Una educaci¨®n para la muerte
La pel¨ªcula de Lee Unkrich y Adrian Molina logra derribar todo prejuicio: por encima de todo hay una sorprendente caracterizaci¨®n de personajes
COCO
Direcci¨®n: Lee Unkrich y Adrian Molina.
Animaci¨®n.
G¨¦nero: aventuras. Estados Unidos, 2017
Duraci¨®n: 109 minutos.
Los legendarios animadores Frank Thomas y Ollie Johnston, dos de los Nueve Sabios que conformaron el c¨ªrculo de confianza de Walt Disney, rememoraban una an¨¦cdota en el imprescindible documental Frank and Ollie (1995): mientras esperaban en un plat¨® de televisi¨®n a ser entrevistados, uno de los operadores de c¨¢mara les lanz¨® una mirada hostil y les espet¨®: ¡°As¨ª que vosotros sois quienes matasteis a la madre de Bambi¡±. La evocaci¨®n les serv¨ªa para valorar la radicalidad de esa pel¨ªcula que, en el contexto de la animaci¨®n dirigida al p¨²blico infantil, cometi¨® la osad¨ªa de hablar de la muerte sin ambages, aunque dando pie a una elipsis tan elegante como implacable. No iba a ser esa la ¨²nica ocasi¨®n en que la animaci¨®n para todos los p¨²blicos abordar¨ªa el tema de la p¨¦rdida, pero, aun as¨ª, no deja de resultar llamativo que Pixar haya levantado una pel¨ªcula entera con la muerte como eje.
Siguiendo la lecci¨®n de Mary Poppins de suavizar con un poco de az¨²car ciertos sabores amargos, Coco ejecuta su plan de elaborar una educaci¨®n para el dolor y la ausencia recurriendo a la festividad mexicana del D¨ªa de los Muertos, en cuyo seno el duelo se reformula en celebraci¨®n convocando un ritual m¨¢s cercano a lo carnavalesco y vitalista que a lo luctuoso. Precisamente las calaveras de az¨²car son uno de los emblemas del ritual. La elecci¨®n, no obstante, entra?aba los peligros de la redundancia ¨Canimadores como Jorge R. Guti¨¦rrez, director de El libro de la vida (2014), ya hab¨ªan explotado con fortuna ese imaginario- y de una condescendencia pol¨ªticamente correcta: en tiempos del muro de Trump, una pel¨ªcula como esta podr¨ªa considerarse una reminiscencia de esas pel¨ªculas que el estudio Disney consagr¨® a la pol¨ªtica rooseveltiana de Buena Vecindad ¨C?Saludos, amigos! (1942) y Los tres caballeros (1944)- y que siempre estuvieron marcadas por un folklorismo kitsch.
La pel¨ªcula de Lee Unkrich y Adrian Molina logra derribar todo prejuicio: por encima de todo, aqu¨ª hay una sorprendente caracterizaci¨®n de personajes ¨Catenci¨®n a H¨¦ctor, picaresco compa?ero de fatigas del protagonista- y animaci¨®n sobresaliente al servicio de la dramaturgia ¨Cel cl¨ªmax ¨ªntimo sostenido sobre una canci¨®n redentora-, pero tambi¨¦n invenci¨®n de lenguaje ¨Cel pr¨®logo narrado con banderitas de papel picado- y experimentaci¨®n de formas ¨Cesos alebrijes que parecen sacados de una feliz y reveladora visi¨®n de peyote-. Y no hay folklorismo, sino amor y respeto por la cultura popular mexicana.
Babelia
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