La FIL consagra la pasi¨®n por la realidad de Carr¨¨re

Emmanuel Carr¨¨re, tal vez el m¨¢s brillante de los ¡°aduaneros¡± que ejercen hoy en la frontera que separa la ficci¨®n y la no ficci¨®n (¡°A falta de un mejor t¨¦rmino¡±), desvel¨® ayer en la jornada inaugural de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) ¡°dos o tres cosas concretas¡± sobre su experiencia como escritor: que el poder que uno tiene sobre ¡°las criaturas reales¡± implica una responsabilidad mayor que en el terreno de la novela; que ¨¦l, por suerte, a¨²n no ha llegado nunca tan lejos como para ser ¡°golpeado o demandado¡± por ninguno de sus personajes, pese a que algunos, eso s¨ª, acabaron por odiarle; y que si es dif¨ªcil tratar las vidas ajenas, tampoco es f¨¢cil gestionar la propia en ese g¨¦nero ¡°antes conocido como autobiograf¨ªa y hoy, como autoficci¨®n¡±.

El autor de Lim¨®nov prefiri¨® tirar del hilo confesional a ofrecer ¡°una teor¨ªa de la literatura¡± ¡ª¡°No tengo ninguna¡±, se excus¨®¡ª, en su discurso de aceptaci¨®n del Premio FIL de Lenguas Romances. Lo hizo ante un auditorio abarrotado, que se fue llenando desde tres horas y media antes de su conferencia, con la clase de expectaci¨®n popular que hace de la gran cumbre de la literatura en espa?ol algo ¨²nico.

Carr¨¨re escuch¨® los discursos que le precedieron sentado en una mesa repleta de personalidades pol¨ªticas y literarias. Eso incluy¨® a dos premios Cervantes (Fernando del Paso y el m¨¢s reciente, Sergio Ram¨ªrez) y a un escritor mexicano, Jorge Volpi, que ofreci¨® un agudo repaso a la trayectoria del franc¨¦s. Y tambi¨¦n a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, ciudad invitada de honor a la FIL.

Carmena tom¨® la palabra en nombre de la embajada enviada por el Ayuntamiento, que ha tra¨ªdo a Guadalajara una interesante y diversa representaci¨®n de la vida cultural de la ciudad. Hizo una defensa cerrada de la literatura del sentimiento ("Sin ella, no habr¨ªa derechos humanos¡±), record¨® los tiempos en los que el antifranquismo se nutri¨® de los libros llegados de M¨¦xico y apost¨® porque la ciudad contin¨²e siendo, como quiso Antonio Machado, ¡°rompeolas de todas las Espa?as¡±, tambi¨¦n de las de este rinc¨®n hermano del mundo. Los aplausos llegaron para la alcaldesa (que ten¨ªa prevista una charla por la tarde con el director de EL PA?S, Antonio Ca?o) cuando se afirm¨® en su promesa de alentar la creaci¨®n de una Casa de M¨¦xico en el centro de Madrid.

Recuerdo a Juan Rulfo

Tambi¨¦n fue vitoreado Carr¨¨re con su recuerdo a la figura del escritor de Jalisco Juan Rulfo, que habr¨ªa sido centenario este a?o que termina. El encuentro, ¡°a los veinte a?os¡±, con sus libros Pedro P¨¢ramo y El llano en llamas, una obra breve pero de ¡°enorme poder de irradiaci¨®n¡±, ¡°fue una de las experiencias m¨¢s fuertes¡± de la vida del autor franc¨¦s ¡°como lector¡±.

No fue Rulfo el ¨²nico maestro de la literatura convocado por Carr¨¨re. El primero, por razones tal vez obvias para su creciente legi¨®n de lectores en espa?ol, fue Truman Capote, autor de A sangre fr¨ªa, un libro que hibrida el periodismo a partir del ¡°asesinato de una familia de granjeros por unos desconocidos en Kansas¡±. Una obra fascinante que, confes¨®, se tir¨® a?os intentando imitar. Con Capote, Carr¨¨re se dio de bruces con la imposibilidad de escribir ¡°un libro objetivo e impersonal¡±, al tiempo que descubri¨® que la culpabilidad est¨¢ re?ida con el genio. Cuando decidi¨® introducirse ¨¦l mismo como personaje en El adversario, a la manera Capote, esa elecci¨®n no s¨®lo desatasc¨® el proceso creativo sino que, dijo ayer, le ¡°cambi¨® la vida¡±.

Como queriendo dar un sentido ¨¦tico a tanta toma de partido est¨¦tica, el escritor acudi¨® entonces a una an¨¦cdota de Dickens, que en cierta ocasi¨®n modific¨® la trama de una de sus historias para no herir a una mujer a la que todo el mundo identificaba como el espejo real de un personaje inventado ciertamente detestable. ?Fue pura cobard¨ªa? M¨¢s bien, seg¨²n Carr¨¨re, se trat¨® del acto m¨¢ximo de generosidad y libertad del que es capaz la literatura. ¡°?No son al fin y al cabo la misma cosa?¡±, se pregunt¨®.

Con ese interrogante en el aire dio por comenzada la FIL de los 400.000 libros y las dos mil editoriales, la FIL, tambi¨¦n, de Madrid, cuyo pabell¨®n, obra del arquitecto Alberto Campo Baeza, con su mezcla de blanco y negro y su alusi¨®n al Le¨®n Felipe de Ganar¨¢s la luz, vertebrar¨¢ hasta el pr¨®ximo domingo la vida cultural de esta anual rep¨²blica de las letras en espa?ol.