Johnny Hallyday, el ¡®Elvis franc¨¦s¡¯
Como El Rey, el franc¨¦s, aut¨¦ntico ¨ªcono nacional, acab¨® cantando baladas y tuvo una carrera en el cine
¡°En todos nosotros hab¨ªa algo de Johnny¡±. Esa frase del comunicado oficial del Palacio del El¨ªseo, la presidencia francesa, lanzado nada m¨¢s conocerse la muerte de Johnny Hallyday, resume mejor que cientos de art¨ªculos lo que significaba para Francia: ¡°nuestro Johnny¡± le llamaban, una figura comparable a Edith Piaf, Maurice Chevalier, Charles Aznavour, Brigitte Bardot o Coco Chanel. Un aut¨¦ntico icono nacional, como solo Francia sabe crearlos y adorarlos, el? ¡°Elvis franc¨¦s¡±, por los paralelismos entre ambos, que paso de ser el joven rubio y un tanto canalla que introdujo el rock americano en la convulsa y cambiante d¨¦cada de los 60, cuando la playa estaba bajo los adoquines, a convertirse en casi un monumento, Legi¨®n de Honor incluida, pasto para portadas de prensa del coraz¨®n por un intento de suicidio, su adicci¨®n a la coca¨ªna, sus cinco matrimonios (dos con la misma mujer) y su apoyo al controvertido presidente Nicol¨¢s Sarkozy.
Cuatro generaciones de franceses han cantado y se han emocionado con Hallyday, que representaba como nadie ese esp¨ªritu de ¡°de vuelta y contra todo¡±: desde los baby boomers, ya apaciguados tras la rebeld¨ªa, a sus hijos que entonaban Marie y por ¨²ltimo a las nuevas generaciones que escuchaban?La musique que j?aime, medio en broma, medio en serio. Desde los 60, Hallyday nunca se baj¨® de la cima de la popularidad ni de los escenarios. Rompi¨® con la tradici¨®n de la chanson francesa de los 50, por influencia de su infancia londinense, donde fue criado por sus t¨ªas paternas, con un primer single de cuatro canciones a comienzos de la d¨¦cada que cambi¨® el mundo.
Se especializ¨®, en sus inicios, en versiones de m¨²sicos como Gene Vincent, Eddie Cochrane y, sobre todo, Elvis Presley, de quien dijo que fue siempre su modelo. Despu¨¦s, con la ayuda de Line Renaud, una diva de la ¨¦poca, se convirti¨® en telonero de Sacha Distel y fich¨® por Phillips en 1961, con la que lanz¨® su primer disco: Hello Johnny!. Ese mismo a?o rueda con Marc Allegret, la pel¨ªcula Les parisiennes, en la que canta su primer n¨²mero uno: Retiens la nuit a una Catherine Deneuve en la cocina. En 1962, con 19 a?os, vende un mill¨®n de copias de Let?s twist again, actua en la m¨ªtica sala Olympia y participa en el primer festival de rock franc¨¦s en el Palacio de los Deportes de Par¨ªs, causando tal histeria que las autoridades proh¨ªben los conciertos durante meses. Pese a ello, llega su m¨¢xima consagraci¨®n: aparece en la portada de Salut les copains, la revista m¨¢s popular de m¨²sica para los adolescentes, junto a Aznavour. Lo siguiente es enamorarse de Sylvie Vartan, salir con ella en la portada de Paris Match y casarse con "la m¨¢s bella del baile" en 1965 para divorciarse en 1980.
A partir de ah¨ª, como Elvis, empezaron los excesos de todo tipo. Pero sus ¨¦xitos y, sobre todo, las portadas de los discos probaban que Francia siempre ha tenido una relaci¨®n de amor con Estados Unidos porque mostraban que el rock and roll pod¨ªa triunfar al otro lado del Atl¨¢ntico. Vendi¨® 100 millones de discos, sobre todo en su pa¨ªs, escribi¨® m¨¢s de 1.000 canciones y tuvo 30 n¨²meros uno, pero al final acab¨® tambi¨¦n como Elvis: cantando baladas para intentar llegar a muchas generaciones. Como Elvis tambi¨¦n, fue m¨¢s cantante que actor, pero tuvo una carrera interesante. Adem¨¢s de un debut a los 11 a?os en Las di¨¢bolicas, donde interpretaba a un alumno en una breve escena, no se tom¨® las c¨¢maras en serio hasta la d¨¦cada de los 80, donde rod¨® a las ¨®rdenes nada m¨¢s y nada menos de Jean Luc Godard en Detective (1985) y de Costa Gavras en Consejo de familia (1986). Para muchos cr¨ªticos, su mejor papel, adem¨¢s de su propia vida, fue en El hombre del tren, de Patrice Leconte (2002). Ahora, tambi¨¦n como Elvis, ya ha entrado en la leyenda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.