Carmen seduce al dibujante de los dos millones de libros
Benjamin Lacombe expone en el Museo Abc el personaje poderoso y oscuro que ha creado para la novela de Prosper M¨¦rim¨¦e
Un d¨ªa de oto?o de 1831 Prosper M¨¦rim¨¦e se sent¨® en Madrid a escribir una extensa carta al director de La Revue de Paris. Regresaba de una b¨²squeda por Andaluc¨ªa tras el rastro de bandoleros, que hab¨ªa resultado un fracaso. ¡°Casi siento verg¨¹enza¡±, confesaba. Le acompa?aba, sin embargo, todo el material que verter¨ªa en una novela corta, de t¨ªtulo m¨¢s corto a¨²n, destinada a forjar uno de los arquetipos femeninos m¨¢s largos: Carmen, la cigarrera de fatal final, que se populariz¨® masivamente tras convertirse en una ¨®pera de Georges Bizet.
En otro d¨ªa de oto?o tambi¨¦n se sent¨® en Madrid el dibujante Benjamin Lacombe (Par¨ªs, 1982). Provisto de rotuladores, empez¨® a perfilar el rostro de Carmen, atrapado en una mantilla-telara?a, mientras contestaba a algunas cuestiones. A su alrededor se asomaban 23 ilustraciones originales que ha realizado con tinta china, gouache y ¨®leo para la obra de M¨¦rim¨¦e y que estar¨¢n expuestas hasta el 4 de marzo en el Museo Abc. Su Carmen es todo ojos y cabello, todo oscuridad y desaf¨ªo. ¡°Es una figura feminista, que defiende la igualdad y se rebela. No considerarse un ser inferior es lo que la lleva al destino final¡±, expone. ¡°Y se ha convertido en un icono del feminismo contra la voluntad de M¨¦rim¨¦e, que le ten¨ªa miedo. ?l era un hombre del siglo XIX, y habla de ella como si fuera una bruja¡±, a?ade.
Los estereotipos decimon¨®nicos est¨¢n presentes en toda la obra, en especial en el cap¨ªtulo cuarto, cuajado de prejuicios hacia los gitanos. ¡°Hay que situar el libro en su contexto¡±, puntualiza Lacombe, ¡°muchos podr¨ªan considerar racista al escritor, pero era alguien formado, que hab¨ªa viajado, que ten¨ªa pasi¨®n por Espa?a y que, simplemente, era un hombre de su tiempo¡±.
Para su versi¨®n de Carmen, publicada por Edelvives, Lacombe ha ideado una atm¨®sfera entre melanc¨®lica y tenebrista, acorde con el esp¨ªritu rom¨¢ntico de la ¨¦poca en que se desarrolla la ficci¨®n que envuelve al tri¨¢ngulo formado alrededor de la cigarrera sevillana. Como en sus ¨¢lbumes anteriores, Lacombe ha elegido todos los aspectos, desde la tipograf¨ªa blanca sobre p¨¢ginas negras hasta una portada cubierta en tela y parcialmente bordada que transforma el libro en un objeto preciosista. Junto a la singularidad art¨ªstica ¨Cla telara?a de la gitana engarza unas p¨¢ginas con otras-, se ofrece la versi¨®n de la obra traducida por Mauro Armi?o y material adicional de gran inter¨¦s como una de las cartas que el novelista M¨¦rim¨¦e env¨ªa a La Revue de Paris, donde se anticipan algunos de los personajes que luego poblar¨¢n Carmen, publicada en 1845.
Es la segunda gitana que protagoniza un libro de Lacombe. Antes ilustr¨® Nuestra se?ora de Par¨ªs, de V¨ªctor Hugo, donde tiene un papel esencial la z¨ªngara Esmeralda. ¡°Aunque son gitanas y esp¨ªritus libres, son personajes diferentes. Carmen no es una v¨ªctima como Esmeralda. La andaluza es plenamente consciente del arma de seducci¨®n que tiene y defiende su libertad a costa de todo¡±, compara.
Iconos femeninos reales y ficticios
Frida (2017). Con textos de S¨¦bastien P¨¦rez, el ¨¢lbum abraza el universo colorido de la pintora mexicana a trav¨¦s de flores, joyas, calaveras o piezas ortop¨¦dicas.
Alicia en el pa¨ªs de las maravillas (2016). Lacombe va m¨¢s all¨¢ de la ilustraci¨®n: juega con la tipograf¨ªa y apuntala el libro con material adicional como las cartas de Lewis Carroll.
Mar¨ªa Antonieta. Diario secreto de una reina (2015). Una explosi¨®n rococ¨® que evoca en ocasiones las composiciones florales y frutales de Giuseppe Arcimboldo. Usa cartas reales para tratar de armar un retrato ¨ªntimo de la reina que perdi¨® su cabeza.
Blancanieves (2011). Su protagonista es una joven demacrada de ojos saltones perseguida por p¨¦rfidos cuervos. Sus revisiones sit¨²an a los protagonistas de cuentos infantiles en escenarios desasosegantes y tenebrosos.
Nuestra Se?ora de Par¨ªs (2010). Editado por Mondadori, fue su primera incursi¨®n en un cl¨¢sico, a la que luego seguir¨ªan Cuentos macabros, de Edgar Allan Poe, en la traducci¨®n de Julio Cort¨¢zar.
Hay personajes ojipl¨¢ticos, uno de los rasgos caracter¨ªsticos de este ilustrador franc¨¦s que se est¨¢ comiendo el mundo: ha vendido dos millones de ejemplares y ha publicado casi 40 obras, entre ilustraciones de cl¨¢sicos como Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, ¨¢lbumes propios como el c¨®mic El esp¨ªritu del tiempo o creaciones compartidas con los textos de Sebastien P¨¦rez como el dedicado a Frida Kahlo o El herbario de las hadas. Aunque todos sus trabajos tienen personalidad propia, se puede rastrear el ADN de Lacombe en casi todos ellos. ¡°Para m¨ª lo interesante es la interpretaci¨®n de la realidad. Para retratar lo real ya est¨¢n la fotograf¨ªa y el v¨ªdeo¡±, explica el dibujante, un inusual ejemplo de ¨¦xito precoz y talento prol¨ªfico.
Su primera obra, elaborada como proyecto de fin de carrera para la Escuela de Artes Decorativas de Par¨ªs, se public¨® en marzo de 2006. Elegido al a?o siguiente como uno de los mejores libros juveniles editado en EE UU por Time Magazine, se convirti¨® en seguida en un superventas. Desde entonces, Lacombe vive una escalada de ventas y proyectos. Muchos de ellos protagonizados por mujeres ic¨®nicas, ya fueran reales como Mar¨ªa Antonieta o ficticias como Blancanieves. Siempre con un punto oscuro, incluso cuando se trata de proyectos infantiles, porque sostiene que los ni?os no quieren ser tratados como tontos.
Babelia
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