La estrella que se labr¨® su personaje
Robin Wright, la actriz, una de las mujeres m¨¢s poderosas seg¨²n ¡®Time¡¯, se rebela contra su suerte art¨ªstica
Alg¨²n guionista habr¨¢ suspirado aliviado. La quinta temporada de House of Cards acababa con el personaje de Claire Underwood, encarnado por Robin Wright, entrando en la Casa Blanca, pero no como primera dama, sino como presidenta. El posterior esc¨¢ndalo de abusos sexuales que ha pulverizado la carrera del actor coprotagonista de la serie, Kevin Spacey, le quitar¨¢ mordiente a la historia en la sexta temporada, pero al menos no hay que cambiar al m¨¢ximo mandatario. Respiro generalizado en la plataforma Netflix, donde saben que no hay que buscar relevo para capitanear el show: cuentan con una actriz como Robin Wright, una potencia interpretativa que ha basado su carrera en la resistencia.
Hace tres meses contaba, en una entrevista a este diario, su esfuerzo en los ¨²ltimos a?os por dar vida a personajes activos, alejados del estereotipo de comparsa: ¡°Me siento muy feliz de interpretar estos papeles. Cada una de estas mujeres, a su manera, da ejemplo, tienen la mente clara y su propio c¨®digo ¨¦tico. Son luchadoras sin importarles su f¨ªsico. Me siento como si estuviera comenzando de nuevo, al principio de mi carrera. Ya he llegado a mi cupo de esposas dolientes y mujeres destrozadas. Ahora me toca personificar la otra cara de la moneda¡±.
Robin Wright (San Diego, 1966) ha estado toda su vida batallando, luchando para que el p¨²blico y los productores olvidaran los t¨®picos que pudieran marcar a malas sus decisiones art¨ªsticas. Como sus primeros pasos como modelo desde los 14 a?os, que dej¨® atr¨¢s al empezar en el culebr¨®n Santa B¨¢rbara en 1984, con emisi¨®n diaria. All¨ª se curti¨®, logr¨® algunas candidaturas a los premios Daytime Emmy y dio el salto para interpretar a Buttercup en La princesa prometida.
Sepultada por sagas gal¨¢cticas y todo tipo de aventuras con superhero¨ªnas, ahora La princesa prometida es recordada por muchos m¨¢s que un pu?ado de fans irredentos. En 1987, esa pel¨ªcula, dirigida por Rob Reiner y escrita por William Goldman, sorprendi¨® por su humor y por su vuelta de tuerca a los cuentos de pr¨ªncipes y princesas. Catapult¨® a Wright, que conoci¨® a su pareja de casi dos d¨¦cadas, Sean Penn, en su siguiente gran trabajo, El clan de los irlandeses. Esa relaci¨®n sentimental marc¨®, probablemente, sus decisiones art¨ªsticas. Fue rechazando papeles que coincidieran con sus embarazos. Aun as¨ª, logr¨® un hueco en t¨ªtulos como The Playboys, Forrest Gump (momento en el que el gran p¨²blico se enamor¨® de ella), ?Toys, Hurlyburly ¡ªdonde coincidi¨® con Spacey¡ª, Moll Flanders¡ Por desgracia, siempre era la ¡°novia de¡± o ¡°esposa de¡±. Penn s¨ª supo sacarle partido en sus pel¨ªculas como Cruzando la oscuridad o El juramento, y ella tambi¨¦n pudo optar a t¨ªtulos como Atrapada entre dos hombres.
Tras el esc¨¢ndalo que ha engullido a Kevin Spacey, ha pasado a protagonizar la serie ¡®House of Cards¡¯
A final de los a?os noventa y principios de este siglo, Wright, que entonces era Robin Wright-Penn, corri¨® el peligro de convertirse en la nueva Michelle Pfeiffer: un rostro muy popular, pero que no acababa de interpretar grandes papeles en la madurez. Combin¨®, con otras elecciones m¨¢s acertadas, el rol habitual de ¡°esposa de¡± en El protegido, la mejor pel¨ªcula del inquietante M. Night Shyamalan. Y remont¨® gracias al cine de autor, a t¨ªtulos de tama?o mediano pero con personajes femeninos con enjundia.
