Risto Mejide mete miedo
De la vuelta de 'Chester' se concluye que Risto es de los entrevistadores buenos
Para cualquier entrevistador televisivo de por aqu¨ª debe de ser una faena tener sobre la cabeza el p¨¦ndulo de I?aki Gabilondo, m¨¢s que una referencia un estigma en el muy dif¨ªcil g¨¦nero period¨ªstico del t¨² a t¨², donde tantos hacen el rid¨ªculo d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n. Pero quitando la irremediable evidencia de que en esas lides Gabilondo es Dios o se le parece cantidad, hay que concluir que Risto Mejide es de los buenos, incluso de los muy buenos.
Ha vuelto Chester en Cuatro, y sin filtro, lo que es de agradecer. El feroz verdugo de triunfitos reconvertido en sacacorchos de confesiones, l¨¢grimas y revelaciones m¨¢s o menos exclusivas coloc¨® la palabra Miedo como leit motiv de su regreso en la noche del domingo en Cuatro. Miedo era lo que ¨¦l met¨ªa a aquellos pobres diablos que intentaban hacer gorgoritos en busca de una carrera musical, as¨ª que de esto sabe bastante.
Pero m¨¢s sabe Antonio Pampliega, un tipo que llora ante la c¨¢mara como Nureyev volaba por los aires, con una mezcla desarmante de poes¨ªa y cojones. Al Qaeda lo secuestr¨® en Siria y, de los 299 d¨ªas que dur¨® su cautiverio, este periodista se pas¨® 204 a solas en un cuartucho esperando a que lo degollaran. ¡°Todos los d¨ªas durante todos esos meses me estuve preparando para morir¡±. Eso es miedo. Y pensar en lo que estar¨¢ pensando tu madre, me qued¨¦ sin hijo, por ejemplo. Eso tambi¨¦n da miedo. Para m¨¢s inri, estamos ante un hombre con sentimiento de culpa. ¡°Lo siento¡±, le dice el h¨¦roe Pampliega a su hermana Alejandra, que visita el plat¨®.
Tambi¨¦n ese se?or sin rostro capaz de bloquear cuerpos y mentes debi¨® de coger la mano de Mar¨ªa Teresa Campos en el trayecto hacia la Jim¨¦nez D¨ªaz cuando una isquemia cerebral entr¨® sin llamar a la puerta. Se salv¨® y luce estupenda, pero no hay marcha atr¨¢s: ¡°Ese miedo te deja ya tocada¡±. La Campos, tambi¨¦n con l¨¢grimas asomando, le revela a Risto c¨®mo ella ya se hab¨ªa autodiagnosticado por adelantado: ¡°Entonces hab¨ªa demasiadas cosas que me hac¨ªan da?o y yo me dec¨ªa: te va a dar algo en la cabeza¡±, y le dio.
Risto Mejide logra, no se sabe bien c¨®mo, que una de las dos reinas de la ma?ana (la otra es Ana Rosa Quintana y, visto lo visto el domingo, bajo la educada caranto?a mutua subyacen soterradas batallas entre las dos damas) hable del suicidio de su marido, Jos¨¦ Mar¨ªa Borrego, en 1984. El hombre llevaba a?os con esa idea en la cabeza, ¡°casi desde el principio¡±, confiesa la invitada.
Pero tambi¨¦n hay sitio para el cachondeo. Mar¨ªa Teresa Campos cuenta aquella noche en que comparti¨® un porrete con Joaqu¨ªn Sabina durante una entrevista. ¡°?Me est¨¢s diciendo que estabais fumados durante la entrevista?¡±, inquiere el lobo feroz no tan feroz. ¡°Pero era por trabajo¡±, r¨ªe la invitada.
Risto Mejide se hace bastante el actor durante las entrevistas en su sill¨®n Chester, esto va con el personaje, una marca en s¨ª mismo, no se olvide que viene de la publicidad. Pero deja hablar con inteligencia y buen tino. A Risto Mejide, que habla poco, la gente le cuenta cosas. Y eso es lo que cuenta.
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