La vehemencia del amor al arte y a la vida
Luppi estaba presente cuando mis padres se conocieron, estaba presente cuando empezaron a ser pareja y estuvo presente cuando nac¨ª
Se apag¨®. Uno de esos faros monumentales que uno cree que siempre estar¨¢n ah¨ª, iluminando a los j¨®venes aprendices, ense?¨¢ndonos el camino de la pasi¨®n por el arte y el compromiso, que de alguna manera son la misma cosa y la misma pasi¨®n. Se apag¨®. Y uno sab¨ªa que Federico Luppi no era inmortal, que en alg¨²n momento el hombre de majestuosos cabellos blancos nos dejar¨ªa, pero no quer¨ªa pensar que pudiera ser tan pronto.
Me dice Gregorio Belinch¨®n que escriba algo sobre Federico Luppi, y la verdad es que no s¨¦ por d¨®nde empezar.
Luppi estaba presente cuando mis padres se conocieron, estaba presente cuando empezaron a ser pareja y estuvo presente cuando nac¨ª. Fede fue de los que no cerraron los ojos cuando la dictadura argentina borraba gente de la faz de tierra arroj¨¢ndolos al r¨ªo de La Plata o tortur¨¢ndolos en infames campos de concentraci¨®n. Luppi nunca olvid¨® a mi padre, uno de esos torturados y desaparecidos, nunca olvid¨® a mi madre que se tuvo que exiliar a Espa?a con tres hijos huyendo de esa dictadura. Fue siempre fiel amigo de sus compa?eros. Y Luppi estuvo ah¨ª cuando despu¨¦s de tantos a?os, en uno de esos giros del destino, yo volv¨ª a la Argentina como actor para rodar una pel¨ªcula de Adolfo Aristarain en la que ¨¦l hac¨ªa de mi padre. La pel¨ªcula era Mart¨ªn (Hache). Y no exagero si digo que de alguna manera cambi¨® mi vida.
Siempre cuento una an¨¦cdota que me ocurri¨® rodando Mart¨ªn (Hache). Luppi estaba alojado en la habitaci¨®n de hotel contigua a la m¨ªa. Y todas las noches le o¨ªa repasar el texto de las secuencias del d¨ªa siguiente, le o¨ªa hacer ejercicios vocales y probar las escenas de diferentes formas. Yo pens¨¦ que un actor veterano como ¨¦l pod¨ªa permitirse confiar en su m¨¢s que probada intuici¨®n y dejarse llevar. Sin embargo, con una disciplina que ejemplificaba tanto su personalidad como su amor por el oficio, trabajaba cada noche en su pronunciaci¨®n y su personaje. Aquello fue toda una lecci¨®n para m¨ª. Me ense?¨® que siempre debes ser riguroso en el an¨¢lisis del texto, en el estudio de tus personajes y exigente a la hora de encontrar el mejor encare para cada secuencia. En s¨ªntesis me ense?¨® que aquello que se nos inculca en las escuelas de interpretaci¨®n no son cosas para aprendices y novatos sino lecciones de vida y una gu¨ªa para toda una carrera.
Luppi era una mente l¨²cida como su personaje en Lugares comunes, una mente l¨²cida que quer¨ªa, desde las entra?as, habitar un mundo m¨¢s justo, m¨¢s digno, m¨¢s solidario. Un mundo que no estuviera gobernado por el principio de la ganancia sino por el principio de la solidaridad y la fraternidad. Y con la misma vehemencia con la que amaba la vida y cada peque?a manifestaci¨®n de placer, con la misma vehemencia con la que amaba actuar, y comer y re¨ªr¡ am¨® a su compa?era Susana Hornos y am¨® el sue?o de otro mundo mas justo.
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