¡°No s¨¦ si esos papeles se parecen a m¨ª, pero lo que s¨ª me han permitido, gracias a la fama, es generar conversaci¨®n sobre temas que me interesan. Por ejemplo, hablar de las ONG para las que trabajo desde hace 11 a?os ayudando a las mujeres de Congo. Como dec¨ªa Gandhi, si quieres que cambien las cosas, tienes que ser el motor¡±, asegur¨® la actriz, volcada en apoyar con la organizaci¨®n Enough Project a congole?as atrapadas en un pa¨ªs violento y corrupto por el tr¨¢fico de minerales.
En 2014 la revista Time la se?al¨® como una de las 100 personas m¨¢s influyentes del planeta precisamente por su trabajo en esa ONG, pero tambi¨¦n por un combate fuera de la pantalla que ha convertido en su bandera: la lucha por la igualdad salarial entre actores y actrices. ¡°Es muy sencillo y lo digo siempre: mismo trabajo, mismo sueldo. No s¨¦ por qu¨¦ tiene que haber diferencias entre hombres y mujeres¡±, aseguraba el pasado septiembre. En 2017 la diferencia entre los sueldos del actor mejor pagado y el de la actriz mejor pagada es de m¨¢s de 40 millones de d¨®lares.
Uno de los trabajos menos conocidos de Wright encierra sin embargo una acertada met¨¢fora de su vida art¨ªstica y, en general, de la de cualquier int¨¦rprete que entra en la madurez. En El congreso (2013) se encarna a s¨ª misma como una Wright actriz que vende su cuerpo ¡ªy su alma, aunque ella no sea consciente¡ª a un gran estudio de Hollywood, que por una impresionante cantidad de dinero adquiere su imagen cinematogr¨¢fica para hacer todo tipo de pel¨ªculas ¡ªincluso de acci¨®n, de las que abomina la Wright de esa historia¡ª durante los pr¨®ximos 20 a?os, con lo que ella seguir¨¢ eternamente joven en pantalla. Pero cuando la actriz se deja escanear voluntariamente no es consciente de lo que significa de verdad ceder su identidad f¨ªlmica. Las reflexiones que encara El congreso le sirvieron a la aut¨¦ntica Wright, que decidi¨® no venderse ni rendirse. Lleg¨® una gran oportunidad de demostrarlo con la serie House of Cards.
La igualdad salarial entre hombres y mujeres ha sido una de las batallas en las que ha plantado cara
Al contrario que en la serie original brit¨¢nica en la que se inspira la versi¨®n americana, el personaje de Wright tiene fuerza, aspiraciones y acaba presidiendo su pa¨ªs. Y al contrario que su alter ego de El congreso, la actriz est¨¢ en filmes de acci¨®n tras haber cumplido medio siglo, por ejemplo en Wonder Woman y Blade Runner 2049. Ha logrado un equilibrio entre la enjundia de su ambiciosa Claire Underwood en House of Cards y los personajes interesantes en blockbusters.
No hace falta ser un adivino para entender que Robin Wright va a seguir en pantalla hasta que quiera; que ir¨¢ recogiendo los papeles que ya no hagan Meryl Streep, Glenn Close y toda la generaci¨®n precedente, y que el p¨²blico se mantendr¨¢ fiel con la actriz resistente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- House of Cards
- Robin Wright-Penn
- Netflix
- Series americanas
- Series drama
- G¨¦neros series
- Plataformas digitales
- Series televisi¨®n
- Televisi¨®n IP
- Programa televisi¨®n
- Internet
- Televisi¨®n
- Programaci¨®n
- Eventos
- Empresas
- Cultura
- Medios comunicaci¨®n
- Espa?a
- Econom¨ªa
- Telecomunicaciones
- Comunicaci¨®n
- Sociedad
- Comunicaciones
- Ideas