Ra¨²l Rodr¨ªguez: ¡°Mezclar flamenco, son cubano y blues no es fusi¨®n, sino tradici¨®n¡±
El m¨²sico publica 'La ra¨ªz el¨¦ctrica', un compendio musical que recorre varios g¨¦neros tras muchos viajes
Se?ala la pantalla de su m¨®vil, y dice: ¡°Tengo un l¨ªo montado en la biblioteca de iTunes que es un esc¨¢ndalo¡±. Ra¨²l Rodr¨ªguez (Sevilla, 1974) es antrop¨®logo y m¨²sico, y el orden resulta lo de menos. Se licenci¨® en lo primero para entender lo segundo y estudi¨® m¨²sica para comprender la naturaleza humana. Por eso responde as¨ª cuando se le pregunta por sus referencias: ¡°He crecido cerca de Veneno, Pata Negra, del Camar¨®n el¨¦ctrico... Es una parte que forma parte de mi gen¨¦tica. Pero despu¨¦s empec¨¦ a escuchar rock and roll: The Rolling Stones, Lou Reed, Jimi Hendrix, The Pixies... Y la m¨²sica cubana: Arsenio Rodr¨ªguez, Compay Segundo... Y americana, por mis encuentros con Ben Harper, Johnatan Wilson, Jackson Browne...¡±. Todos ellos suenan de una forma u otra en su ¨²ltimo disco, La ra¨ªz el¨¦ctrica, aunque es un compendio musical que llega m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea del horizonte, y parte de un lugar tan inesperado como Hait¨ª.
Hijo de Martirio, creci¨® escuchando a grandes como Camar¨®n, y compartiendo con ellos tertulias. ¡°Cuando era ni?o, era normal que mi madre me pusiera a Tomatito por la ma?ana y esa noche me llevara a un concierto de Nina Hagen¡±. Ese eclecticismo de partida labr¨® su personalidad musical y su inquietud historicista por comprender el origen de las melod¨ªas, de los ritmos y las armon¨ªas. Acompa?¨® a Kiko Veneno durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, y entre conciertos viajaba a la otra punta del mundo en su af¨¢n buscador.
Su ¨²ltima parada ha sido Hait¨ª, y el resultado es su segundo disco en solitario, un ensayo que interconecta todos los g¨¦neros del mundo: flamenco, afrobeat, psicodelia, son cubano, ritmos vud¨², rock andaluz, canci¨®n de autor americana, blues, se funden en una panoplia donde la heterogeneidad brutal de sus canciones revela una similitud tonal y arm¨®nica inesperada.
Lo explica con un instrumento de su invenci¨®n: el tres flamenco, una guitarra del siglo XIX con forma de pera, y solo tres notas octavadas. ¡°Es una derivaci¨®n del tres cubano¡±, cuenta, mientras recorre su m¨¢stil con virtuosismo y llega al meollo de su tesis: ¡°Lo uso para situarme en medio. Un instrumento nuevo, sin referencias. No hay quien lo toque mejor, ni peor. Mi teor¨ªa es que la m¨²sica andaluza pertenece a un circuito internacional muy grande, el del comercio, la esclavitud, las colonias... Si te sit¨²as solo en una esquina del mapa, est¨¢s mirando a la otra de forma desigual. Pero si te pones en medio, puedes comprender el son cubano, el flamenco, las m¨²sicas africanas, el tango o el jazz de Nueva Orleans¡±. Una zona equidistante que el historiador mexicano Antonio Garc¨ªa de Le¨®n llama el Caribe afroandaluz.
¡°Todo est¨¢ relacionado¡±, sigue Rodr¨ªguez, ¡°vinculado a las migraciones. A los esclavos africanos se les quit¨® todo, pero no les pudieron quitar lo que queda del pellejo para dentro: las canciones, la memoria, la sensibilidad... Y se ha producido una venganza dulce, ya que en todos los puertos donde hubo una gran presencia de esclavos, hay ritmos que llegaron como esclavos y que hoy son danzas que nos hacen libres a todos. La m¨²sica andaluza tiene participaci¨®n en las m¨²sicas derivadas de la di¨¢spora esclavista. Mezclar el flamenco con el blues, con el son cubano o el son jarocho no es un proceso de fusi¨®n, sino continuar una tradici¨®n¡±.
Viaj¨® a Hait¨ª con su amigo Jackson Browne, el genial m¨²sico de folk norteamericano, para participar en su proyecto The Song Summit, ¡°una cumbre no de pol¨ªticos, sino de compositores¡±, matiza. De all¨ª surgi¨® la instalaci¨®n de un estudio de grabaci¨®n ¡°para que los haitianos aprendieran a exportar su arte¡±. Browne les ense?¨® a hacer discos y ¨¦l aprendi¨® algo clave para el suyo: la importancia de la electrificaci¨®n: ¡°Ese pa¨ªs es la cara b del planeta, castigado por mil frentes. Pero los haitianos siempre encuentran un enchufe para su amplificador. Me tuve que ir muy lejos para encontrarme con mis ra¨ªces, la guitarra el¨¦ctrica. Por eso suena el tres el¨¦ctrico, un instrumento que me hizo un lutier de Estados Unidos¡±.
En el disco de Rodr¨ªguez participan m¨²sicos haitianos y es reivindicativo pero no pol¨ªtico, sino ¨¦tico. ¡°Me puse de acuerdo enseguida con gente que estaba devastada para hacer canciones. Nuestros gobernantes no se ponen de acuerdo para lo m¨¢s simples¡±, reclama. Y zanja rotundo: ¡°Vivimos en un mundo en el que cada uno toca su propio solo. El mundo necesita un buen calambrazo¡±.
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