¡®La Boh¨¨me¡¯ llama a su puerta por Navidad
Anita Hartig y Stephen Costello protagonizan la ¨®pera de Puccini en el Teatro Real
Cuando el mundo de la ¨®pera andaba dopado por la mitolog¨ªa wagneriana y el fin de El Anillo del Nibelungo reci¨¦n estrenado, Giacomo Puccini quiso ofrecer su contrapunto. Frente a las llamas de Valhalla, donde ardieron en el templo las divinidades de El Ocaso de los Dioses, el compositor italiano situ¨® a dos pobres infelices asediados por el amor y la tuberculosis en una buhardilla de Par¨ªs. All¨ª, Rodolfo trata de calentar las manos fr¨ªas de Mim¨ª y esa escena es ya una tradici¨®n navide?a en buena parte del mundo. Llega ahora al Teatro Real ¨Centre el 11 de este mes y el 8 de enero- protagonizada en sus papeles principales por la rumana Anita Hartig y el estadounidense Stephen Costello.
Para celebrar en parte su cumplea?os. Porque fue a medianoche, un 10 de diciembre de 1895, cuando Puccini concluy¨® la ¨®pera en su casa de Torre del Lago (Toscana, Italia). Justo en ese mes, se estrenaba en Tur¨ªn El ocaso de los dioses. Al italiano no le hab¨ªa afectado m¨¢s que para llevar justamente la ¨®pera al lado opuesto pese a que algunos cr¨ªticos se lo echaran en cara como un gesto deplorable. Un detalle une ambas partituras: fue un joven Arturo Toscanini quien las estren¨® en Tur¨ªn con apenas dos meses de diferencia.
Y con ellas demostr¨® una flexibilidad infinita. Frente a la grandilocuencia y las sombras de nihilismo wagneriano, el director sab¨ªa que Puccini, muy apegado a la vida a trav¨¦s de su afici¨®n al p¨®quer, al lujo y a las mujeres, buscaba un toque de realidad conmovedora que se dirigiera al centro del coraz¨®n del p¨²blico. ¡°Esta es una ¨®pera perfecta para iniciarse¡±, comenta Costello. ¡°Nadie, en alg¨²n momento de la misma, puede escapar a quedar tocado por cierto aspecto de la m¨²sica, la manera de cantar o un detalle de cualquier personaje¡ No quedas indiferente¡±, asegura Hartig.
Ambos encabezan un reparto extenso, que llenar¨¢ las funciones programadas durante la navidad en Madrid. El montaje ha sido concebido por Richard Jones y lo dirige musicalmente Paolo Carignani. Tanto Hartig como Costello no son expertos en Puccini, pero s¨ª en La Boh¨¨me. Empezaron cant¨¢ndola en el conservatorio, la soprano cuando ten¨ªa 23 a?os y el tenor, a los 22. ¡°No ante un gran teatro, lo que hubiera supuesto un riesgo vocal excesivo, pero s¨ª como ejercicio de estudio¡±, afirma Costello.
¡°Esta es una ¨®pera perfecta para iniciarse¡±, comenta Costello. ¡°Nadie puede escapar a quedar tocado por cierto aspecto de la m¨²sica, la manera de cantar o un detalle de cualquier personaje¡ No quedas indiferente¡±, asegura Hartig.
Esas experiencias tempranas les han servido para reflexionar a fondo: ¡°Es una m¨²sica muy descriptiva. Mientras cantas quedas presa de sus fuertes im¨¢genes. A veces debes luchar contra ellas porque las tuyas no se corresponden con lo que representas en alg¨²n momento. Pero lo cierto es que al final, la m¨²sica se impone: es pasional, carnal, luminosa y triste a la vez¡±, describe Hartig.
La Boh¨¨me resulta todo menos una obra conceptual, seg¨²n Costello: ¡°Llega a arrebatar y hay que tener cuidado con eso. Te hace sentir una tremenda tensi¨®n sensual desde el primer encuentro entre los amantes y por otro lado te lleva a la angustia, lo cual puede hacerte caer en varias trampas. Debes afrontarla con equilibrio. Por un lado no puedes dejar de involucrarte en esos sentimientos del primer amor o el dolor de una p¨¦rdida y, por otro, no queda m¨¢s remedio que distanciarse¡±.
Toda esa carga, ese tira y afloja emocional, agota, seg¨²n Hartig. ¡°La clave est¨¢ en conseguir intimismo. En sentir c¨®mo el espectador se separa del respaldo del asiento y se acerca en busca de detalles. Si notas que, por el contrario, se repantinga en la silla, mala se?al¡±. Para conseguir ese efecto, debes ir m¨¢s all¨¢ de la t¨¦cnica. ¡°Esto de cantar es como conducir: una vez has integrado las normas, resta el placer de dejarte llevar por el camino¡±, compara Costello.
Pero para ello, no puedes montarte en cualquier coche: ¡°Los cantantes debemos estar en perfectas condiciones f¨ªsicas y mentales. Ir a la ¨®pera es como entrar en un templo donde va a producirse una especie de comuni¨®n conjunta. Debes aunar a quienes acuden a verte sin que la gente se d¨¦ cuenta de que participa de un rito¡±, cree la soprano. ¡°Un espacio en el que se conjugan la grandeza y la fragilidad de la vida¡±, a?ade Costello. Y nadie mejor que Puccini para aunar ambas cosas.
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