Chicho: la leyenda sigue viva
El festival Nocturna homenajea a Narciso Ib¨¢?ez Serrador como creador de obras maestras como 'La residencia' o '?Qui¨¦n puede matar a un ni?o?'
Quedan pocas oportunidades de homenajear a Narciso Chicho Ib¨¢?ez Serrador (Montevideo, 1935). Su delicado estado de salud obliga al creador, que insufl¨® vida y genialidad a la arcaica televisi¨®n espa?ola de finales de los sesenta y los setenta, a moverse en una silla de ruedas. Por eso, el premio que ayer le entreg¨® el festival Nocturna, certamen madrile?o especializado en cine fant¨¢stico y de terror, ten¨ªa aires de cita inolvidable para los cin¨¦filos. Y s¨ª, fue impresionante ver a Ib¨¢?ez Serrador, que como bien apunt¨® Sergio Molina, director del certamen, dirigi¨® dos obras maestras del cine espa?ol del terror: La residencia (1970) y ?Qui¨¦n puede matar a un ni?o? (1976). Pero m¨¢s impresionante fue o¨ªrle. Y ser testigo de c¨®mo aquel excelso narrador en la peque?a pantalla, de inflexiones de voz meticulosamente medidas al estilo Alfred Hitchcock, reviv¨ªa una vez m¨¢s.
Durante d¨¦cadas, Ib¨¢?ez Serrador no ha merecido el cr¨¦dito correspondiente ni por su labor televisiva (que pasa del Un, dos, tres... responda otra vez a Historias para no dormir o Tras la puerta cerrada) ni por su labor cinematogr¨¢fica (Nocturna ha recuperado sus dos obras maestras y su mediometraje El hombre que vendi¨® su risa, el filme con el que viaj¨® -literalmente, lo llevaba en una caja- en 1962 de Buenos Aires a Madrid para abrirse camino en TVE). Ahora han empezado las carreras de las nuevas generaciones -que s¨ª son conscientes de su influencia- para reconocer su talento. Anoche, para todos ellos, Ib¨¢?ez Serrador dej¨® un discurso que supo ir de menos a m¨¢s.
Tras empezar con un "no sab¨ªa que ten¨ªa que hablar; si lo s¨¦, hubiera redactado unas pocas l¨ªneas para parecer que improvisaba", desgran¨® como un cirujano el concepto del terror. "Casi toda mi vida se ha basado en el terror, y sobre todo en las cosas que han servido de base para historias para no dormir". Ah¨ª cay¨®, en una pausa dram¨¢tica que agit¨® a la audiencia. Y en un h¨¢bil giro, solt¨®: "Esto es precioso". El p¨²blico -en el que se encontraban otros dos de los homenajeados, Caroline Munro y Don Costarelli- estall¨® en aplausos, pensando en el momento. "No, no, me refer¨ªa al silencio". Y Chicho, el maestro, comenz¨® su disertaci¨®n: "De ¨¦l se puede extraer muchas cosas, sobre todo el terror, el terror al silencio. No recuerdo muchas historias de miedo que empiecen en el silencio. Y si lo pensamos, ahora que estamos juntos tanta gente que nos gusta el estremecimiento del terror, el silencio tiene una voz, es el pr¨®logo del aullido. No hay gritos si antes no ha habido silencio. Esta noche cuando est¨¦is donde durm¨¢is, en una cama o en un sof¨¢, pensad en el silencio, y ver¨¦is c¨®mo el silencio empieza a jugar a dise?ar los miedos, el miedo que es el pr¨®logo del terror. Si esta noche poco antes de que os durm¨¢is prest¨¢is atenci¨®n a lo que os rodea, pensad en el silencio y os llegar¨¢ el miedo".
Despu¨¦s, empujado por su bi¨®grafo, Carlos Urrutia, y ayudado por Jos¨¦ Lozano, uno de los trabajadores de su productora Prointel -que actualmente dirige su hijo Alejandro, que no pudo acudir por encontrarse de viaje en China-, Chicho Ib¨¢?ez Serrador se fue. Hab¨ªa entrado como un venerable anciano en silla de ruedas. Sali¨® como si fuese un Hannibal Lecter henchido de energ¨ªa al que atar a una silla ante la posibilidad de que se comiera los corazones del p¨²blico. Algo que, en cierta forma, hizo.
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