¡®Cocote¡¯, religiosidad y venganza en el coraz¨®n de Rep¨²blica Dominicana
El filme de Nelson Carlo de los Santos recorrer¨¢ 30 festivales en distintos pa¨ªses
En Rep¨²blica Dominicana la palabra cocote quiere decir cuello. En otros pa¨ªses de habla hispana se le llama cogote. Pero en el pa¨ªs caribe?o, tiene un significado invisible m¨¢s profundo, m¨¢s visceral. Implica violencia. No se la utiliza si se habla bien de alguien. El director Nelson Carlo de los Santos toma este entramado ling¨¹¨ªstico y lo convierte, en su primer filme de ficci¨®n, en una mirada antropol¨®gica de la sociedad y la religi¨®n del coraz¨®n de esta naci¨®n insular, de la cual es oriundo. Se salta muchas normas del cine y esta su rebeld¨ªa llev¨® su obra a participar en diferentes secciones en prestigiosas citas como Cannes, Toronto y Locarno. Ahora la pel¨ªcula contin¨²a con su recorrido, donde la esperan en al menos 30 citas cinematogr¨¢ficas internacionales.
Cocote, que tuvo apoyo de distintos fondos para poder ser finalizada, nos presenta a Alberto (Vicente Santos), que trabaja como jardinero para una familia acomodada en Santo Domingo. Retorna a su pueblo cuando se entera que su padre fue asesinado por una deuda que ten¨ªa con un polic¨ªa. ?l es evang¨¦lico, muy creyente, y tendr¨¢ que asistir a los funerales organizados por sus consangu¨ªneos, que mezclan el catolicismo con lo pagano, mientras esperan que haga justicia por el alma de su progenitor. ¡°El hecho de no matar es distanciarse de la familia. Y la decisi¨®n de matar m¨¢s bien tiene que ver con la decisi¨®n de decirle s¨ª a la familia. Es un poco el gran problema moral y ¨¦tico que presenta la pel¨ªcula¡±, explica De los Santos v¨ªa Skype.
El director dice que present¨® la religiosidad en Cocote, con estreno programado en su territorio para febrero de 2018, como un ¡°instrumento antropol¨®gico¡± para ofrecer otra mirada sobre su pa¨ªs, una que pueda dar algunas luces que expliquen su idiosincrasia. El catolicismo frente al evangelismo funciona como un ancla para entender los giros que da la pel¨ªcula alrededor de sus acontecimientos. Esto, seg¨²n el director, se entiende debido a las dos ocupaciones estadounidenses que ha tenido su pa¨ªs. Sobre todo la segunda, la de 1965, que llev¨® consigo a sus iglesias protestantes. ¡°Alberto es ese punto central en donde se presenta un conflicto de producci¨®n de moralidad en la Rep¨²blica Dominicana, que tiene que ver con estas iglesias protestantes. El gran problema que tiene el pueblo dominicano es c¨®mo diablos van a enterrar a sus muertos. Los ritos que se ven el filme es la forma del catolicismo popular de mi pa¨ªs, que no tiene que ver con un tema vud¨² ¨Cque se puede malinterpretar¨C, sino m¨¢s bien con c¨®mo va a ser ajusticiada el alma de sus muertos¡±, agrega De los Santos.
Invocaci¨®n documental
Para darle realismo a los ritos, el director invoc¨® al g¨¦nero documental para recrearlos en su largometraje. Ten¨ªa suficiente confianza con la gente del pueblo, por lo que coloc¨® micr¨®fonos en la casa donde se grabaron las secuencias y, durante cinco d¨ªas, registr¨® tres horas cada jornada el ritual que se realizaba de 9 a 17, que incluye los rezos y los cinco misterios. ¡°Son los dos al mismo tiempo [ficci¨®n y documental]. Eso fue algo muy bonito que se dio en la pel¨ªcula. Cada extra y rezador tuvo un papel. Son una recreaci¨®n, porque ellos no est¨¢n rezando a un muerto real, el muerto era ficticio. El baile, la m¨²sica, los tambores que se da en la procesi¨®n es por esta conexi¨®n que ellos tienen de toda la vida. Conectaban con sus muertos y se olvidaban que hab¨ªa una pel¨ªcula, as¨ª se daban estos intentos de posesiones y todo eso¡±, precisa De los Santos.
El director de 32 a?os quiso alejarse del star system y de los convencionalismos del cine de su pa¨ªs para contar esta historia. Fue as¨ª que tard¨® casi seis meses en preparar a su elenco, conformado por tres actores profesionales, pero principalmente por personas que no ten¨ªan ninguna experiencia frente a la c¨¢mara. Sent¨ªa la necesidad de alejarse de esa mirada de la cinematograf¨ªa de la naci¨®n caribe?a ¡°mucho m¨¢s relacionada y colonizada hacia Hollywood¡±. ¡°Estoy trabajando con personas que, de una u otra forma, muestran sus verdaderas realidades y hay que tratar de saber c¨®mo representar esas realidades sin perturbarlas mucho o sin falsearlas tanto¡±, afirma el director.
En m¨¢s de un festival al que asisti¨®, a De los Santos se le cuestion¨® la elecci¨®n del lenguaje cinematogr¨¢fico para mostrar la pel¨ªcula ¨Cganadora del Leopardo de Oro en la secci¨®n Se?ales de vida de Locarno¨C, argumentando que quiz¨¢ no pueda ser accesible para todos los p¨²blicos. La amalgama de la ficci¨®n y el documental que arma el director dominicano se vale de recursos que van desde el cambio de tonalidades (blanco y negro a color), m¨²ltiples texturas y formatos, adem¨¢s de una narraci¨®n en 360 grados.
Esto se suma al relato tragic¨®mico que aborda la violencia silenciosa de Rep¨²blica Dominicana, en medio de las clases sociales, etnias y el conflicto religioso con dosis de humor negro y toques de surrealismo. De los Santos finaliza defendiendo su mirada de cineasta caribe?o como un asunto de Estado: ¡°Ante todo voy a luchar por la libertad del cineasta del tercer mundo. Siento que el cine latinoamericano se acomod¨®. Hay que comenzar a repensar el lenguaje cinematogr¨¢fico, c¨®mo nos estamos representando. Tiene que crearse un lenguaje totalmente distinto, porque sino ser¨ªa una dictadura de mi parte, de imponer cierto canon de cine latinoamericano. Creo en la libertad de la gente, de verse representados como quieren, y la libertad m¨ªa de representar como yo lo considere¡±..
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