Una eficaz Andrea Ch¨¦nier abre la temporada de La Scala
La obra de Umberto Giordano, dirigida por Riccardo Chailly y con Anna Netrebko como Maddalena, inaugura la estaci¨®n oper¨ªstica en Mil¨¢n con escasa representaci¨®n pol¨ªtica
La noche de San Ambrosio tiene la extra?a virtud de convocar al poder y al terror en el mismo escenario. La apertura de temporada oper¨ªstica m¨¢s rese?ada del mundo recuerda al pa¨ªs su gloria fundacional y la excelencia lombarda, pero tambi¨¦n la eterna brecha entre las m¨²ltiples Italias. Aqu¨ª los sindicatos atizaron a los gestores durante a?os y amenazaron con enterrar la famosa prima ¡ªayer levantaron pancartas a ritmo de AC/DC y del Bella Ciao desde la plaza¡ª. Mario Capanna lanz¨® huevos en el 68 italiano contra la arrogancia burguesa e, incluso dentro del teatro, el p¨²blico del gallinero, el m¨¢s integrista, tiene la capacidad de aterrar a un cantante y al gestor que lo contrat¨®. Ayer, la noche estaba blindada ¡ªen la calle y en el reparto¡ª y la ¨²nica guillotina fue la de la ¨²ltima escena de Andrea Ch¨¦nier, la gran ¨®pera de Umberto Giordano donde el poder, el amor y el terror constituyen como, el propio 7 de diciembre milan¨¦s, un perfecto relato en cuatro cuadros. El p¨²blico lo celebr¨® a lo grande.
Los temidos ¡®ultras¡¯ del coliseo, los ¡®loggionisti¡¯, apenas silbaron ayer
La Scala conserva, especialmente una hora antes de comenzar la funci¨®n, ese aire de celebraci¨®n del poder, de cuando sus representantes se exhib¨ªan con mayor naturalidad a las puertas del teatro y la gente corriente los admiraba apostada desde las vallas met¨¢licas de la plaza. Ayer, sin embargo, muchos entraban por los laterales discretamente o a hurtadillas por la puerta de atr¨¢s mientras un nuevo perfil de visitante ¡ªmuchos rusos, alguna instagrammer en busca del mill¨®n de likes patrocinados¡ª desfilaba bajo los flashes por el pasillo principal. Poca presencia pol¨ªtica. El a?o pasado, tres d¨ªas antes del estreno, Matteo Renzi meti¨® la cabeza en la guillotina del refer¨¦ndum constitucional y agu¨® la fiesta en el palco. Ayer la cr¨®nica pol¨ªtica hubo de conformarse con el alcalde de Mil¨¢n, Giuseppe Sala, el ministro de Cultura, Dario Franceschini, o la subsecretaria del Consejo, Maria Elena Boschi, que cabalga desde hace meses bajo la tormenta de esc¨¢ndalos bancarios de su padre.
El riesgo del debut
La elecci¨®n de la verista Andrea Ch¨¦nier, una historia de amor ambientada en la etapa del Terror de la Revoluci¨®n Francesa, podr¨ªa parecer algo extra?a si no fuera por el empe?o del director Riccardo Chailly por recuperar la ¨®pera de finales del siglo XIX y comienzos del XX ¡ªel a?o pasado abri¨® con Madama Butterfly, de Puccini¡ª. ?l mismo la dirigi¨® hace 32 a?os en el templo milan¨¦s, donde la pieza no hab¨ªa vuelto m¨¢s desde entonces. Esta vez lo hizo con una realista puesta en escena del cineasta Mario Martone, que utiliz¨® un eficaz eje giratorio para cambiar de escena y subrayar el bucle melanc¨®lico en el que termina sumida siempre cada revoluci¨®n. El riesgo del montaje, sin embargo, resid¨ªa en la alta exigencia al tenor protagonista, Yusif Eyvazov, que ayer debutaba en La Scala con una pieza en la que deb¨ªa mostrar sus credenciales vocales desde la primera escena.
Anna Netrebko acompa?¨® sobre el escenario a su marido, el tenor Eyvazof, en su debut en La Scala
Y ten¨ªa un problema a?adido. Eyvazov es el marido de Anna Netrebko, que ayer volvi¨® a brillar en el papel de Maddalena y en la ejecuci¨®n fant¨¢stica del aria La mamma morta. Con ella, en pleno esplendor de su carrera, no hab¨ªa dudas. Tampoco con el solvente Luca Salsi en el papel del criado (G¨¦rard). Pero sobre el consorte pesaba la terrible losa de la maridocracia que impone la diva rusa. ¡°Un h¨¦roe¡±, le defini¨® Chailly, que conoce el pa?o y se ol¨ªa el peligro al que se expon¨ªa. Y sali¨® airoso. Supo utilizar los colores apropiados para un papel extremadamente exigente. Y el p¨²blico, que le esperaba intrigado, le aplaudi¨® considerablemente en el entreacto y al final de la funci¨®n. La ovaci¨®n dur¨® 11 minutos: correcto en una apertura milanesa (Madama Butterfly se llev¨® 13 el a?o pasado), y hubo alg¨²n silbido y leve abucheo, por supuesto, procedente del lugar habitual.
A 3.000 euros la entrada, el p¨²blico asiste con mayor complacencia al espect¨¢culo desde la platea. Pero los loggionisti ¡ªalgo as¨ª como los hooligans musicales del teatro¡ª est¨¢n siempre listos para la bronca. Se sientan en los asientos baratos, acuden con la partitura en la mano y acuchillan con extraordinaria frialdad al cantante que da mal una nota recordando que la ¨®pera en Italia todav¨ªa es una fiesta capaz de derramar sangre. No es broma. Tienen en su historial haza?as tan significativas como echar del escenario en plena funci¨®n de Aida al tenor Roberto Alagna, que ya no quiso volver m¨¢s. A los ultras del gallinero, por supuesto, esa decisi¨®n les pareci¨® infantil. Y ayer no se les escuch¨®. Buena se?al. O quiz¨¢ tambi¨¦n eso haya cambiado.
Babelia
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