?Y si Aira ganara el Premio Nobel de Literatura?
El autor argentino, el m¨¢s influyente de su pa¨ªs, figura entre los candidatos de las casas de apuestas
Cuando le preguntan a C¨¦sar Aira si ganar el Nobel terminar¨ªa con su reputaci¨®n de escritor de culto contesta que los 900.000 euros ser¨ªan un buen consuelo. Reconoce, eso s¨ª, un reparo: en cuanto se sabe finalista de algo, empieza a gastar imaginariamente; al final, si no gana, se siente el hombre m¨¢s pobre del universo. Le pas¨®, dice, cuando su nombre apareci¨® hace dos a?os en la lista del Booker Internacional que termin¨® ganado L¨¢szl¨® Krasznahorkai. Ahora aparece en la de la casa de apuestas Ladbrokes, el juguete favorito de los letraheridos hasta que ma?ana se anuncie en Estocolmo el escritor ¨Co cantante- que seguir¨¢ a Bob Dylan en el palmar¨¦s.
Aira aparece al lado de, entre setenta m¨¢s, Ngugi Wa Thiong'o, Haruki Murakami, Margaret Atwood, Ko Un y Amos Oz, pero lleva ventaja: el escritor que se gasta imaginariamente la plata de los premios ya gan¨® imaginariamente el m¨¢s codiciado de las letras mundiales. En la novela La silla del ¨¢guila Carlos Fuentes endos¨® a su colega la famosa medalla para seguir un juego: el argentino hab¨ªa hecho que clonaran al mexicano en El congreso de literatura. El clonado, no obstante, parece ¨¦l. ¡°En la Argentina hay m¨¢s airianos que escritores¡±, dec¨ªa este lunes Ariana Harwicz en la librer¨ªa madrile?a Tipos Infames durante un coloquio organizado con motivo de Liber, la feria internacional de libro que cada a?o se celebra alternativamente en Madrid y Barcelona ¨Cque cunda el ejemplo- y que hoy arranca con la patria de Borges como pa¨ªs invitado.
El del autor de Ficciones, que se muri¨® sin Nobel, fue precisamente el nombre m¨¢s repetido en el debate del lunes. Tanto Harwicz como el resto de los participantes ¨CMarcelo Carnero, Diego Sasturain y Dami¨¢n Tabarovsky- lo invocaron como el autor m¨¢s importante del siglo XX en lengua espa?ola, lo que pondr¨ªa en solfa el car¨¢cter perif¨¦rico de la literatura rioplatense. ?Perif¨¦ricos o centrales? era la pregunta que lanz¨® la discusi¨®n y todos estuvieron de acuerdo en que se puede ser central y a la vez exc¨¦ntrico, es decir, sin haber escrito esa obra maestra que todo el mundo asocia a un nombre y que, faltar¨ªa m¨¢s, suele ser una novela como Dios manda. No es el caso de paganos como Aira o Borges. Como saben en Escandinavia, el segundo ni siquiera cultiv¨® el g¨¦nero. Como saben sus m¨²ltiples editores, a raz¨®n de libro por temporada, el primero no para de cultivarlo. O de manipularlo gen¨¦ticamente. Si no lo hubieran ganado ya los descubridores del ¡°reloj interno¡± del cuerpo ¨Ctodo un campo para novelistas-, le podr¨ªan haber dado al doctor Aira el Nobel de Medicina.
Babelia
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