El potro
Qu¨¦ capacidad tienen La Sexta y Cuatro de sacar de quicio a los valientes que las sintonizan ma?ana y tarde durante la crisis catalana
Una de las acepciones del tercer grado es infligir dolor, f¨ªsico o mental, para extraer confesiones; otra podr¨ªa ser ¨¦sta: d¨ªcese de la capacidad que tienen La Sexta y Cuatro de sacar de quicio a los valientes que las sintonizan ma?ana y tarde durante la crisis catalana.
La mayor¨ªa cuerda deja de serlo cuando escucha a los mismos pol¨ªticos declarando lo mismo en las dos cadenas, a tertulianos itinerantes perorando ¨ªdem de ¨ªdem, y a los graciosos vespertinos de Zapeando y Dani&Flo procesando las sobras. Al anochecer, sigue la murga. Entre parados, jubilados y psic¨®patas de la actualidad corren peligro millones.
Antonio Garc¨ªa Ferreras y Javier Ruiz se encargan de los zarandeos m¨¢s provechosos. El primero es un genio del suspense. Cuando se?ala a las c¨¢maras con el dedo y exclama ¡°?atenci¨®n!¡±, la audiencia contiene el aliento. ¡°?Anunciar¨¢ la tercera guerra mundial?. No, son Irene Montero y Ada Colau arreglando Espa?a. Siempre consigue enga?arme. El segundo tampoco es manco pero se r¨ªe y se enfada m¨¢s.
¡°Querido, el tema de Catalu?a me persigue hasta en Argentina. La televisi¨®n y las radios, con la matraca a todas horas, as¨ª que lo vivo como si estuviera all¨ª¡±, escrib¨ªa una amiga desde Buenos Aires. Y como a la mujer le duele Espa?a, est¨¢ hecha pur¨¦. Mucho m¨¢s jorobados est¨¢n en Barcelona, Madrid o Pamplona, que suman a la aflicci¨®n patria el dolor de cabeza. El centrifugado de verdades, mentiras y disparates alborota las neuronas. No hay reposo, ni resquicio para la fuga.
La desconexi¨®n es imposible. No sirve esconderse a oscuras. Las pantallas de los m¨®viles se iluminan soltando en cadena chistes, sarcasmos, sapos y culebras. Parece broma pero es cierto: un club de solterones y divorciados, que frecuento por si acaso, sufri¨® la baja voluntaria de un socio porque el resto se neg¨® a parlotear sobre Catalu?a. Quebrado en el potro de La Sexta y Cuatro, el hombre hab¨ªa dado en loco.
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