¡®Los p¨¢jaros¡¯ fueron de papel
Reeditados los relatos en los que se inspir¨® Hitchcock para rodar algunas de sus pel¨ªculas
Alfred Hitchcock bebi¨® de muchas fuentes para convertirse en maestro del suspense, pero la principal fue Daphne du Maurier (Londres, 1907- Cornualles, 1989), de quien llev¨® a la gran pantalla Los p¨¢jaros, Rebeca o La posada de Jamaica). La editorial El Paseo ha rescatado cinco de sus relatos que hab¨ªan sido v¨ªctima del olvido, de traducciones poco rigurosas, de la censura o del ¨¦xito de la versi¨®n cinematogr¨¢fica. El nuevo volumen cuenta con un complejo y controvertido pr¨®logo del fil¨®sofo esloveno Slavoj ?i?ek (Liubliana, 1949), quien abre la lectura a la perspectiva del ¡°masoquismo femenino¡±.
Algunos de los textos de Du Maurier han sido eclipsados por las inigualables versiones de Hitchcock sobre ellos. Es el caso de Los p¨¢jaros, el t¨ªtulo que recupera El Paseo y que, debido a la pel¨ªcula, sustituy¨® al original, donde el texto que encabezaba la recopilaci¨®n era El manzano.
Previamente, la censura se hab¨ªa encargado de destrozar una narraci¨®n de enorme ¨¦xito en Reino Unido. En El joven fot¨®grafo, la cicatera mentalidad franquista convierte a un joven rendido al deseo ante una madura turista de aires aristocr¨¢ticos en un adolescente sin rumbo aturdido por la caricatura de una mujer fatal, seg¨²n relata el editor David Gonz¨¢lez Romero.
La reedici¨®n de la obra, con una nueva traducci¨®n de Miguel Cisneros, recoge los afamados p¨¢jaros y otros relatos sobre los que ?i?ek escribe que ¡°la intromisi¨®n de una dimensi¨®n inesperada perturba la marcha ¡®normal¡¯ de las cosas¡±.
Para el fil¨®sofo esloveno, psicoanalista que aplica la visi¨®n psicol¨®gica a la obra de la escritora, ¡°las narraciones de Du Maurier representan directamente, demasiado directamente, las fantas¨ªas que sostienen nuestras vidas¡ Y es esta puesta en escena de nuestras fantas¨ªas, directa y descarada, a menudo vergonzosa, lo que hace que su escritura sea tan cautivadora, especialmente cuando se la compara con el as¨¦ptico feminismo ¡®pol¨ªticamente correcto¡±.
Fantas¨ªas masoquistas
?i?ek no duda entrar en este controvertido aspecto en el pr¨®logo de la obra al afirmar que el t¨¦rmino que ¡°encapsula¡± la escritura de Du Maurier es el ¡°masoquismo femenino¡±. Seg¨²n el escrito, la autora ¡°trae a escena una y otra vez (¡) el personaje de una mujer que goza de su propia ruina, que encuentra una satisfacci¨®n torturada en su sometimiento y humillaci¨®n¡±.?
Para el fil¨®sofo, Du Maurier est¨¢ ¡°flanqueada por el romanticismo, con su idea del mal radical (del ¡®placer en el dolor¡¯) y por Freud y el impacto directo del psicoan¨¢lisis en las artes¡±.
M¨¢s all¨¢ del pr¨®logo de ?i?ek, la recopilaci¨®n de relatos de la escritora es fundamental para encontrar respuestas a obras tan populares como Los p¨¢jaros o para entender el universo que encandil¨® a Hitchcock y a miles de lectores. El primer relato, el que el cineasta convirti¨® en ¨¦xito mundial, explica que, ¡°como esas personas que temen morir antes de su hora y se vuelcan en el trabajo o son arrastradas por la locura, as¨ª tambi¨¦n se comportaban los p¨¢jaros¡±.
En El manzano, la autora relata el af¨¢n del protagonista por ¡°disfrutar por fin de su libertad¡± tras haber enviudado de una mujer obsesionada en mantener ¡°su triste rutina de tareas y labores innecesarias que ella misma se obligaba a hacer¡±. Una triste vida que se replica en El joven fot¨®grafo, a quien Madame la Marquise seduce porque ¡°su humillaci¨®n era placer para ella¡±, no ten¨ªa con quien compartir secretos, con quien re¨ªr, y estaba rodeada de personas aburridas ¡°encerradas en una vida que jam¨¢s cambiaba¡±. B¨¦same forastero y El viejo cierran una obra de textos inquietantes que, seg¨²n ?i?ek, como las viejas grabaciones de gram¨®fono, los ¡°rasgu?os que hoy pueden hacerlos anticuados, e incluso parecer rid¨ªculos, contribuyen a mantenerlos vivos¡±.
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