Emma Su¨¢rez: ¡°No soy una estrella, y si lo soy, es a mi pesar¡±
La actriz, que acaba de estrenar 'Las hijas de Abril', recibe la pr¨®xima semana una de las Espigas de Honor de la Seminci
La racha es prodigiosa: dos goyas en la ¨²ltima edici¨®n de los premios del cine espa?ol, dos participaciones consecutivas en el festival de Cannes, rodajes a un lado y otro del Atl¨¢ntico... Y la semana que viene, el martes recibe una de las Espigas de Honor de la Seminci. Emma Su¨¢rez (Madrid, 1964) ya ha conocido rachas parecidas, as¨ª que, sin usar esa palabra pero s¨ª su definici¨®n, contemporiza con el momento. "Yo no soy una estrella, y si alguien lo considera as¨ª, es a mi pesar", cuenta entre sonrisas.
Su ¨²ltimo trabajo, Las hijas de Abril, del mexicano Michel Franco, define bastante bien la visi¨®n de Emma Su¨¢rez de la interpretaci¨®n y de su disfrute con los riesgos laborales: "Rodamos la pel¨ªcula de forma cronol¨®gica, y al acabar, repetimos hasta el 30% de las tomas. Fue una segunda oportunidad, una posibilidad de mejorar como en el teatro. As¨ª puedes ajustar y matizar. Michel me lo cont¨® en nuestro primer encuentro, y me enganch¨®. Es m¨¢s, por primera vez en mi carrera, un director me pregunt¨® si quer¨ªa repetir alguna toma de la que no hubiera quedado contenta". Todo para hacer cre¨ªble a su Abril, una madre ausente que desde la distancia mantiene econ¨®micamente a sus hijas. Y que reaparece en sus vidas cuando la peque?a, de 17 a?os, est¨¢ a punto de ser madre. Al nacer su nieta, Abril decide entregarla en adopci¨®n, porque considera que ni su hija ni su yerno son incapaces de cuidar el beb¨¦. Esa decisi¨®n esconde otras decisiones, porque Abril es una mantis religiosa, una mater amant¨ªsima y un ejemplo andante de s¨ªndrome de Peter Pan. Vamos, que lo tiene todo para convertirse en una de las grandes villanas del cine. Y encima, es espa?ola, lo que en una pel¨ªcula mexicana a?ade un elemento social. "Sin embargo, no hab¨ªa una intenci¨®n en ello. Michel se la plante¨® con una actriz estadounidense, y al hacerla en espa?ol me llam¨® a m¨ª. Creo que esta visi¨®n es una opci¨®n libre del espectador".
Un mal que s¨ª est¨¢ subrayado en Las hijas de Abril es el peterpanismo imperante en la sociedad actual, en un buenismo de manual con su defensa del yoga, por ejemplo, como salvador de otras actitudes criticables: "Fue un personaje muy divertido de hacer. Me ten¨ªa 24 horas al d¨ªa imaginando y en guardia, porque para m¨ª es indispensable que el p¨²blico empatice con ella, que no le coja man¨ªa, y que despu¨¦s, a lo largo de la historia, choque con el desconcierto que provoca Abril, porque cree fervientemente en lo que hace". Y subraya: "Estamos viviendo un momento de profunda desconexi¨®n del ser humano en el mundo. Estamos enfermos". De ah¨ª viene una reflexi¨®n sobre el escandaloso caso Weinstein: "Yo no he conocido casos en Espa?a, aunque nuestra industria es tan min¨²scula... Sospecho que ocurre en muchas m¨¢s profesiones y sitios que en el cine y en EE UU".
Sobre los premios, los homenajes pasados y por venir, Su¨¢rez destila escepticismo, Tras renegar del estrellato, apunta: "Ahora voy a rodar a Argentina Irene, de Celina Murga. Aqu¨ª no hay ni pel¨ªculas ni industria. Soy una afortunada, porque me llaman del otro lado. Pero es que no me llegan proyectos espa?oles. Y no creo que sea por falta de talento. Existe, aunque no encuentra c¨®mo salir. Ahora se va a emitir la serie de Movistar La zona, en la que participo. Me da pena que no llegue al cine, porque es maravillosa, y demuestra que tenemos creatividad, y que busca otros caminos. Pienso, por ejemplo, en las dificultades de Isaki Lacuesta [la actriz ha estado en sus dos ¨²ltimas pel¨ªculas] por sacar adelante sus filmes". Su¨¢rez respira y prosigue: "He vivido un a?o muy especial, con muchos estrenos y muchas gratificaciones recibidas por estos trabajos. Sin embargo, todo es fruto de la fortuna y de este momento. Este. Ya veremos el a?o que viene".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.