Todos queremos ser Larry David
La serie del creador de 'Seinfeld' regresa tras seis a?os para volver a luchar contra la sociedad

Larry David es mi gu¨ªa en la vida. Es arisco, sus interacciones sociales son torpes y tiene sus man¨ªas, pero siempre le entiendo. No hay nadie con quien me sienta m¨¢s identificado que con el creador de Seinfeld, ya sea intentando abrir el complicado engranaje del jab¨®n de ducha, cuando silba por Wagner o al dar el p¨¦same a un amigo porque (ay que pena me da) se le ha muerto el canario.
A todos nos gustar¨ªa responder a los problemas con la firmeza de Larry, pero, por desgracia, uno tiene sus l¨ªmites y le gusta ser querido por los que le rodean. Sujetar la puerta a la persona que viene detr¨¢s aunque est¨¦ a considerable distancia para nosotros es una obligaci¨®n. Para ¨¦l, las normas sociales de convivencia son secundarias. Le da igual ser aceptado. Es un justiciero de sus principios. Discutir¨¢ por lo que est¨¢ bien hasta la extenuaci¨®n, y se enrocar¨¢ en una lucha dial¨¦ctica hilarante. Porque, desde su perspectiva, cualquier trivialidad deja de ser una tonter¨ªa.
Convertir las situaciones m¨¢s rutinarias en temas controvertidos. Ese es el fundamento de su serie, que acaba de estrenar su novena temporada sin cambiar nada tras seis a?os ausente de HBO. Un golpe sobre la mesa de lo polit¨ªcamente correcto a trav¨¦s de una de las voces m¨¢s preclaras del humor, responsable de dos geniales series "sobre nada", como ¨¦l mismo las describe. No hay finales felices, ni momentos para el abrazo. Nada que no sea risa. Situaciones inc¨®modas, cabreos monumentales, una estructura narrativa circular (todo en el guion est¨¢ atado pese a los di¨¢logos improvisados) y ning¨²n tapujo. Bastante... bastante... bastante... bien.
La barrera se vuelve a superar este a?o. La nueva misi¨®n de David es llevar un musical a Broadway sobre la fatwa del Ayatola Jomein¨ª al escritor Salman Rushdie. David, por supuesto, piensa que nada saldr¨¢ mal. No concibe el mundo m¨¢s all¨¢ de sus gafas.
Su falta de apego por lo que le rodea y su nula inteligencia emocional me representa. El calvo siempre tiene raz¨®n. Te hemos echado de menos, Larry. Aunque a ti te diera igual.
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