A Marte, que el mundo se acaba
Pablo T¨¦bar recibe en Sitges el Premio Minotauro por una novela de ciencia ficci¨®n sobre el planeta rojo
La Tierra se muere tras una tercera guerra mundial, envenenada por los residuos bajo un cielo p¨²trido en el que ya no brillan las estrellas. Agotados los recursos, con una pandemia que ha zombificado a parte de la poblaci¨®n, obligada a vivir en regiones agostadas tras una valla, la ¨²nica soluci¨®n parece ser cambiar de casa: emigrar a Marte, que ha sido recientemente terraformado.En esa tesitura, un fil¨®logo experto en lenguas muertas llega al planeta rojo para tratar de descifrar una larga inscripci¨®n alien¨ªgena descubierta all¨ª. Mientras, en la Tierra se suceden una serie de cr¨ªmenes perpetrados por un misterioso asesino en serie. Estos son los apasionantes mimbres, de ciencia ficci¨®n y de thriller policiaco, con los que Pablo T¨¦bar (Madrid, 1976), bien conocido por sus guiones para televisi¨®n, ha tejido Nieve en Marte, su primera novela, que le ha supuesto el premio Minotauro 2017 de literatura fant¨¢stica, entregado ayer, martes, en Sitges, en el marco del festival de cine y dotado con 6.000 euros.
La novela, que acaba de publicarse, resulta sorprendentemente madura para un escritor debutante y arrastra al lector con la emoci¨®n y la fascinaci¨®n que producen los buenos cl¨¢sicos del g¨¦nero. El autor demuestra un excelente conocimiento de la ciencia ficci¨®n y es un pasatiempo a?adido rastrear en la novela sus influencias, desde el Arthur C. Clarke de 2001, una odisea del espacio (novelizaci¨®n del filme de Kubrick basado en su relato El centinela) a Philip K. Dick (Podemos recordarlo por usted al por mayor ¨Cel relato que dio pie a Desaf¨ªo total), pasando por la trilog¨ªa marciana de Kim Stanley Robinson sobre la terraformaci¨®n del planeta y tantas otras cosas (la idea del ¡°bot¨®n¡±, mecanismo hipertecnol¨®gico personal puede quiz¨¢ rastrearse hasta el ansible de Ursula K. Le Guin).
¡°En realidad soy m¨¢s lector de novela estadounidense contempor¨¢nea, y no tanto de Aldiss o Asimov¡±, confiesa T¨¦bar, ¡°pero he frecuentado el g¨¦nero y sobre todo soy muy fan en el cine¡±. El ganador del Minotauro apunta que muchas ideas y temas del g¨¦nero ¡°forman parte del imaginario colectivo¡± y reconoce lo que tiene su novela de feliz pastiche pleno de referencias, sin dejar por eso de aportar un tono y una est¨¦tica muy propios. ¡°Lo importante en ¨²ltima instancia no es el qu¨¦, sino el c¨®mo¡±.
De su visi¨®n catastrofista de nuestro planeta el autor premiado subraya: ¡°Que la Tierra se acaba no es un futurible, es un hecho¡±.
Para T¨¦bar, acostumbrado a la televisi¨®n, ha sido un placer y una liberaci¨®n trabajar solo y ¡°hacer lo que me ha dado la gana¡±. De la variedad de tramas paralelas de la novela (que transcurre dentro de 150 a?os) y su capacidad para manejarlas a la vez dice que todo es efecto de su ¡°deformaci¨®n de guionista¡±, un oficio en el que empez¨® a los 18 a?os en M¨¦dico de familia. Actualmente coordina los guiones de una serie de corte fant¨¢stico para Neflix, Diablero.
Nieve en Marte tiene elementos similares a los de La llegada de Denis Villeneuve. ¡°S¨ª, el especialista en lenguajes al que le encargan descifrar un idioma extraterrestre. Me dio mucha rabia cuando la vi, porque ya ten¨ªa la novela escrita. Sostengo la creencia de que en momentos concretos hay algo en el ambiente que provoca reacciones similares, un poco como si fu¨¦ramos una mente colmena¡±. Tambi¨¦n a William Gibson se le atragant¨® la comida el d¨ªa que acab¨® de escribir Neuromante, fue al cine y lo que proyectaban era Blade Runner. T¨¦bar dice que a¨²n no ha visto la continuaci¨®n, pero que la original es su pel¨ªcula favorita, como es uno de sus autores de culto Dick, aunque su distop¨ªa de Nieve en Marte, puntualiza, no es tan sucia como la de otras creaciones, ni incluye un gobierno fascistoide y una sociedad uniformada.
De su visi¨®n catastrofista de nuestro planeta subraya: ¡°Que la Tierra se acaba no es un futurible, es un hecho¡±.
La novela tiene algunos detalles estupendos, como un partido de golf en Marte con bolas de plomo y drives imposibles (por la escasa atm¨®sfera marciana), las biodrogas legales, la ducha de arena, los solomillos Wellington marcianos prohibidos ya en la Tierra, donde solo se consume carne artificial, o los anuncios gr¨¢ficos del The Daily Mars intercalados entre los cap¨ªtulos: ¡°Residencia Ares, el mejor lugar para la cuarta edad, pase sus d¨ªas azules en el planeta rojo¡±; ¡°?Harto de todas las religiones? Nosotros dise?amos la tuya¡±; ¡°Ponle sal a tu vida sexual en nuestros simuladores¡±...
Babelia
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