Encuentro con el alma del mundo
El psic¨®logo estadounidense James Hillman indaga en el coraz¨®n como ¨®rgano que no solo siente, sino que adem¨¢s piensa e imagina
Que el coraz¨®n ¡°piensa¡±, siente e imagina fue una teor¨ªa extendida en la Antig¨¹edad y el Renacimiento; y, seg¨²n el psic¨®logo estadounidense James Hillman (1926-2011), de absoluta actualidad. As¨ª lo confirma en las dos conferencias-ensayo de este hermoso libro, recuperado ahora por Atalanta en una primorosa edici¨®n.
En la primera de ellas, pronunciada en Suiza en uno de los c¨¦lebres congresos Eranos, Hillman homenajeaba al gran estudioso de la m¨ªstica suf¨ª Henry Corbin ¡ªautor del concepto de ¡°imaginaci¨®n creadora¡± y de una ¡°filosof¨ªa del coraz¨®n¡±¡ª al recordar que es justo el ¨®rgano del coraz¨®n el asiento de la imaginaci¨®n y que ¨¦sta constituye su aut¨¦ntica voz. ¡°Pensar¡± para Corbin y Hillman es lo mismo que ¡°imaginar con el coraz¨®n¡±. Siempre se dijo que la mente piensa y el coraz¨®n siente, y esa idea ha impregnado nuestra cultura occidental. De ah¨ª que sea posible aventurar que todav¨ªa carecemos de un saber del coraz¨®n en nuestras percepciones. Un saber necesario que describir¨ªa el mundo de manera distinta que las ortodoxias filos¨®ficas de la raz¨®n.
Hillman expone que en las edades de la humanidad han predominado tres formas de entender el coraz¨®n: ¡°el coraz¨®n del le¨®n¡±, la fase m¨¢s heroica y pura, la m¨¢s fogosa; ¡°el coraz¨®n de Harvey¡±, los hombres se industrializan y sienten el coraz¨®n como un ¨®rgano mec¨¢nico; y ¡°el coraz¨®n de san Agust¨ªn¡±, que simboliza que el yo individual es el protagonista en la vida. Hillman no se detiene ah¨ª, sino que tambi¨¦n evoca una teor¨ªa paralela de la belleza recordando a Plat¨®n, Plotino, Petrarca y Dante; quienes sab¨ªan que encontrar la belleza del mundo es m¨¢s asunto del coraz¨®n que de la cabeza.
La belleza hace ¡°palpitar los corazones¡±; as¨ª le sucedi¨® a Petrarca cuando con 16 a?os contempl¨® a una hermosa joven en la iglesia de Avi?¨®n; y a Dante, con 9 a?os, al ver a Beatriz, ¡°la ni?a vestida de rojo¡±, el anima mundi, que hizo que su coraz¨®n despertara a la vida est¨¦tica. El resultado de estos p¨¢lpitos cordiales fue, seg¨²n Hillman, nada menos que ¡°la transformaci¨®n¡± de la cultura occidental que comenz¨® manifest¨¢ndose como revoluci¨®n est¨¦tica. El ¡°alma¡± es de naturaleza est¨¦tica, afirma, con Plat¨®n; percibimos con el alma y con el coraz¨®n, dos complementarios que fundan nuestra psique arquet¨ªpica.
La psicolog¨ªa terap¨¦utica se olvid¨® durante a?os de la belleza ¡ªenfatiza el autor¡ª, al centrarse en el descubrimiento de la enfermedad y lo ¡°feo¡±. El morbo de nuestro tiempo ser¨¢, pues, la incapacidad para retener la belleza en nuestras vidas anodinas y seguras, pero estancadas en lo material. S¨®lo el coraz¨®n ¡ª?al que Pascal denomin¨® ¡°instinto¡± y ¡°principio¡± y de quien dijo que ¡°tiene razones que la raz¨®n no entiende¡±¡ª ser¨¢ el ¨®rgano que nos haga reaccionar ante la falta de belleza y la ausencia de bondad (seg¨²n el kal¨®n kagath¨®n de la Grecia cl¨¢sica). Es entonces cuando ¡°ruge el coraz¨®n del le¨®n¡±, capaz de rebelarse tanto contra el desierto de la vida moderna como frente a algo mucho peor: el horror de Auschwitz, por ejemplo, o la guerra de Vietnam.
La segunda conferencia, sobre el anima mundi, llena de simbolog¨ªa jungiana como la primera, aboga de nuevo por un renacimiento del alma ¡°en el coraz¨®n del mundo¡±. En conjunto, ideas intempestivas y necesarias en estos tiempos de crispaci¨®n general.
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Autor:?James Hillman.
Editorial:?Siruela (2017).
Formato:?tapa blanda (192 p¨¢ginas).
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