦ntica epifan¨ªa¡±.
El momento dorado de Hillman fue especialmente emotivo: ¡°En la suite que escuchamos esta noche hay un solo de piano. Resulta que hay un momento en ¡®That dragon cancer¡¯, cuando el jugador visita el hospital, en el que puede ver unas cuatrocientas historias relacionadas con el c¨¢ncer que nos mandaron los miembros de Kickstarter [la plataforma de ¡®crowdfunding¡¯ m¨¢s conocida]. En esa escena, no solo ten¨ªa que lidiar con la tragedia de Joel y su familia, sino con muchas, muchas m¨¢s. Y me estaba dando problemas encontrar la tecla. Estaba frente al piano y de pronto la melod¨ªa surgi¨® sola. Resulta que estaba grabando todas las ideas que ten¨ªa al piano y toqu¨¦ esa pieza, que vino de la nada, y no tuve ni que repetirla. Esa grabaci¨®n es la que est¨¢ en el juego¡±. Garc¨ªa solo necesit¨® una se?al para saber que hab¨ªa acertado con unas de las melod¨ªas de RiME. ¡°Una l¨¢grima de mi mujer al escucharla. Cuando la vi, supe que esa era la correcta¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.