De putas y militares
Las buenas y honestas intenciones del cineasta venezolano Rom¨¢n Chalbaud no se han entendido siempre correctamente
Esta semana se ha publicado un comentario sobre el director venezolano Rom¨¢n Chalbaud compar¨¢ndolo nada menos que con la alemana nazi Reni Riefenstahl. Al mismo tiempo, al presidente Hugo Ch¨¢vez se le encontraban paralelismos con Hitler por haber ¡°ungido¡± a Chalbaud ¡°cineasta mayor del r¨¦gimen¡± hace ahora 12 a?os. Al parecer fue entonces, en una reuni¨®n, cuando Ch¨¢vez le encarg¨® p¨²blicamente al director una pel¨ªcula que contara al mundo las atrocidades del caracazo, aquellas sangrientas protestas populares que hab¨ªan convulsionado Caracas en la primavera de 1989, labor que Chalbaud acept¨®. ¡°?Ya basta de ese cine de putas y maricones!¡±, dicen que dijo entonces el comandante, sin caer en la cuenta (o no) de que las pel¨ªculas m¨¢s famosas de Chalbaud son precisamente las que dedicaron su atenci¨®n a los submundos marginales de malandros y perdedores ¨C-El pez que fuma, La gata borracha, La oveja negra, Ca¨ªn adolescente, Cangrejo, Cuchillos de fuego¡-- desde las que se analizaba la oculta realidad venezolana del petr¨®leo y la corrupci¨®n. Chalbaud fue repetidas veces premiado por ellas en medio mundo ¨Cen el festival de San Sebasti¨¢n recibi¨® un homenaje en 1985 siendo m¨¢s tarde miembro de su jurado¨C, y sigue siendo hoy el m¨¢s reconocido cineasta de su pa¨ªs, adem¨¢s de hombre de teatro y televisi¨®n, precisamente por estas obras, El pez que fuma, a la cabeza.
En los ¨²ltimos a?os, y no sin dificultades econ¨®micas, ha realizado pel¨ªculas patri¨®ticas que tratan de contar el hero¨ªsmo de la historia de Venezuela ¨CZamora, tierra y hombres libres, D¨ªas de poder, y este mismo a?o La planta insolente sobre la invasi¨®n extranjera sufrida durante el mandato del presidente Cipriano Castro a principios del siglo XX, encargo que al parecer fue de nuevo sugerido por el propio Ch¨¢vez hace ahora m¨¢s de cinco a?os, quiz¨¢s tratando de encontrar cierto paralelismo con la actualidad.
El caso es que las buenas y honestas intenciones de Chalbaud no se han entendido siempre correctamente. Cuando su cine era corrosivo, cr¨ªtico y popular se le acusaba de ¡°estar financiado en su totalidad por el corrupto petroestado de la Venezuela saudita, anterior a la era Ch¨¢vez¡±, y ahora de haber estado atento ¡°a que Ch¨¢vez pudiese de improviso, tal como acostumbraba, asignar una millonada a las subvenciones culturales.¡± Parece que en todas partes cuecen habas y que la maledicencia corre por doquier en libertad y gratis. Aunque se aprecie en La planta insolente que se trata de una producci¨®n m¨¢s bien escasa de medios.
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