La par¨¢lisis y el gesto

Charlie Chaplin atribu¨ªa a las posibilidades del lenguaje cinematogr¨¢fico su liberaci¨®n de esa tiran¨ªa de exagerar el gesto que hab¨ªa condicionado su carrera previa en los teatros de variedades. Andy Serkis, gran estrella de la t¨¦cnica digital de captura de movimiento ¨Csuyos han sido el Gollum de la saga de El Se?or de los Anillos, el King Kong de Peter Jackson y el C¨¦sar de la nueva trilog¨ªa de El Planeta de los Simios-, quiz¨¢ podr¨ªa argumentar todo lo contrario: la argucia tecnol¨®gica que le ha llevado a la fama parece inspirar un nuevo modelo de sobreactuaci¨®n gestual, orientada a afirmar la presencia de un actor de carne y hueso bajo la imagen de s¨ªntesis. Serkis no ha podido escoger un material de partida m¨¢s alejado, en apariencia, de sus especialidades como actor ¨Cun acad¨¦mico biopic de autosuperaci¨®n personal, con abundantes est¨ªmulos para la l¨¢grima-, pero, de alguna manera, en Una raz¨®n para vivir se filtra una tendencia al exceso dramat¨²rgico que delata su autor¨ªa.

La pel¨ªcula documenta el viacrucis del joven comerciante de t¨¦ Robin Cavendish que, tras contraer la polio a los 28 a?os de edad, decidi¨® no s¨®lo no asumir su diagn¨®stico como sentencia inapelable, sino luchar por mejorar sus condiciones de vida y las de otros pacientes en su condici¨®n. Subordinado de por vida a la ventilaci¨®n mec¨¢nica, Cavendish vivi¨® hasta los 64 a?os frente al pasmo de una comunidad m¨¦dica que, en su momento, no le hab¨ªa augurado ni tres meses de vida. En su piel, un Andrew Garfield con el rostro como ¨²nico elemento expresivo se ve, en el fondo, tan obligado como Serkis en sus trabajos de captura de movimiento a forzar su gestualidad para construir un car¨¢cter dentro de este ejercicio hecho con tiral¨ªneas que encierra una vida ejemplar en una f¨®rmula.