Sof¨ªa Loren y las nuevas maneras de leer
Estamos en tiempos de una lectura estrecha, que se conforma con lo primero que ve para resumir hasta la biblia en pasta
Demasiado atrevido fue quien invent¨® aquella manera de resumir: ¡°He le¨ªdo Guerra y paz. Va de Rusia¡±. Cre¨ªa que se estaba riendo de un imposible. Ahora abres las redes sociales, ?y los peri¨®dicos!, y es posible leer en ¨¦xtasis a descubridores de libros de los que se dice solo una l¨ªnea. ¡°Trata de Rusia¡±. Bagar¨ªa invent¨®, con Miguel Mihura, una alegor¨ªa para empeque?ecer la lluvia: Dos hombres hablan bajo una gota enorme que cae sobre el pueblo. ¡°?Y esto qu¨¦ es?¡±, dice uno. ¡°Una nueva manera de llover: cae una gota enorme y ya es la lluvia¡±.
Sof¨ªa Loren dijo que ella hab¨ªa empezado a ser tenida en cuenta cuando empez¨® a crecer a los lados. Estamos en tiempos de una lectura estrecha, que se conforma con lo primero que ve para resumir hasta la Biblia en pasta. Lo que se lee en seguida, aunque no contenga nada, se har¨¢ viral si contiene al menos un insulto, una definici¨®n terminante, un rumor suculento. ¡°Hemingway era un poco homosexual¡±. Y mil moscas acuden a los likes.
Las redes impactan porque parecen res¨²menes de lo que pasa. Res¨²menes en los que se unen falsedades, que ya llamamos fakes, e insolencias, todo mezclado con ideolog¨ªa. Desde ese pedestal se dicta lo que se debe leer en prensa. Ya no depende de si la informaci¨®n es buena o mala: la l¨ªnea de la calidad es la fidelidad a un sector u otro del griter¨ªo. Like, No like. Y te quedas tan pancho.
Las redes han monopolizado tambi¨¦n la sensaci¨®n de leer. ?D¨®nde lo has le¨ªdo? ¡°Lo he le¨ªdo en Twitter¡±. Escritores importantes aparecen en el peri¨®dico opinando de lo que han le¨ªdo o de lo que han visto, y siempre leer¨¢s en Twitter o acull¨¢ a quienes dicen que jam¨¢s leer¨ªan una l¨ªnea de ellos porque ya compraron sus sambenitos. ¡°Porque no me gusta lo que piensan, no me gustan lo que son, no me gustan y punto, etc¨¦tera¡±.
Es una nueva manera de leer: se deja de leer y ya es como si lo hubieras le¨ªdo todo. Lees el principio de una informaci¨®n o de un art¨ªculo o de un libro y, seg¨²n el peri¨®dico que sea o el autor que sea, ya es verdad o mentira, o ya es basura y punto, para qu¨¦ m¨¢s.
El esfuerzo del periodista para contextualizar su informaci¨®n, para abrevar en fuentes distintas sobre una misma materia, el esfuerzo mismo de cualquier peri¨®dico por contextualizar la realidad se va al pozo. El esfuerzo de un escritor deja de tener trascendencia porque simplemente el otro d¨ªa dijo que le gustaba Ciudadanos, o Podemos, o vete t¨² a saber qu¨¦. Da igual lo que digas, las redes tienen su dedo de borrar, o de tachar, desde el baluarte inc¨®lume de la certidumbre ideol¨®gica.
Con los libros pasa y pasa con las discusiones y con las conversaciones. Se ha infantilizado, qu¨¦ quieren que les diga, la lectura, y esta ha de ser minuciosa y detenida, de nuevo. Para eso, como dice Timothy Snyder en Sobre la tiran¨ªa (Galaxia Gutenberg), hay que volver a leer peri¨®dicos, detenidamente; las informaciones de los peri¨®dicos, lo que de verdad dicen; no lo que te dicen que dicen, sino aquello que proviene del viejo oficio de informar para hacer que los otros sepan. Ahora estamos, otra vez, en la era infantil de la lectura: se lee solo lo que salta a la vista. Cuando crezca la lectura hacia arriba todos los nuevos inventos nos ayudar¨¢n a entendernos. Ahora a lo que contribuyen los nuevos inventos es, para nuestra desgracia, a confundirnos m¨¢s, mostr¨¢ndonos solo una parte min¨²scula del esfuerzo que hay que hacer para que llueva de veras sobre el pueblo.
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