En ETA se com¨ªa de la hostia
'Fe de etarras', pol¨¦mica tan solo por la campa?a publicitaria de Netflix, es una comedia inteligente, sensible y humana
Cuando el agente provocador de la s¨¢tira Chris Morris estren¨® Four Lions (2009), una comedia sobre terroristas isl¨¢micos patosos dispuestos a atentar en Londres, se abri¨®, como tantas otras veces, el consabido debate sobre los l¨ªmites del humor. El conflicto en torno a las caricaturas de Mahoma publicadas en el diario dan¨¦s Jyllands-Posten segu¨ªa fresco y la decisi¨®n de Morris parec¨ªa, a priori. un movimiento imprudente en direcci¨®n a aguas muy turbulentas. Una vez que su pel¨ªcula vio la luz, el espectador pudo descubrir el verdadero alcance de su sentido de la provocaci¨®n, pero, sobre todo, la inteligencia que operaba bajo un discurso mucho m¨¢s complejo de lo que parec¨ªa anticipar su enunciado.
'Fe de etarras'
FE DE ETARRAS
Direcci¨®n: Borja Cobeaga.
Int¨¦rpretes: Javier C¨¢mara, Juli¨¢n L¨®pez, Gorka Otxoa, Miren Ibarguren.
G¨¦nero: comedia.
Espa?a, 2017
Duraci¨®n: 89 minutos.
Morris reciclaba algunos instrumentos dominantes en la construcci¨®n de un imaginario occidental ¡ªlos manuales de guion¡ª para sostener un artefacto de firme terrorismo conceptual: las convencionales estrategias para fomentar la identificaci¨®n del espectador con los personajes protagonistas llevaron a que Four Lions fuera, s¨ª, una comedia de terroristas tontos sometidos a un encadenado de slapstick cruento, pero tambi¨¦n ¡ªy ah¨ª estaba lo sustancial¡ª una pel¨ªcula protagonizada por unos infelices, abducidos por un ideal autodestructivo, que sobreexcitaban el potencial para la empat¨ªa y la compasi¨®n de la audiencia. As¨ª, Morris no se burlaba de la otredad desde ninguna atalaya arrogante: utilizaba la comedia como herramienta para plantear preguntas que la comodidad requerir¨ªa no escuchar.
Este cr¨ªtico no cree que haya que poner l¨ªmites al humor, pero cada vez est¨¢ m¨¢s convencido de que el humor da la medida de lo humano y que no estar¨ªa de m¨¢s que todo humorista se preguntase alguna vez acerca de qui¨¦n le r¨ªe los chistes. En este sentido, Fe de etarras, ¨²ltimo largometraje de Borja Cobeaga (hecho para Netflix y estrenado hoy), objeto de pol¨¦mica tan solo por su campa?a publicitaria, es un ejemplo perfecto para ilustrar c¨®mo la capacidad de la comedia para romper un tab¨² de representaci¨®n puede ir perfectamente de la mano no solo con una alt¨ªsima inteligencia c¨®mica, tambi¨¦n con una inteligencia humana ¨Cy una sensibilidad- a prueba de bombas.
Prolongaci¨®n de los planteamientos de Aupa Josu (2014) ¡ªserie nonata con excepcional piloto muy poco visto¡ª y Negociador (2014), pero, al mismo tiempo, sutil y eficaz cambio de registro, Fe de etarras cuenta la historia anti¨¦pica de unos fines de raza ¡ªun comando etarra a la espera, en un piso franco¡ª en un contexto hist¨®rico que preludia el fin de la lucha armada y en un entorno social que mina el ¨¢nimo gudari: la progresiva proliferaci¨®n de banderas espa?olas en las fachadas ¡ªutilizada al modo de un leitmotiv visual lubitschiano¡ª?durante la celebraci¨®n del Mundial de f¨²tbol de 2010.
M¨¢s deliberada y expansivamente divertida en su construcci¨®n c¨®mica que Negociador, pero capaz de capturar su misma atm¨®sfera melanc¨®lica en este piso esencialmente claustrof¨®bico, Fe de etarras es, ante todo, una comedia que se levanta sobre unos personajes que se sit¨²an en el extremo m¨¢s alejado de la burda caricatura de trazo grueso para revelar complejidad ¡ªy vulnerabilidad¡ª bajo los rigores de una militancia y los protocolos de una organizaci¨®n que los condena a sentirse ceros a la izquierda con cercana fecha de caducidad.
El guion de Diego San Jos¨¦ parte de la premisa de que, detr¨¢s de todo lo humano, late siempre una fragilidad potencialmente rid¨ªcula, pero tambi¨¦n potencialmente desoladora. La comicidad se extrae de contundentes l¨ªneas de di¨¢logo ¡ª¡°Hace a?os en ETA se com¨ªa de la hostia¡±/ "El IRA es nivel top¡± / "T¨² quitas a Espa?a de la Historia y no existir¨ªan los gordos¡±¡ª, de caracterizaciones parad¨®jicas ¡ªel okupa albacete?o que quiere ser etarra¡ª, de situaciones chocantes siempre asentadas sobre la observaci¨®n cotidiana ¡ªel plato de ducha en nombre de Euskal Herria, la cercan¨ªa vecinal del hincha espa?olista- y de meros cortes de montaje en el momento preciso. Cuando una simple pieza de puzzle hace que, de repente, en ese entorno tremendo, brote una inesperada ternura, llega a comprenderse la verdadera dimensi¨®n de lo que han hecho Cobeaga, San Jos¨¦ y todo su reparto: s¨ª, en efecto, al humor no hay que ponerle l¨ªmites, ni barreras, pero quiz¨¢ no estar¨ªa mal recordar m¨¢s a menudo, como hace Fe de etarras, la fuerza del humor para comprender lo humano, para disolver las fronteras que separan a una supuesta normalidad de una supuesta otredad.
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