El arte de vender ¡®leonardos¡¯ como si fueran ¡®jeff koons¡¯
La estrategia de ofrecer el ¡®Salvator mundi¡¯ en una subasta de obra actual explica que se haya convertido en la m¨¢s cara de la historia
El planeta Leonardo da Vinci es un cuerpo celeste que orbita ajeno a las leyes de la atracci¨®n gravitacional. Las verdaderas fuerzas que lo hacen rotar son impensables sumas de dinero y la persistencia del mito. La venta del Salvator mundi (1506-1513) del genio florentino en Nueva York, el pasado mi¨¦rcoles, por 382 millones de euros, retrata las singulares costuras que estos ¨²ltimos a?os entretejen el mercado del arte.
Las estrategias de marketing, las redes sociales y la comunicaci¨®n se han convertido en el verdadero bastidor que soporta el lienzo. La tabla de Leonardo ha viajado hasta Hong Kong, Londres y San Francisco. Un tour de miles de kil¨®metros en busca de compradores, sobre todo de Oriente Medio y Asia. Ha viajado, infatigable, como una estrella de rock. Poco importa la fragilidad del cuadro.
Despu¨¦s de 500 a?os y de restauraciones muy deficientes y repintes, la obra ha sufrido mucho. Se vio en su estreno en sociedad en la exposici¨®n monogr¨¢fica que la National Gallery de Londres dedic¨® al genio en 2011. ¡°La pintura est¨¢ absolutamente muerta¡±, escribi¨® Jerry Saltz, cr¨ªtico de la revista New York Magazine. ¡°Su superficie es inerte, l¨ªvida y repintada tantas veces que parece al mismo tiempo vieja y nueva¡±. Leonardo utiliz¨® una tabla de nogal que ten¨ªa un nudo. En 1600, empez¨® a combarse. Adem¨¢s, fue atacada por gusanos que horadaron la madera. Solo las manos son a¨²n soberbias. El orbe de cristal de roca que sostiene el Salvador, y que simboliza el cosmos, fue pintado con esmaltes y veladuras. Un efecto m¨¢gico hoy perdido. ¡°Est¨¢ en muy mal estado y tiene una presencia moderna. Yo no la hubiera comprado¡±, admite uno de los m¨¢s prestigiosos conservadores de pintura antigua de Espa?a, que ha visto la obra.
Frente a las adversidades, Christie¡¯s (la sala de subastas que remat¨® el cuadro) jug¨® bien sus cartas. Hizo algo excepcional. Coloc¨® la pintura, seguramente, por exigencias del vendedor, el magnate ruso Dmitry Rybovlev, en la puja de contempor¨¢neo. ¡°En una subasta de arte antiguo no hubiera alcanzado ese precio. Porque los coleccionistas miran de otra forma. Pero en contempor¨¢neo hay mucho dinero nuevo para una tabla que en su d¨ªa debi¨® de ser maravillosa¡±, analiza Juan V¨¢rez, coleccionista y antiguo consejero delegado en Espa?a de Christie¡¯s.
Pese a todo, el resultado ha sido el v¨¦rtigo. Por primera vez un maestro antiguo super¨® los 100 millones de euros en subasta. Algo que s¨ª han logrado 12 pinturas de otros periodos hist¨®ricos.
Sometidos los genios del pasado a las mismas estrategias de marketing que los artistas contempor¨¢neos, el mercado revive. ¡°Ese precio es una buena noticia para nosotros¡±, reflexiona Jorge Coll, codirector de Colnaghi, uno de los principales marchantes de arte antiguo del mundo. ¡°Si se logran esas cifras, volver¨¢n a salir al mercado obras como el leonardo y se repetir¨¢ lo que vivimos el mi¨¦rcoles¡±. El reto es conectar nuestro tiempo con las demandas de los coleccionistas. ¡°En esta subasta hemos aprendido que quieren obras maestras, calidad excepcional e im¨¢genes potentes¡±, desgrana Guillermo Cid, miembro de Christie¡¯s. Eso s¨ª, el comprador (pronto se sabr¨¢ qui¨¦n es) tendr¨¢ muy dif¨ªcil revender la tabla con beneficios.
La m¨¢s rara
Da igual. La fuerza de atracci¨®n del maestro resulta muy poderosa. Salvator mundi es el ¨²ltimo leonardo en manos privadas que se conoce. Aunque tambi¨¦n es m¨¢s cosas. ¡°Es la m¨¢s rara y la m¨¢s importante pintura que ha aparecido en el mercado del arte en el ¨²ltimo siglo¡±, apunta por correo electr¨®nico Robert Simon, uno de los principales expertos en el artista. ¡°Y si es un leonardo ?desde luego vale 400 millones!¡±. Es tal la recompensa que varios presuntos leonardos pugnan por ser aceptados. Al menos dos consorcios, uno de ellos espa?ol, tienen obras, cobijadas en puertos francos (almacenes de alta seguridad donde se elude el pago de impuestos), que quieren atribuir al maestro. ¡°Conozco un buen n¨²mero de atribuciones. Algunas son piezas relativamente cercanas al genio otras son, simplemente, rid¨ªculas. Leonardo pint¨® unos 20 cuadros y pocos se han perdido. No creo que haya muchos ah¨ª fuera esperando a ser descubiertos¡±, aventura Martin Kemp, quiz¨¢ la principal autoridad en el artista del mundo. Pese a todo, sus propietarios tiran los dados. La diferencia que existe entre que la obra sea de uno de sus disc¨ªpulos (Boltraffio, Marco d¡¯Oggiono, Melzi) o de la mano del genio resulta inmensa. La que separa 40.000 euros de 400 millones; la que transcurre entre el aprendiz y el mito.
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