La dispersi¨®n del Tesoro de Sijena

El monasterio de Santa Maria de Sijena fue fundado por Sancha de Castilla, mujer de Alfonso II de Arag¨®n, en el siglo XII. Eso hizo que desde el primer momento profesaran all¨ª monjas de la orden de San Juan Evangelista vinculadas con la realeza de la Corona de Arag¨®n, que vivieron rodeadas de importantes obras de arte que acabaron formando un conjunto patrimonial destacado. Unas obras que, pasados los siglos, han acabado dispersas en colecciones p¨²blicas y privadas.

La desamortizaci¨®n de 1836 dej¨® maltrechas las arcas del cenobio y las monjas comenzaron a vender, una acci¨®n que fue castigada, incluso, con la excomuni¨®n por parte del obispo de Lleida, di¨®cesis a la que perteneci¨® el centro hasta 1995. A finales del siglo XIX, vendieron parte de las 34 tablas del retablo mayor, una obra atribuida al llamado Maestro de Sijena, que realiz¨® para el lugar m¨¢s importante de la iglesia del monasterio entre 1515 y 1520.

Cuatro de estas tablas se conservan en el Museo de Huesca, otras cuatro en el de Lleida, dos en el de Zaragoza, otra en el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) de Barcelona, una m¨¢s en el Museo de Santa Cruz, de Toledo y, desde 2003, el Prado conserva una que el Ministerio de Cultura compr¨® por 90.000 euros y deposit¨® en el museo madrile?o. La Adoraci¨®n de los Reyes Magos, quiz¨¢ la mejor de las tablas de este retablo, viaj¨® el pasado octubre a Nueva York en busca de comprador. Hab¨ªa sido adquirida en junio por los anticuarios madrile?os de la galer¨ªa Caylus, en una subasta en Suiza por 119.000 euros, aunque la pieza se vend¨ªa como italiana. Una ¨²ltima obra relacionada con este retablo sali¨® a subasta en mayo, en Barcelona, y tras paralizar un juez la venta, orden¨® su traslado a Zaragoza a finales del pasado mes, hasta comprobar si es posible su venta.

En 1918, las monjas vendieron tambi¨¦n el retablo g¨®tico de la Virgen de los Desamparados, que hoy se expone en el MNAC. La silla prioral de do?a Blanca de Arag¨®n, un trono de madera excepcional del siglo XIV, est¨¢ en Lleida, y el Museo de Zaragoza guarda, desde 1922, un sepulcro g¨®tico de madera. En 1923, el monasterio fue declarado Monumento Nacional para frenar aquellas ventas que lo estaban dejando en los huesos, pero las religiosas siguieron comerciando. Vendieron un ¨®leo de santa ?rsula, que est¨¢ en Zaragoza, y una arqueta de marfil, que se conserva en el Museo Frederic Mar¨¦s de Barcelona. En 1936, declarada la Guerra Civil, el monasterio ardi¨® casi por completo durante tres d¨ªas y tras la contienda las monjas volvieron a vivir entre las ruinas.

En 1970, las cuatro que quedaban se trasladaron a Valldoreix (Barcelona) a un convento de la misma orden, llevando consigo las posesiones que conservaban que depositaron en el MNAC y el Museo de Lleida. Los documentos muestran c¨®mo despu¨¦s fueron retirando las joyas y los objetos de orfebrer¨ªa; unas piezas a las que se les ha perdido la pista. En 1983, 1992 y 1994, las monjas vendieron las 97 obras que quedaban depositadas a la Generalitat y al MNAC por casi 50 millones de pesetas, una compra que la justicia, en dos ocasiones, ha declarado ilegal.