Apocalipsis con fallo de ¡®tracking¡¯

Que una de las listas m¨¢s prestigiosas de balance del a?o ¨Cla de la revista cinematogr¨¢fica Sight & Sound, que convoca a 188 cr¨ªticos de todo el mundo- est¨¦ encabezada por una ¨®pera prima de terror como D¨¦jame salir, de Jordan Peele, puede ser visto como puntual excentricidad fruto de un cierto azar o como interesante indicio; una se?al de que, en el interior de un g¨¦nero sistem¨¢ticamente subestimado, est¨¢n ocurriendo cosas realmente interesantes. Y es cierto que el cine de terror se est¨¢ afirmando como un inesperado territorio para la reflexi¨®n y para la experimentaci¨®n, para el manierismo y el cuestionamiento y reevaluaci¨®n de sus formas. La lectura f¨¢cil ser¨ªa argumentar que vivimos tiempos terror¨ªficos ¨Cafirmaci¨®n no exenta de raz¨®n-, pero todo parece estar relacionado m¨¢s bien con cierta conquista de la autoconciencia por parte de un g¨¦nero que, tradicionalmente, ha estado guiado por la intuici¨®n y lo pulsional. Adem¨¢s de D¨¦jame salir, este ha sido el a?o de pel¨ªculas como Mother!, de Darren Aronofksy, Personal Shopper, de Olivier Assayas, Tren a Busan, de Yeon San-ho, The Love Witch, de Anna Biller, Pieles, de Eduardo Casanova y, sobre todo, la tercera temporada de Twin Peaks.

El vac¨ªo, primer largometraje dirigido en t¨¢ndem por Jeremy Gillespie y Steven Kostanski, miembros del colectivo / productora independiente Astron 6, no es un trabajo ni tan excelente, ni tan ambicioso como los citados, pero en ¨¦l funciona un complejo dispositivo de pastiche posmoderno. Eliminando la iron¨ªa que Astron 6 convirti¨® en marca de f¨¢brica, Gillespie y Kostanski proponen un elaborado juego referencial que fetichiza el esp¨ªritu anal¨®gico del terror de los ochenta para tributar una generosa ofrenda sobre un hipot¨¦tico altar levantado a honra y gloria de John Carpenter. El vac¨ªo desear¨ªa ser una pel¨ªcula reproducida en un ro?oso aparato de VHS con el tracking desajustado: la pareja de cineastas se esfuerza para que sus formas induzcan esa ilusi¨®n perceptiva, mientras va cobrando forma un relato que funciona por acumulaci¨®n: asedio, cr¨ªmenes, partos, mutaciones, sectas, invocaciones lovecraftianas... No estamos ante una pel¨ªcula de terror inocente, sino ante un experimento que privilegia la sensaci¨®n al sentido.