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Cuando Benjamin Dickerson, protagonista, coguionista y director del filme, piensa en lo kubrickiano, lo que le sale es lo seudokubrickiano.
CREATIVE CONTROL
Direcci¨®n: Benjamin Dickerson.
Int¨¦rpretes: Benjamin Dickerson, Norah Zehetner, Alexia Rasmussen, Dan Gill.
G¨¦nero: ciencia-ficci¨®n. Estados Unidos, 2015
Duraci¨®n: 97 minutos.
Un ejecutivo publicitario de un Brooklyn situado unos pocos pasos en el futuro dispone, durante unos d¨ªas, del libre uso de unas gafas de realidad aumentada ¨²ltimo modelo para preparar su campa?a de lanzamiento. Su deseo reprimido por una compa?era de trabajo, novia de su mejor amigo -fot¨®grafo de modelos y paradigma del ad¨²ltero c¨ªnico-, se convertir¨¢ en su obsesivo material de juego con ese ingenio tecnol¨®gico capaz de fomentar la igualdad perceptiva entre lo vivido y lo imaginado¡ con las dram¨¢ticas consecuencias de rigor. Rodada en un blanco y negro que quiere ser decisi¨®n de estilo y se queda en barniz cool, con puntuales notas de color para las visiones de s¨ªntesis -s¨ª, lo hemos entendido, la fantas¨ªa es mucho m¨¢s real que la apagada realidad de esas vidas tan sofisticadas como vac¨ªas-, Creative Control acumula todos los tics de una modulaci¨®n hipster del cine de g¨¦nero donde simplicidad de concepto y afectaci¨®n de escritura intentan crear un simulacro de identidad.
Benjamin Dickerson, protagonista, director y coguionista de la pel¨ªcula, ofrece tanto aqu¨ª como en su ¨®pera prima First Winter (2012) -en la que pon¨ªa el Apocalipsis a vista de hipster brookylinita medio- un paradigm¨¢tico ejercicio de alumno de escuela de cine tan aventajado como repelente, proponiendo un tipo de historia que aspira a ser la versi¨®n pobre (de ideas) de un hipot¨¦tico relato de ciencia-ficci¨®n cotidiana para una antolog¨ªa de McSweeney¡¯s dedicada al g¨¦nero. Los planos ralentizados acompa?ados de temas cl¨¢sicos delatan un tipo de afectaci¨®n a la que el ocasional dise?o de moqueta que aparece en un momento de la pel¨ªcula -y que remite al imaginario de El resplandor (1980)- permite tambi¨¦n adjetivar con poca benevolencia: cuando Dickerson piensa en lo kubrickiano, lo que le sale es lo seudokubrickiano.
El yoga y las nuevas tecnolog¨ªas, el compromiso ideol¨®gico (la conversaci¨®n sobre el colt¨¢n) y el cinismo neoliberal sostienen la falsa dial¨¦ctica de una pel¨ªcula que desestima sus mejores ideas -la incomodidad corporativa frente a la fr¨ªvola radicalidad del artista enfant terrible- para acabar llevando a sus espectadores hacia una pedestre conclusi¨®n: la ciudad nos est¨¢ matando.
Babelia
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