Emmanuel Carr¨¨re: ¡°Paso por un momento dif¨ªcil. No tengo proyecto¡±
El c¨¦lebre escritor franc¨¦s recibe el Premio FIL en Lenguas Romances, en plena crisis creativa
Emmanuel Carr¨¨re (Par¨ªs, 1957) se ha mudado a la otra acera de la calle parisiense en la que lleva a?os viviendo, una discreta traves¨ªa que sol¨ªa concentrar talleres de cristaler¨ªa y porcelana, reconvertida hoy en uno de los mayores focos de gentrificaci¨®n de la rive droite parisiense. A finales de los setenta, Julio Cort¨¢zar residi¨® en el mismo edificio, donde sol¨ªa hacer asaditos criollos en una parrilla instalada en el balc¨®n. Carr¨¨re tiene otro tipo de quehaceres. El primero consiste en dejar atr¨¢s su crisis creativa. Desde que public¨® El reino en 2014, el escritor no ha logrado encontrar un nuevo proyecto de libro. Frente a esa incertidumbre, ha decidido refugiarse en su primera pasi¨®n: el periodismo.
Carr¨¨re re¨²ne una treintena de sus escritos para la prensa francesa en Conviene tener un sitio adonde ir (Anagrama), que contiene las cr¨®nicas que terminar¨ªan originando libros como El adversario, Una novela rusa o Lim¨®nov. Adem¨¢s, acaba de publicar uno de sus ¨²ltimos reportajes, Calais (Nuevos Cuadernos Anagrama), donde relataba el devenir de la ciudad portuaria del norte franc¨¦s, lugar de paso para miles de refugiados. Convertido en faro de la literatura francesa contempor¨¢nea y en uno de los mayores nombres del periodismo de nuestro tiempo, Carr¨¨re recibir¨¢ hoy el Premio FIL en Lenguas Romances por su tr¨¢nsito perpetuo entre ficci¨®n y no ficci¨®n, a trav¨¦s del que ha logrado reflejar ¡°la manera en que la historia reciente configura la subjetividad contempor¨¢nea y el destino humano¡±, seg¨²n el jurado.
PREGUNTA. ?C¨®mo reacciona cuando recibe un premio?
RESPUESTA. No tengo nada original que decir: me hacen feliz. Es una satisfacci¨®n narcisista, igual que puede serlo recibir una buena cr¨ªtica o protagonizar un ¨¦xito en las librer¨ªas. Un premio te invita a seguir adelante. No creo que dejase de escribir si no me dieran ninguno, pero es algo que te da aliento para continuar. Cuando te encuentras en un momento dif¨ªcil, los premios te ayudan psicol¨®gicamente, igual que puede hacerlo la carta de un lector que ha entendido tu obra como t¨² quisiste concebirla. Te indica que no est¨¢s trabajando en vano.
P. ?Necesita sentir que hay alguien al otro lado?
R. Cuando escribes un libro te encuentras extremadamente solo. Al establecer un contacto satisfactorio con los lectores, ya sean individuos an¨®nimos, cr¨ªticos profesionales o miembros de un jurado, logras salir de esa soledad. En realidad, uno siempre espera una respuesta. Aunque, m¨¢s que ganar un premio, lo que me parece decisivo es ser publicado o no serlo. No s¨¦ si yo hubiera seguido adelante en el segundo caso. Despu¨¦s, siempre es mejor tener 200.000 lectores que solo un centenar. Pero, incluso en el segundo caso, ya me parecen los suficientes para continuar. Lo problem¨¢tico es que no haya ninguno.
¡°Soy una persona muy moral, lo que no significa que luego me comporte bien. Es una forma de reivindicar la sinceridad de lo que escribo¡±
P. Ese nunca ha sido su caso¡
R. He tenido una progresi¨®n bastante regular, de menos a m¨¢s. Ha sido una suerte, porque debutar con un gran ¨¦xito puede ser muy complicado. En ese sentido, mi carrera no ha sido dif¨ªcil. Lo que no significa que no haya habido momentos muy arduos en lo que respecta a la escritura. En dos periodos distintos, me pas¨¦ siete a?os sin escribir y pregunt¨¢ndome seriamente si alg¨²n d¨ªa volver¨ªa a conseguirlo. El primero fue entre Una semana en la nieve y El adversario. El segundo, entre El adversario y Una novela rusa. No excluyo que este sea el tercero. No tengo ning¨²n proyecto de libro desde que escrib¨ª El reino. Se lo cuento con ligereza, pero no es un momento ligero. Estoy pasando por un momento dif¨ªcil¡
P. Sus crisis coinciden con momentos en que su literatura toma una nueva direcci¨®n. Con El adversario abandona la ficci¨®n. Con Una novela rusa se adentra en lo autobiogr¨¢fico. ?Se plantea tomar un nuevo rumbo?
R. No lo s¨¦. Hace dos a?os tal vez pensara que la forma h¨ªbrida que empec¨¦ a usar a partir de El adversario estaba agotada. Pero ahora mismo no tengo la menor idea. No s¨¦ qu¨¦ viene despu¨¦s. Me siento angustiado, aunque algo menos que las otras dos veces. Entonces pod¨ªa pasarme d¨ªas tumbado en el sof¨¢ mirando el techo. Ahora no estoy inactivo: escribo guiones y reportajes. Para un escritor de no ficci¨®n, hacer un reportaje es el equivalente a escribir un cuento para un autor de ficci¨®n. El periodismo te permite salir al exterior y exponerte a lo inesperado.
