Risto Mejide: ¡°Soy especialista en caer mal¡±
El presentador, que tiene en antena la nueva temporada de 'Chester', se define como un intruso en su trabajo
Precedido por su reputaci¨®n de altivo, soberbio y perdonavidas ajenas, Mejide sorprende en persona por su exquisita, impecable, incluso sol¨ªcita cortes¨ªa. Llega a la hora, se pone a las ¨®rdenes, cero pamplinas, todo facilidades. Le acompa?an, eso s¨ª, dos asistentes m¨¢s o menos personales y su esposa, la modelo Laura Escanes, de 21 a?os, a la que presenta como ¡°mi pareja¡±, y a la que no puede dejar de mirar cuando se cruzan. Cierto que est¨¢ en plena promoci¨®n de la nueva temporada de Chester (Cuatro, los domingos? las 21.30) y que, como buen publicista, sabe que la amabilidad con los medios le va en el sueldo. Pero su inter¨¦s por el otro parece genuino y su talante, amabil¨ªsimo. Si se lo hace, el interesado y el amable, lo disimula fant¨¢sticamente. Pero no ser¨ªa la primera vez que da gato por liebre al respetable.
Hola, colega, ?c¨®mo est¨¢?
Feliz, fenomenal, como nunca.
Cu¨¢nto me alegro. Pero lo de colega iba con segundas.
Ya. Ya me gustar¨ªa ser colega, pero no lo soy. Soy un intruso donde voy. Un publicitario que no estudi¨® publicidad y un entrevistador que no estudi¨® periodismo.
?Un intruso o un impostor?
Tambi¨¦n, pero eso implica mentira y yo no miento. Lo que no soy es falso. En el 97 me pagaban 3.000 euros en un banco para trabajar como financiero y me fui a trabajar gratis a una agencia.
O sea, le mueve solo la pasi¨®n.
?Qu¨¦, si no? ?Por qu¨¦ te r¨ªes?
Porque eso choca con los prejuicios que circulan sobre usted.
?Qu¨¦ prejuicios? Dispara.
Que es un chulo. Desmi¨¦ntalo.
Marca personal
Del implacable juez del talento ajeno del primer Operaci¨®n Triunfo al c¨®mplice y a veces obsequioso entrevistador de Chester, Risto Mejide (Barcelona, 1974) ha logrado crear un sello personal como comunicador televisivo. Por algo estudi¨® Direcci¨®n de Empresas.
No, eso no puedo desmentirlo. Me perseguir¨¢ toda la vida. Uno no puede decir que es humilde. En cuanto lo dice, deja de serlo. Adem¨¢s, soy especialista en caer mal a todo el mundo, lo s¨¦. Algo habr¨¦ hecho para ello, lo asumo.
?Se le caen los prejuicios con sus invitados en sus entrevistas?
Yo tambi¨¦n los tengo, ?qui¨¦n no? Pero un prejuicio es una oportunidad de actualizaci¨®n. Y al tener a alguien cara a cara dos horas, cambia mi opini¨®n sobre ¨¦l siempre, para bien o para mal.
?Usa cuestionario previo?
Jam¨¢s. Si est¨¢s pensando en la siguiente pregunta, no escuchas. Me cuesta much¨ªsimo escuchar, pero ese es mi ¨²nico secreto, lo ¨²nico que realmente hago ah¨ª.
?Necesitamos ser escuchados?
Siempre. Y tenemos los mismos problemas. Queremos enamorarnos, ser felices. Trascendernos y transformarnos. Transformarnos en el sentido de evolucionar, realizarnos, sentir que haces algo por ti o por alguien. Y trascendernos, que lo que hagamos resuene en alguien, quien sea.
?Una entrevista es de quien pregunta o de quien responde?
Una entrevista es un pacto, un deporte de equipo. Si el otro no decide ser generoso, te vas a ir de vac¨ªo, y t¨² lo sabes mejor que yo. Pamela Anderson, por ejemplo, puso el foso y se me fue cruda.
?Hay formas de vadear fosos, un gesto, una mirada un silencio?
Absolutamente. Un silencio puede ser una pregunta porque invita al otro a rellenarlo. Y una cara de p¨®ker: esa cara es la pregunta. Pero ah¨ª s¨ª que ha habido una evoluci¨®n m¨ªa. He pasado de usar el bate de beisbol a la acupuntura. Esa es mi evoluci¨®n como... no s¨¦ c¨®mo llamarme, ya he dicho que soy un intruso: ni periodista, ni entrevistador, ni sparring...
Autodef¨ªnase, pues. Deme un titular de cinco palabras.
No, no voy a hacerte tu trabajo, colega, pero casi. Digamos que soy el tipo que est¨¢ ah¨ª sentado.
Pero ese tipo sentado es tambi¨¦n una celebridad que ha sido noticia por su boda, por ejemplo.
Todos tenemos un escaparate que mostramos, y decidimos qu¨¦ poner en ¨¦l. Yo he decidido tener un escaparate peque?o, porque me dedico a esto y entiendo el inter¨¦s, pero tambi¨¦n tengo tienda y trastienda, y esas son solo m¨ªas.
En el escaparate, y usted lo sabe, se pone lo m¨¢s vistoso.
S¨ª, y lo que m¨¢s vende, puede ser, pero no siempre lo mejor.
Es sabido que una pregunta ¨ªntima suya, m¨¢s all¨¢ del escaparate que ella decide mostrar, le cost¨® un disgusto con Vanessa Mart¨ªn. ?Vale todo por un titular?
No. Hice mal. Traspasar esa l¨ªnea roja me cost¨® caro. No hay titular que merezca una amistad.
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