Por primera vez, Harvard dedica una c¨¢tedra a un acad¨¦mico mexicano
La prestigiosa universidad reconoce el trabajo del arque¨®logo Eduardo Matos, gran estudioso de las culturas mesoamericanas
Medio en broma, medio en serio, Eduardo Matos Moctezuma explicaba este martes que su relaci¨®n laboral con el INAH empez¨® cuando ¨¦l ten¨ªa cinco a?os. La gente ri¨®, claro. El Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia de M¨¦xico, el INAH, ha sido su casa por mucho tiempo, pero ?tanto?
Ya hace casi 40 a?os que el instituto le encarg¨® la direcci¨®n del proyecto Templo Mayor. En ese sentido, Matos fue un pionero. El arque¨®logo trajo de vuelta del inframundo los restos del centro ceremonial del imperio azteca, oculto entonces bajo un estacionamiento de la secretar¨ªa de Hacienda. El acad¨¦mico se acordaba de aquello este martes en la Ciudad de M¨¦xico, en la conferencia que inaugura la c¨¢tedra que le dedica la universidad de Harvard.
Matos ley¨® su discurso en el auditorio del Museo Nacional de Antropolog¨ªa, MNA, que tambi¨¦n dirigi¨®, rodeado de amigos y colegas. El arque¨®logo es el primer mexicano cuyo nombre da t¨ªtulo a una c¨¢tedra en el prestigioso centro de estudios. Un honor, pero tambi¨¦n una declaraci¨®n pol¨ªtica. En la presentaci¨®n del programa, Mike Elliott, vicerrector de Asuntos Internacionales de Harvard, dijo: "Cuando las instituciones pol¨ªticas y econ¨®micas nos decepcionan, las culturales permanecen estables". Horas antes de la conferencia, Donald Trump lanzaba rollos de papel a un grupo de damnificados por los huracanes en Puerto Rico.
Matos habl¨® ante un auditorio repleto. Cientos de mexicanos acudieron al museo a escuchar al gran arque¨®logo. Uno de sus colegas, David Carrasco, profesor de antropolog¨ªa en Harvard, se encarg¨® de darle entrada: "Matos ha ense?ado a los mexicanos qui¨¦nes son en realidad".
De alguna forma, eso es totalmente cierto. Eduardo Matos Moctezuma record¨® a sus paisanos que el pasado exist¨ªa. Que lo hac¨ªa m¨¢s all¨¢ de Porfirio D¨ªaz y Pancho Villa. Que la f¨¢bula constituyente del ¨¢guila y la serpiente echaba sus ra¨ªces en el subsuelo del centro de la Ciudad de M¨¦xico. En un ejercicio extraordinario de alquimia hist¨®rica, fundi¨® el presente mexicano -los edificios coloniales del centro de la capital, los imperiales, los porfiristas, los modernistas- con su pasado, los restos de Templo Mayor.
El martes, el arque¨®logo habl¨® de sus tres amores, la historia de la arqueolog¨ªa, el Templo Mayor y la muerte en el M¨¦xico prehisp¨¢nico. Al primero le dedic¨® unos minutos, pocos, como quien habla de una relaci¨®n pasada, objetivo, pero comedido y distante. Ah¨ª todav¨ªa le¨ªa sus papeles.
El Templo Mayor y la muerte en el M¨¦xico prehisp¨¢nico son en verdad sus grandes pasiones. Su primer libro, Muerte a filo de obsidiana, publicado en 1975, trataba precisamente la relaci¨®n de los aztecas con la muerte. En su introducci¨®n, Matos escribi¨®: "No recordamos ning¨²n otro pueblo que haya representado la muerte en forma tan obsesiva como en algunas de nuestras culturas prehisp¨¢nicas. ?Culto a la muerte? M¨¢s bien culto a la vida... A trav¨¦s de la muerte".
Ha dedicado m¨¢s obras al tema. En 1986, public¨® Vida y muerte en el Templo Mayor y poco despu¨¦s El rostro de la muerte, el colof¨®n a la exposici¨®n sobre la muerte que ¨¦l mismo organiz¨® en el MNA, a partir de los hallazgos de los primeros a?os de excavaciones en el Templo Mayor. En febrero, en una entrevista con EL PA?S, el arque¨®logo apuntaba: "Ciertas filosof¨ªas y religiones siempre tratan de encontrar una salida a la muerte, crear una vida despu¨¦s de la muerte. Desde esa perspectiva, hab¨ªa una diferencia muy grande entre el pensamiento mexica y el cristiano. Una de las diferencias fundamentales es que en el catolicismo impera un orden moral: si te portas bien, vas a gozar eternamente. Si no, vas irremediablemente al infierno. O si tus pecados no son tan graves, vas al purgatorio".
"La pasi¨®n que siento por este tema", le¨ªa Matos el martes, "podr¨ªa ser materia de estudio para psicoanalistas, pero no les dar¨¦ la oportunidad". El p¨²blico volvi¨® a re¨ªr. El arque¨®logo se olvid¨® a los pocos minutos de su charla y asumi¨® el papel de profesor, explicando al p¨²blico 40 a?os de excavaciones y estudios del Templo Mayor, apoyado en una serie de diapositivas. A casi cuatro d¨¦cadas del inicio de las excavaciones, Matos se olvid¨® de Harvard, del museo y los aplausos y volvi¨® al sal¨®n de clases. Tan as¨ª que al final se despidi¨® a las prisas, como el maestro sorprendido por la chicharra del recreo.
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