P. En sus primeras cr¨®nicas judiciales, firmadas en 1990, se encuentra la semilla de toda su literatura posterior. En ellas ya utiliza la primera persona e incluso interpela a sus personajes. ?Por qu¨¦ dio ese giro?
R. Ese es el tipo de periodismo que me gusta leer. Cuando leo un reportaje o una cr¨ªtica, siempre disfruto m¨¢s cuando logro entrever a la persona que se encuentra detr¨¢s. Para m¨ª, la primera persona es un instrumento de honestidad. Es una forma de se?alar que no est¨¢s revelando ni la verdad ni la realidad. Solo est¨¢s contando lo que t¨² has logrado descubrir o comprender de un tema determinado. Cuando me recriminan que es un s¨ªntoma de narcisismo, respondo que s¨ª. Pero a?ado que ese narcisismo tambi¨¦n suele estar presente cuando un escritor usa la tercera persona¡
P. ?El narcisismo es intr¨ªnseco al hecho de escribir?
R. Me temo que s¨ª. Busco ejemplos que demuestren lo contrario, pero no los encuentro. Dicho esto, me gusta la humildad de Ch¨¦jov, Perec o Sebald. Me emocionan esos autores que escriben sin levantar la voz.
P. Con cada libro, dice firmar dos contratos: uno con sus protagonistas y otro con sus lectores. ?Se trata de un acuerdo de tipo moral, un adjetivo que le endilgan a menudo?
R. As¨ª es, y lo acepto. Soy una persona muy moral, lo que no significa que luego me comporte bien. Tengo un sentido moral muy desarrollado. S¨¦ d¨®nde se encuentran el bien y el mal, aunque despu¨¦s decida comportarme mal. Ese contrato moral es una forma de reivindicar la sinceridad y la veracidad de lo que escribo, que no son sin¨®nimos de la verdad. Cuando uno escribe, nunca tiene acceso a la verdad. Podemos correr detr¨¢s de ella, pero no tenemos derecho a presentar el resultado como si lo fuera. Solo podemos asegurar que los hechos relatados son exactos y ver¨ªdicos.
P. Si alg¨²n d¨ªa se confirma la supuesta muerte de la novela, ?deberemos considerarle uno de sus asesinos?
R. En realidad yo escribo novelas, aunque sean novelas sin ficci¨®n. Si a partir de El adversario evit¨¦ definirlas expl¨ªcitamente como tales, fue solo por coqueter¨ªa. Quise insistir en la dimensi¨®n documental de mis escritos. Pero la verdad es que mis libros recurren a todos los recursos propios de la novela. Nunca he cre¨ªdo ni por un segundo en la muerte de la novela. Es algo tan proteiforme y el¨¢stico¡ Una novela puede ser tantas cosas a la vez que me parece muy dif¨ªcil que alguien pueda llegar a matarla.
P. Tambi¨¦n es un g¨¦nero dif¨ªcil de definir. ?En qu¨¦ consiste, para usted, una novela?
R. Solo logro definirla en negativo. Dir¨ªa que es lo opuesto a la literatura de ideas, que es el trabajo propio de un ensayista. Una novela puede ilustrar una idea, pero siempre a partir de la narraci¨®n. Hay ejemplos situados al l¨ªmite, como algunas obras de Beckett, aunque siempre exista en ellas cierta forma de relato. Eso tambi¨¦n sucede en el periodismo, al que podemos dividir entre an¨¢lisis y reportaje. Este ¨²ltimo no deja de ser, despu¨¦s de todo, un relato. Sin encontrarlo mejor o peor, yo estoy en ese segundo bando. Si tengo alg¨²n tipo de talento, debe de encontrarse en ese campo.
P. ?C¨®mo explica su fascinaci¨®n por los personajes tr¨¢gicos?
R. Me sirven para explorar una virtualidad de uno mismo. Pueden estar muy alejados de m¨ª y, a la vez, hay algo en m¨ª que pudo haber tenido su mismo destino. No me parezco a Eduard Lim¨®nov, pero puede que ese personaje responda a mi sue?o infantil de convertirme en aventurero. En el caso de Jean-Claude Romand, el protagonista de El adversario, no observo en m¨ª ning¨²n indicio que me pueda llevar a matar a mi familia y luego suicidarme. Pero s¨ª a mentir. Y dir¨ªa que no soy un caso aislado. He querido explorar esa dimensi¨®n negra que se encuentra en cada individuo.
P. Indagar en esa ¡°virtualidad de uno mismo¡± suena como una buena definici¨®n de lo que, en el fondo, es una novela.
R. Estoy bastante de acuerdo. Una novela es lo que sucede cuando intentamos imaginar en qu¨¦ podr¨ªamos convertirnos o en qu¨¦ consiste ser otra persona.
P. Durante muchos a?os, fue tratado como un personaje aparte dentro de la literatura francesa. Nadie sab¨ªa en qu¨¦ categor¨ªa meterle ni a qu¨¦ grupo vincularle. ?Sufri¨® por ello?
R. No, al rev¨¦s. Me complace escuchar ese tipo de comentarios. Todo el mundo prefiere o¨ªr que es un autor m¨¢s original que conformista. En realidad, todos los autores a los que realmente admiro fueron inclasificables. Est¨¢n Perec y Sebald, a los que ya he citado, pero podr¨ªamos decir lo mismo de Philip K. Dick, Thomas Bernhard o Roberto Bola?o, que tambi¨¦n forman parte de esa lista. Si le soy extremadamente sincero, dir¨ªa que los grandes escritores nunca son clasificables.
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