Dos orejas y grave cornada con tres trayectorias para Cayetano
El diestro, herido en el muslo izquierdo, se mantuvo en el ruedo hasta matar al toro
La corrida
Enrique Ponce: dos pinchazos y estocada ca¨ªda trasera (silencio); estocada baja trasera (oreja con petici¨®n de la segunda, tras aviso); y media estocada desprendida trasera y descabello (vuelta al ruedo tras aviso), en el que mat¨® por Cayetano.
Cayetano: estocada trasera tendida (dos orejas), en el ¨²nico que mat¨® por resultar herido.
Gin¨¦s Mar¨ªn: pinchazo y estocada desprendida (ovaci¨®n tras leve petici¨®n de oreja); tres pinchazos, estocada y descabello (silencio).
El diestro Cayetano Rivera result¨® corneado de gravedad en el muslo izquierdo por el segundo toro de la corrida de la feria del Pilar de Zaragoza, al que, a pesar de la herida y la profusa hemorragia, acab¨® estoqueando y le cort¨® las dos orejas.
Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron tres toros de Parlad¨¦ y tres de Juan Pedro Domecq, estos en los ¨²ltimos lugares, y el quinto como sobrero del tercero, devuelto por partirse una pata. Corrida de buena presencia, por volumen y serias cabezas, pero de desigual remate. En cuanto a juego, estuvieron muy escasos de raza y de fuerzas, aunque alguno result¨® manejable.
El equipo m¨¦dico que dirige el doctor Val Carreres inform¨® que Cayetano fue atendido en la enfermer¨ªa de la plaza de una "herida por asta de toro a nivel de la cara interna del tercio superior del muslo izquierdo con orificio de entrada de 6 cm. y tres trayectorias: una superior que llega hasta el pubis; otra posterior de 10 cm. que desgarra las fibras de los m¨²sculos aductores, y otra inferior de 20 cm. que dislacera las fibras del cu¨¢driceps. Profusa hemorragia a expensas de vasos musculares de pron¨®stico grave que le impide continuar con la lidia". El diestro fue trasladado a la Cl¨ªnica Quir¨®n de Zaragoza.
En el ambiente festivo y amable de la v¨ªspera del Pilar, este 11 de octubre se vivi¨® en la plaza la dureza de la sangre humana derramada, la otra cara de las corridas de toros, que en este caso sufri¨® Cayetano, al que el segundo de la tarde infiri¨® una grave y amplia cornada en el muslo izquierdo.
Hasta ese momento, el torero din¨¢stico le estaba cuajando una estimable faena a un toro de Parlad¨¦ que segu¨ªa y repet¨ªa con docilidad y largo recorrido, -aunque no con demasiada entrega-, la muleta que, sin exigirle mayores esfuerzos, le mostraba suavemente su matador.
Fueron muy jaleadas por el p¨²blico esas tres vistosas tandas con la mano derecha, pero al echarse Cayetano la tela a la izquierda el animal comenz¨® a protestar y a cabecear, quiz¨¢ por sentirse ya desfondado.
Y en la siguiente intentona ya no perdon¨®: al segundo muletazo respondi¨® el astado con un seco tornillazo que alcanz¨® de pleno al diestro, infiri¨¦ndole esa amplia y profunda cornada.
Incorporado de la arena, con la cara te?ida de rojo por el choque con el morrillo, Cayetano se rehizo lo suficiente como para volver a ligar tres o cuatro muletazos m¨¢s con la derecha y matar al toro de una estocada trasera, a cuya salida le recogi¨® directamente la cuadrilla para trasladarlo a la enfermer¨ªa, mientras el presidente asomaba los dos pa?uelos por el palco y el tendido no dejaba de aplaudir tan valiente y enervante gesto.
El percance no rebaj¨® el entusiasmo del p¨²blico y sus ganas de pedir trofeos para los toreros, y en especial para Enrique Ponce, que, si no pudo sacar nada de su vac¨ªo primero, s¨ª consigui¨® ¡®puntuar¡¯ con el cuarto, un toro muy astifino y suelto de carnes que se dej¨® hacer sin demasiado celo.
El percance de Cayetano hizo que Ponce tuviera que lidiar un tercer toro, un sexto de cortas embestidas que el torero de Chiva no lleg¨® a controlar en un empe?o algo embarullado y envuelto de impostada gestualidad.
Gin¨¦s Mar¨ªn sustitu¨ªa al venezolano Jes¨²s Enrique Colombo, que no pudo tomar la alternativa por una reciente cornada en Valencia, y no encontr¨® apenas opci¨®n de contentar al generoso p¨²blico con un primer toro rajado y cambiante, y un quinto sin fuerzas que bes¨® la arena en varias ocasiones sin que surgiera ni una protesta desde un tendido que todo lo perdon¨®
Babelia
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